Trabajos auxiliares

Aunque la creatividad del cubano ha sido de cualquier etapa, la singularidad de estos tiempos es destacable.

Tener iniciativa económica va mucho con la personalidad de cada quien. No todos tenemos la facilidad para llevar cuentas, planificar y endeudarse con la fe puesta en las ganancias del futuro. Permitirle a esos aventajados desarrollar sus cualidades ha sido una ventaja innegable, pero parejo a cada negocio que se abre, aparecen otros asociados a este que no siempre aparecen con sentido colaborativo del original.

Quién fue el que invento que al llevar a cuatro comensales de la nacionalidad que fueran, a un Paladar tendrían los acompañantes una ganancia por hacerlos sentar y consumir… Si fueron la propias paladares las de la iniciativa, estas despertaron las chispas de los que hasta ahora se ganaban la vida con cualquier forma que no fuera la estatal. No estoy englobando a todos los servicios suplementarios al mayor, pero hasta botar la basura o limpiar los lavabos de un restaurant de este tipo ya es un negocio envidiable por sus ganancias. Me han dicho que en los aeropuertos y hoteles la plaza de maletero es rotativa por la gran cantidad de ganancia que reporta; pero me refiero a los servicios oportunistas.

Las quejas que reciben los boteros, esos conductores de taxi con carrocería norteamericana del siglo pasado y motor del campo del este, casi nunca va valorada por los gastos que estos tienen que derogar en técnicos, mecánicos, chapistas y hasta los voceros que en los puntos gritan a viva voz la ruta del taxi antiguo.

Son 5 pesos cubanos los que reciben los voceros por cada chofer, en cada carrera y por gritar y a veces simular que gestionan público para llenar el carro. Aclaro lo de simular pues en muchas ocasiones es tan alta la demanda de transporte que sin ellos se llenarían miles de carros.

Si se dice que el promedio de viajes de un chofer de estas rutas es aproximadamente de 15 al día, y calculando que por un punto de estos pasan diariamente más de mil carros…saque usted su cuenta. Es posible que gane más este vocero diariamente que el propio chofer del taxi.

En esta singular categoría podrían entrar lo mismo los que venden jabas de nylon, mantequilla y queso crema fuera de las panaderías o los fotógrafos que se acercan a los centros docentes proponiéndoles a las maestras un montaje fotográfico para cada niño, con la familia Walt Disney, o como ahora que se acerca un Nuevo Año con un almanaque ilegible, pero con la foto del nené.