Ordenamiento para dar jaque mate

En la década de los años 80 del siglo pasado intenté localizar a Alfredo Altuna Véliz, un maestro de la ciudad de Trinidad que impartía clases de tercer grado en una escuela en el puerto de Casilda, distante cuatro kilómetros al sur de la añeja villa colonial.

Tras mucho preguntar, lo busqué en la habanera calle Línea, pero sus vecinos dijeron que estaba en una escuela en el campo y solo regresaba a casa los fines de semana, por lo cual quedó aplazada la entrevista periodística a quien luego supe que había fallecido.

El propósito era indagar sobre su participación en las competencias de juegos de dama en la antigua provincia de Las Villas en los años 60 y conocer cómo se organizaban esos certámenes que, según versiones no confirmadas, llegaban hasta el nivel nacional en La Habana.

Durante los minutos de recesos entonces llamados Recreo, entre lo que sonaba la campana para anunciar el inicio y el final, los alumnos se arremolinaban alrededor de un tablero,  muchas veces con su presencia.

Fueron frecuentes las discusiones de los niños sobre las características de las damas y el ajedrez, y unos decían que el segundo era un juego ciencia, y otros defendían que el primero  también porque a pesar de su aparente sencillez requería agilidad mental.

Nunca se le escuchó a Altuna pronunciarse en contra del ajedrez, pero sí defender con vehemencia el juego de damas, lo mismo que hace el Gran Maestro Jesús Nogueiras, cuando le atribuye posibilidades de desarrollar habilidades mentales para resolver las más complejas situaciones en cualquier esfera de la vida.

Al pasar los años y encontrar un escenario como el actual que se abrió el primero de enero del año 2021, puede llegar a creerse que estamos como un jugador en una simultánea frente a un grupo tableros con diez veces más casillas que las normales y un número multiplicado de piezas.

En las tertulias callejeras y en el ámbito familiar o de amistades cuando en estos días se debate sobre la Tarea Ordenamiento es frecuente que en vez de expresar desacuerdos con lo que alguien afirma, se exponen situaciones y se solicita asociarlo con otra medida u otro hecho, tal y como hacen los trebejistas.

Lo común es la exposición de puntos de vista donde cada vez se puede notar más que se tiene en cuenta la repercusión a escala social que la directamente personal, y se confía en que de una u otra manera el individuo resultará beneficiado según se enderece la pirámide.

Un verdadero parlamento popular está en sesión permanente en todo el territorio nacional y el impacto inicial de los precios que obligaron a hacer un balance de ingresos y egresos en el hogar, ha otorgado nuevamente papel preponderante a aspirar a ascensos en el trabajo mediante el estudio y la productividad.

Cada vez que alguien se encuentra ante los efectos de una medida, ya no piensa en una sola solución, ni tampoco en considerar que debe ser retirada o modificada, sino que valora alternativas y crea una lista de posibles respuestas individuales y familiares.

Es como estar en una partida, lo mismo comparable con las damas que con el ajedrez, en la cual cada cubano ocupa el puesto del ordenamiento que trata de reconquistar posiciones ocupadas por piezas adversarias como la dualidad monetaria y cambiaria, y la desmotivación por el trabajo.

Hablando en términos ajedrecísticos, podría afirmarse que Cuba ha estado preparando minuciosa y cuidadosamente un gambito (apertura de ajedrez en la cual se sacrifica casi siempre un peón, en este caso el CUC, para conseguir una ventaja) y lo ha empezado a ejecutar con la seguridad de que dará jaque mate.