Tiempo atrás había que estar alertas cuando al dar un notición, empezaban: "Dicen que... Oi decir que...", pero más había que desconfiar si al cuestionarles la veracidad de la información, aseguraban: "Lo sé de buena tinta".
Rara vez alguien afirmó haberlo leído en alguna publicación impresa, pero para no dejar lugar a dudas, atribuían hasta lo más disparatado a cualquier emisora que eran capaces de identificar y hasta decir la hora en que lo escucharon.
Las frases se están actualizando, pero el fenómeno se mantiene sin quedarse atrás, pues se modifica para peor según el avance de las tecnologías imperantes en el momento y en el lugar donde esté actuando el sabelotodo que siempre se presenta como experto en la materia.
Esos personajes son emplazamientos emisores de lo que ahora se ha dado en llamar Fake News, par de palabritas más difíciles de pronunciar que Noticia Falsa y que también están restando lugar a exclamaciones que duraron hasta los 70 del siglo pasado cuando alguien descubría que le estaban espetando una mentira.
¡Queeee paqueeeete! solía decirse por aquellos años hasta cuando en una película se presentaba alguna escena inverosímil en los filmes de aventura del Oeste, de capa y espada o en las de samuraís donde un cieguito ensartaba una aguja.
A los emisores de tales paquetes le ponían el calilficativo de paquetero, aunque para estar a tono con el momento, es mejor decir que le ponían la etiqueta de paquetero, pero como paquetero es una expresión de los tiempos de antes, en estos momentos, y con economía del lenguaje, algunos de ellos se hacen llamar: influencers.
- Consulte además: Influir sobre las personas
Tales seres emulan y hasta le ganan a humoristas que hacen chistes con el rostro más serio del mundo, pues además de la cara, cuidan cada gesto, así como el tono y volumen de voz, que van adecuando según las reacciones de la víctima o de las víctimas.
Harina de otro costal son los que han escuchado las mentiras y las repiten, pero el mayor de los males es que toman decisiones según esas falsedades como el caso de alguien que al despedirse dijo que una de las maletas no sería abierta porque con ella regresará a Cuba, según sus palabras: "cuando esto se caiga". (Y según testigos presenciales, la maleta permanece cerrada)
Lo mismo ocurre con quienes no tienen razones para ser enemigos, sino todo lo contrario, pero se convierten en transmisores de tales Fake News que reproducen con el agregado sabor a rencores y odios incomprensibles.
Y por supuesto, están los ingenuos, los inocentes, los impresionables, los temerosos que reciben esas Falsas Noticias y las analizan con sus miedos e incertidumbres y las repiten a veces con la esperanza de que alguien les diga que es mentira y les explique.
Si hay personas necesitadas de no ser inocentes receptores de mensajes, sino que las mayorías deben tener conocimientos de emisión, es el de las naciones víctimas de agresiones mediáticas ejecutadas mediante cuantiosos recursos con los cuales son capaces de elaborar cientos de diferentes, pero un mismo objetivo.
Y no creamos que ese tipo influecers y Fake News solo funcionan y causan estragos en los malos momentos, pues tienen tácticas y estrategias también para instantes de bonanza y todo tipo de bienestar.
Tales influencers se fabrican y promocionan como personas bien informadas, profundos analistas o infalibles personas que predicen el futuro, en fin, que-lo-saben-todo.
Por tanto, sigue siendo de actualidad aquella frase de alerta de Julius Fucik: Hombres, os he amado, estad alertas.
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