Cómo ser más joven gracias a la Geografía

Tiene razón inmensa en su canción Pablito Milanés: simplemente… el tiempo pasa y nos vamos poniendo añejos. Y aquí llega la pregunta de todos nosotros (incluyéndolas a ellas): ¿qué se puede hacer para echar atrás el reloj del tiempo? A Pablito ya le llegó ese momento, pues el próximo 24 de febrero cumplirá 70 años exactamente. El periodista, autor de este comentario, tendrá 66 años el cercano 23 de febrero.

A causa de eso, al leer el principio de este trabajo periodístico, no dudo que los cibernautas se hayan vuelto mentalmente hacia mí para preguntarme con toda lógica: “No me dirá que en la ciencia geográfica está la respuesta”.

Pues sí, efectivamente, en la geografía podremos hallar un camino cierto y claro para ser un poquito más jóvenes que ayer.

Veamos por qué motivo. Primero, analicemos cómo se mide el tiempo en la geografía del planeta Tierra. La multiplicidad y rapidez de los medios de comunicación hicieron necesario un acuerdo internacional sobre los horarios en el mundo. Entonces, se recurrió a los llamados husos horarios, a partir de la división del mapa mundial en meridianos.

¿Y qué son los meridianos? Pues las líneas imaginarias que van de un extremo al otro de la Tierra, de Norte a Sur, o sea, de un polo, el Ártico —situado en el hemisferio Norte— al otro polo terrestre, la Antártida —en el hemisferio Sur.

En cualquier punto de nuestro azul planeta, cada hora que transcurre recorre 15 grados de Este a Oeste. Es decir, si multiplicamos 15 grados por 24 horas nos dará los 360 grados en que se divide teóricamente la Tierra, según los meridianos.

El meridiano 180, a partir del cual se comienza a contar el día, pasa por el Océano Pacífico sin crear problemas de importancia, de polo a polo de la Tierra. Se le denomina Línea Internacional de la Fecha.

Y, precisamente, aquí comienzan a suceder fenómenos geográficos muy interesantes.

Primero, esa línea imaginaria se desvía en el Estrecho de Bering, que separa a Rusia de Estados Unidos de América, para que el extremo de la Federación Rusa no tenga la misma hora que el Estado de Alaska, territorio estadounidense.

Otro ejemplo curioso sobre la desviación de los meridianos, según intereses de cada país, lo tenemos en nuestra Cubita la bella, en el meridiano, 75 longitud Oeste, que pasa exactamente por Yateras, en la zona oriental de nuestro país. Pero, de no desviarse a propósito ese meridiano, desde Marianao —zona capitalina— hasta el Cabo de San Antonio, en la provincia pinareña, estaríamos los cubanos en horarios diferentes en partes del territorio nacional.

De ahí que exista una desviación en el meridiano 75 y, entonces, todo nuestro archipiélago tiene una misma hora en los relojes de los más de 11 millones de habitantes.

Pero, vuelvo al tema central: ¿puede la geografía influir y hasta determinar en la juventud de las personas? ¿Sí o no?

Comienzo por recordarles a ustedes que los sábados, en muchas ocasiones, leemos o escuchamos en la radio o la TV noticias generadas en Japón, pero ocurridas el domingo siguiente. Precisamente, la Línea Internacional de la Fecha establece que cada nuevo día comienza por el Este. Entonces, las personas que viven hacia el Oeste de esa Línea Internacional se encuentran con un día de retraso en el calendario. En consecuencia, si alguien viajara en avión cada jornada hacia el Oeste tendría siempre un día de atraso respecto a quienes viven hacia el Este del meridiano 180. O sea, quienes habitan el planeta en el Oeste del meridiano 180 son un día más jóvenes que los seres humanos que tienen sus casas en el Este de este mundo nuestro.

Entonces, medio en broma, medio en serio, la geografía del lugar donde vivamos nos puede hacer más jóvenes… o algo más viejitos.

¿Qué pensará de esto Pablito Milanés? ¿Lo sabrá? Ojalá lea Cubahora.