Discusión de Tesis

Un poco de papel carbón y un paquete de hojas blancas, de las más claras y corrector era lo indispensable para que Zoe, la secretaria de la empresa donde trabajaba mi papá me pudiera mecanografiar la tesis. Aún desconozco qué hacía para no equivocarse pues en aquél tiempo no había nada de “control Z”, te equivocabas y a empezar en otra hoja. La copia sí admitía su borrón blanco de corrector, pero lo que era el original mecanografiado debía quedar impecable. La generación actual por supuesto que no concibe esto, algunos dudan que fuera posible tal hazaña, pero la cantidad de graduados universitarios que ha dado este país en las décadas de los 80-90 lo pueden atestiguar.

Una discusión sin Power Point también es algo imposible de creer, pero ahí estuvimos, entre pancartas, cartulinas y punteros tratando de convencer a un jurado que se demoraba a veces hasta 6 horas para dar el veredicto final.

Los tiempos han cambiado para mejor, acompañando a las nuevas tecnologías las discusiones de tesis se hacen cada vez más comprensibles y solo dependen de la capacidad de la alumna o el alumno para demostrarla al tribunal que ya está listo para titularse.

En mi época de profesor se permitía que las tesis se discutieran en las casas de los alumnos y como la mayoría eran del campo, el olor del puerco asado para celebrar la titulación no te dejaba concentrar. No tengo pruebas para señalar a nadie del tribunal, pero la verdad que aquellas discusiones eran donde menos contradicciones había.

La elegancia de los alumnos, sobre todo las alumnas es algo que no ha cambiado.

La familia hace grande esfuerzos, pero la mejor ropa para el memorable día está lista con más antelación que la investigación o las respuestas a las preguntas del oponente.

Debe ser bien emocionante para un padre ver como se defiende su hijo ante un serio tribunal. A la memoria de seguro llegan entonces imágenes tan bellas como el primer día de clases en la escuela primaria, el cambio de atributos pioneriles, su escuela al campo y tantas otras, todas con el convencimiento de que este día no es para celebrar el final de una bien aprovechada etapa, sino para preparar todo lo que se avecina en la vida profesional, pues los hijos, con la edad que tengan, siempre serán nuestra responsabilidad.