Hace más de 20 años era prácticamente imposible que por una u otra vía no recibiéramos la información de que una empresa, una fábrica o una pequeña unidad productiva cumplió o sobrecumplió sus planes, a veces con cifras increíbles.
Debió ser práctica generalizada, pero este breve apunte se refiere a una experiencia propia en la región de Cienfuegos, donde a pesar de su desarrollo industrial y en otros sectores, de lo que más se comunicaba era sobre las agriculturas cañera y no cañera.
Se hacían enormes movilizaciones de trabajo voluntario durante toda la semana, pero sobre todo los sábados y domingos, hasta tal punto que cerraban centros comerciales o de prestación de cualquier servicio porque sus empleados estaban en alguna actividad agropecuaria.
Los encargados de “cumplir la tarea” se ocupaban desmedidamente de alcanzar la meta a cualquier costo, sin importar mucho otros indicadores económicos que no fuera el de sembrar la cantidad planificada o producir los volúmenes indicados.
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El aseguramiento para llegar al objetivo era prioridad que hacía perder el sueño y sacrificar horas de descanso a muchos responsables de conducir las acciones, que entonces solicitaban un “parte diario” de cuanto se iba haciendo.
También las reuniones pululaban para chequear y exigir explicaciones de incumplimientos, así como las medidas para resarcir atrasos que eran calificados como tales según fechas que se imponían caprichosamente, sin análisis objetivos.
En ese contexto había una entidad de la Perla del Sur que daba públicamente una meta, pero resguardaba del conocimiento la verdadera, la del llamado Plan Técnico Económico, pues para garantizar un ritmo intenso de labor, confeccionaban otro al que daban en denominar Plan Operativo.
Resulta que en las gestiones reporteriles en busca de alguna de las cifras fijadas como aspiración, apareció otra institución que no satisfecha con el Plan Operativo, pidió otro extra, al que llamó Plan Moral que frecuentemente era exageradamente superior al Operativo y por supuesto, al Técnico Económico.
Tras consultas a unos y otros no apareció nadie que diera el Plan Moral, pero en medio de las búsquedas, un funcionario del área económica explicó que nada sabía de otras cifras porque él se limitaba a informar las cantidades oficiales a los niveles superiores.
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Al solicitarle por curiosidad ese plan que él informaba, dijo tranquilamente: El Plan Técnico Económico hace rato que ya está cumplido, por eso yo no me apuro mucho en darle a los jefes de La Habana el real que tenemos porque son sobrecumplimientos.
Entusiasmado por encontrar el hecho positivo, creo haber titulado la nota más o menos así: Cumplido plan de siembra de caña, y en el texto escribía entusiasmado que toda la provincia estaba ocupada en aumentar el sobrecumplimiento.
El enojo no se hizo esperar, pues tan pronto la nota apareció publicada, me culparon de estar provocando una desmovilización productiva, pues con esa noticia, nadie trabajaría con intensidad, pues las administraciones estaban exigiendo por las cifras inventadas y no la real, que ni siquiera conocían.
Estoy seguro de que si el bombardeo silencioso que está recibiendo la economía cubana cesa aunque sea parcialmente, o se encuentran otras maneras de esquivar los efectos de la guerra económica, volverán los cumplimientos de planes.
Ojalá que al retornar las noticias de metas vencidas a nadie se le ocurra reimplantar los nocivos inventos de ocultar una cifra, presentar otra superior pero falsa para motivar el trabajo, sino que se logre laboriosidad y aprovechamiento de la jornada laboral de manera consciente.
Javier Hernández Fernández
14/9/24 9:45
Aquellos cumplimientos de planes es sagrado.
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