Bienvenido Pinchitos

Una colega de la universidad me dijo una vez que los cactus eran buenos para absorber las energías y las radiaciones de los equipos electrónicos y que, por tanto, era recomendable situarlos siempre al lado de estos.

Mi mejor amiga colecciona cactus. Ella, como diría mi madre, “tiene buena mano para sembrar plantas”. Yo he sido la heredera, literalmente, de los hijos de sus cactus. Cuando se secan, ella me los reemplaza por otros más pequeños o “más criados” que el anterior. Así, me he hecho de una pequeña “familia” yo también.

Cuando nos graduamos me regaló uno para que lo pusiera de adorno en la oficina, y para que comprobara si es verdad eso de las energías y los equipos electrónicos. Eso aún está por ver, si tenemos respuestas algún día, también se lo haremos saber a nuestros lectores. 

Así hice y acá está el pequeño cactus, encima de mi mesa. Un día llegué y no lo encontré. Me asusté, pensé que se había roto la maceta y con ello también mi récord como destructora de cactus. Hasta ahora no les he contado que si existe una maldición del cactus, nací con ella, porque nuestra relación es indirectamente proporcional al amor que nos tenemos.

Bueno, para seguir con el cuento, alarmada pregunté por él. Haroldo lo había puesto en una ventana a coger sol y a hacer fotosíntesis, para que crezca sano y fuerte, según él.

Ese fue su momento de “bautizo” como planta oficial de la oficina. Laydis sugirió ponerle un nombre: Pinchitos, y dejó una lista de cuidados y atenciones para con él.

Desde entonces, cuando uno de nosotros no está en la oficina, nuestros chats pueden comenzar con un: "¿sacaste a Pinchitos a hacer fotosíntesis hoy?" o "ya le eché agua a pinchitos hoy".

Ya usted sabe, si necesita cuidadores para su cactus, podemos establecer una especie de círculo infantil, celebrarles los cumpleaños e, incluso, hacer intercambios de especies. Así contribuiremos también a proteger este tipo de planta, que se encuentra en peligro de extinción en muchos países.