sábado, 18 de mayo de 2024

La manzana de Adán

un blog de Adán Iglesias Toledo

Congelamiento

Pollo y zanahorias pasan por el mismo tamiz de la “creatividad” de algunos empleados para ganar gramos, kilogramos o la unidad de medida que sea para su ganancia. Lo mismo en verano que con frente frío...

Adán Iglesias Toledo
en Exclusivo 07/01/2014
4 comentarios
Congelamiento
Con tanto congelamiento no he dejado de pensar en el paquete de pollo congelado que acabo de comprar (Adán Iglesias Toledo / Cubahora)

Después de un diciembre caluroso se anuncia para este martes la entrada de un frente frío que hará estornudar a más de un cubano, no solo por el catarrito que siempre provocan estos fenómenos, sino también por la alergia que se puede desatar ante el olor a guardado de los abrigos que comenzarán a desfilar por nuestras calles, guaguas, avenidas.

Se reportan noticias “escalofriantes” como esta del periódico mexicano El Informador: “WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS (05/ENE/2014).- Estados Unidos vive hoy una de las jornadas más frías de las últimas décadas a causa de la entrada de un frente polar ártico que ha sumido a unos 140 millones de estadounidenses en temperaturas bajo cero.

Viendo tantas escenas de congelamiento, donde autos, semáforos, bancos de parque o autos desaparecen por la capa de hielo que los cubre, no pude dejar de pensar en el paquete de muslo de pollo congelado que acabo de comprar.

Una tablilla de PVC anuncia los precios: “Pollo congelado 2.20 ctvs el kilogramo”. Una atenta empleada que no siempre sonríe te pesa el producto y ves los numeritos digitales de la pesa como van variando cada vez que pone sobre esta un paquete diferente: 5.35 ctvs, 6.90 ctvs, 4. 27 ctvs, 3.10 ctvs y me decido por este último. No solo es mi afición por el número impar, sino que es a lo que se ajustaba mi presupuesto.

Por supuesto que tampoco había bolsa para llevarlo y así partimos hacia la casa mi paquete de muslo de pollo y yo. Siempre con la precaución de que las gotas por el descongelamiento no manchen mi pantalón, ya casi caminamos 7 cuadras, cuando me percato que la pieza de hielo que cubre a los muslos no ha variado tanto y eso que el frente frío aún no ha avanzado.

Si importante es no manchar mi pantalón, el tema del peso del hielo es fundamental. Por supuesto que la carne se descompone sino se congela, pero es justo pesar el bloque de hielo que cubre a mis muslos (me refiero a los ya comprados muslos de ave).

Me huele a trampa, a la misma del cortés empleado del agro que te pesa el mazo de zanahorias junto con las hojas y, luego de cobrarte, te pregunta con amabilidad: ¿Quiere que le corte las hojas?

Pollo y zanahorias pasan por el mismo tamiz de la “creatividad” de algunos empleados para ganar gramos, kilogramos o la unidad de medida que sea para su ganancia. Lo mismo en verano que con frente frío.


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Adán Iglesias Toledo

Amo contar mi realidad en imágenes. Soy caricaturista y director del Dedeté, suplemento de humor de Juventud Rebelde.

Se han publicado 4 comentarios


thewarrior
 21/6/14 21:53

No solamente antes, ahora, y a pesar de que las pesas, como conocemos los cubanos a las básculas o balanzas, tiene el sello de certificación de pexac, las libras siguen siendo de 14 onzas, Cómo lograrán el sellito, a lo mejor como pasan el somaton los carros

Mariano
 12/1/14 17:19

Pues bien Adan, tengo edad suficiente para recordar que había bodegueros que tenían un sistema de medición muy particular, pues la libra para elos tenía ¨14 onzas¨, claro en ese tiempo ibas a comprar a otra bodega y ya. Con el tiempo ese problema se corrigió con los alimentos pre empacados, en envases que vienen con el peso calibrado, claro no tenemos recursos para pre empacarlo todo, pero mientras no apliquemos la tecnología, los únicos que van a poder comprar carros en las agencias van a ser los empleados de los agros y las tiendas, espero que sigas machacando con el tema, saludos

Arnaldo Escalona desde FB
 7/1/14 15:07

Adan esa realidad que escribes la vive cada cubano dia a dia, andate pilas por que si no te roban en todo. Te felicito por este articulo.

Arístides
 7/1/14 14:52

Estimado y pocas veces bien ponderado Don Adán, siempre ha habido trucos de parte de algunos de los muy respetados comerciantes cubanos. Recuerdo de niño - y de eso hace un paco de años - cuando por esos azares del destino me tocaba ir a la carnicería a buscar algo de carne, el carnicero, al que conocíamos como Cheo y le daban el apropiado apellido “Piltrafa”, ponía una hoja de papel de estraza sobre el plato de la pesa – que seguramente no que hayan sido más exacta ni diferentes de las que en muchos comercios aún son usada - y “para que no se pegara la carne al papel” - justificaba el susodicho - lo rociaba pródigamente con agua, acción que debe haber aumentado el peso al menos una onza, y eso sin contar que el plato nunca se veía del todo limpio, lo que sin dudas contribuía por su parte a que la carne no fuera toda por la que se pagaba.

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