Los leguleyos (I)

En el año 2016 publicamos el post El discutión y nos referíamos a esos personajes que discuten de cualquier tema, apelan a los más increíbles argumentos y dicen los más insólitos disparates para ganar una discusión.

Entonces quedó pendiente hablar de los leguleyos que, por supuesto, también son una especie de “discutiones” cuya presencia en estos días ha sido más discreta, pero no totalmente eliminada en las colas, donde actuaban con total impunidad hasta hace pocos días.

Pudiera afirmarse que el colero ha usado las técnicas del discurso y el debate de los “discutiones” para confundir y aplicar sus conocimientos de leguleyo para reorganizar la más ordenada de las colas.

• Lea también: En Cuba un plan contra el egoísmo

Si implantan que la cola es física, marca varias veces y exige su derecho como cliente a que el comerciante tiene que venderle porque él o ella están presentes en la fila de espera.

Si al ocupar infinidad de turnos cada cierto número de personas confunde a todos los que le pidieron el último, entonces aclara con voz firme que nadie está perdido y señala a cada uno de los que están después de él en cada ocasión y se vuelve el guía de todos.

Si regulan la cantidad de mercancías para cada comprador, entonces se erige en un implacable vigilante con el propósito de que nadie compre más de lo establecido, pues le perjudicaría a él y su pandilla si el producto se agota.

Si cierran el establecimiento cuando todavía no ha llegado su turno, de inmediato organiza una lista y actúa sutilmente de acuerdo con las circunstancias, pues va imponiendo procedimientos para que el primero o los primeros pasen la noche en vela cuidando la cola.

Si le conviene reducir el número de personas que tiene delante, implanta rectificar los turnos tantas veces como necesite de manera que todos no puedan acudir.

Y, sin ánimo de ofender, es opinión generalizada que actúa en complicidad con personas que están dentro del sistema de almacenamiento, transportación y venta, lo mismo con o sin cargos de dirección, y constituyen fuente de información para el colero, que así puede adecuar las leyes.

Tampoco se redacta este párrafo con intención de ofender, pero por lo general las coleras y coleros tienen un porte y aspecto característico, son “discutiones” y leguleyos con alta capacidad de adaptación para desarrollarse en medio de los ambientes más organizados.

Desde hace varios días, este redactor ha escuchado nuevas expresiones de los coleros leguleyos, a los cuales nos referiremos en próximos viernes, pues en esta ocasión preferimos concentrarnos solo en esa característica de esgrimir las normas para desorganizar o, mejor dicho: rehacer las colas según sus conveniencias.

(Continuará, y si es con el aporte de los lectores, mucho mejor)