Al recorrer zonas agrícolas de Vietnam en 1986, le dije a colegas vietnamitas que la historia de ese país indochino había transcurrido en escenarios de arrozales y bambúes, y uno de ellos, que había sido condiscípulo y compañero de beca en el edificio de F y 3.a en La Habana, respondió: “La de Cuba ha sido entre cañaverales y palmeras”.
Y mientras los anfitriones quisieron sorprenderme con la canción Cuba, qué linda es Cuba, mi antiguo compañero en la Universidad de La Habana salió, regresó con un cassette y al concluir la melodía cubana pidió permiso para colocarlo, resultó ser Tumba la caña, cuya letra es:
Tumba la caña machetero. Tumba la caña
Tumba la caña machetero
Que ahí viene el carretero a recogerla enseguida
Bendita seas, bendita caña de nuestro destino
Tú eres la alegre llamita del fogón del campesino
Tumba la caña machetero. Tumba la caña
Tumba la caña machetero
Que ahí viene el carretero a recogerla enseguida
Caña dulce, caña pura, cayendo al suelo, cayendo
Me suenas a dentadura de campesino comiendo
Tumba la caña machetero. Tumba la caña
Tumba la caña machetero
Que ahí viene el carretero a recogerla enseguida
Caña es pan del machetero. Caña es el maná rural
Es el pan del carretero y el obrero del central
Tumba la caña machetero. Tumba la caña
Tumba la caña machetero
Que ahí viene el carretero a recogerla enseguida
Pa'l central, guajiro a moler la caña sabrosa
Tumba la caña machetero. Tumba la caña
Tumba la caña machetero
Que ahí viene el carretero a recogerla enseguida
Machetero corta y besa la caña de dulce entraña
Que no estás cortando caña que estás sirviendo tu mesa
Tumba la caña machetero. Tumba la caña
Tumba la caña machetero
Que ahí viene el carretero a recogerla enseguida
Bendita seas, bendita caña de nuestro destino
Tú eres la alegre llamita del fogón del campesino.
No teníamos intenciones de discutir si cortar caña era una faena más o menos dura que sembrar arroz, o mejor dicho, trasplantar una a una cada matica, para lo cual había que andar por terrenos inundados, pero a los vietnamitas se les despertaron sus recuerdos de la época de estudiantes universitarios en Cuba y comenzamos a hablar de cómo los cubanos hicieron zafra en décadas pasadas.
Aunque pude expresar mi admiración por aquellos agricultores arroceros, la mayor parte del tiempo se dedicó a hablar de la dura vida de los macheteros cubanos, sobre todo los permanentes, que acampaban en albergues donde si el techo era metálico convertía el local en un horno si había calor, pero lo hacía una nevera cuando bajaban las temperaturas.
Hoy pienso en cómo a miles de kilómetros de distancia aquellos jóvenes recordaban la proeza laboral de los hombres y mujeres con quienes habían compartido hacía poco más de diez años, y reconocían que supieron responder firmemente y de manera extraordinaria a las exigencias del momento.
Los universitarios, incluidos mis colegas vietnamitas, nos movilizábamos los fines de semana, pero una vez al año de forma permanente en los cortes de caña, aunque había jocosidades como las de un condiscípulo, Augusto Contreras Duarte, quien era el primero en el trabajo, pero cantaba:
Yo no tumbo caña,
que la tumbe el viento,
que la tumbe Lola
con su movimiento...
Ya han pasado casi 40 años de aquel encuentro en Vietnam, donde los amigos asiáticos relataron sus heroicas acciones en la guerra contra los invasores y fuerzas títeres, pero también resaltaron hechos de los cuales fueron testigos y que calificaron de heroicas acciones en los cañaverales cubanos.
Ahora, en 2022, cualquiera se preocupa cuando muchos cubanos desconocen que el Movimiento Millonario en la zafra azucarera agrupaba a macheteros y operadores de corte, alza y tiro de alta productividad, y que sentían compromiso con la cosecha y transportación de cañas a los centrales en operaciones.
También inquieta ver que no reciben un trato deferente los entonces llamados colosos de la mocha o el machete, que alcanzaron el merecido título de Vanguardias Nacionales de la Zafra Azucarera por ser cortadores manuales de elevada productividad. Igualmente se ha ido perdiendo en la memoria que esos hombres de extraordinario rendimiento cumplieron misión internacionalista durante varias moliendas en Nicaragua.
Palabras como "decimillonario" se pronuncian cada vez menos, aunque aludían a los macheteros que alcanzaban la cifra de cien mil arrobas, así hicieron historia y ocuparon espacios destacados en la prensa de la época.
Lo mismo sucede con los operadores de equipos, incluidos los de las alzadoras, que sustituyeron a miles y miles de hombres y mujeres que agrupaban la caña, en una acción conocida como "ajilar", para luego cargarlas manualmente en las carretas o camiones.
Por aquellos años se decía que esos hombres eran herederos del machete mambí y los más destacados eran los que integraban brigadas de poco más de 30 macheteros que cortaban un millón de arrobas, y las había que hasta cinco, eran las pentamillonarias.
Y si de recordar y rendir homenaje se trata no es solo a los colosos, pues el grueso de la caña era cortada por personas que muchas veces no estaban habituadas a esos rigores, pero eran capaces de proezas colectivas.
Tampoco podemos perder de la memoria la fuerza de trabajo esclava que en la época de la colonia era dedicada a faenas donde recibían un trato inhumano.
Una vez, en un corte de caña en Matanzas, Augusto Contreras Duarte con su jocosidad habitual, bajo el sol y el calor, aprovechó la ocasión en que todos estábamos cansados y sedientos, para decir más o menos lo siguiente: “Vamos a terminar de cortar este campito que ya pronto pondremos estos machetes en un museo para que las futuras generaciones no nos olviden cuando toda esa caña se corte con una máquina con aire acondicionado”.
Lo cierto hoy es que aquel chiste de Contreras fue en 1971, estamos en 2022, y ante el creciente incremento de la mecanización, la drástica disminución de la producción azucarera y la vida misma hacen que no se dependa del corte manual, y cada vez son menos los que tienen vivencias de aquellas proezas.
De acuerdo con aquella premisa de “sin caña no hay azúcar”, pero junto a la recuperación de ese cultivo, también debiéramos ser más efectivos en no olvidar a los que en cada momento de la historia de Cuba cortaron caña a mano como se muestra en los siguientes videos filmados en áreas del otrora coloso central Uruguay, del municipio de Jatibonico, hoy en la provincia de Sancti Spíritus, pero que antaño perteneció a Camagüey.
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