Buscando algo que ver en mi horario de recreo y ocio, algo que ver según mi elección que no me demandará demasiadas neuronas de análisis y si neuronas de disfrute, siempre encontradas en todo cine pero no en toda película, pude hallar Beast (Baltasar Kormákur, 2022).
Beast, muy similar a Safari Sangriento (Darrell James Roodt, 2007), es un filme familiar repleto de terror salvaje, literalmente salvaje, y suspenso algo sórdido, o eso se intentó con su confección. Su sencillo argumento no se aleja de un thriller en la jungla, esta vez acomodada en una sábana africana donde moran los leones más espléndidos.
Como mismo se comenta que es una obra familiar, se confirma que este es el concepto del cual se sustenta su argumento para desarrollarse. ¿Qué no haría un padre por su familia? Algo que preguntarse desde el primer momento en que se levanta el telón de este largometraje donde sus primeras escenas se configuran dentro de las represalias llevadas a cabo por un padre al cual le acababan de asesinar cruelmente a toda su familia a manos de cazadores. Descrito así no tuviese el terror que merodea la cinta entera debido a que le garantizaría una profundidad poderosa, se vería o se especularía en pantalla aquel proceso de duelo que daría paso a las mayores aventuras de experimentación cinematográfica.
Sin embargo, y atentando en contra de esa línea argumental amén de que invada ciertos tintes que circulan esa idea anteriormente expuesta con un trazado sentimental muy expresivo y concreto (refiriéndose exactamente a ciertas escenas nostálgicas, que alimentan de igual forma el argumento, imágenes de la pérdida, de la desazón y la búsqueda infinita del amor no olvidado), este primer padre es un león que en la magnificación del conflicto, tan perturbado por la masacre de su familia que fue capaz de transformar toda su conducta animal llevada a un estado perenne de venganza (tal vez hay aquí una exposición como ejercicio de la fragilidad sobre la delgada línea entre la conducta animal y la humana), acecha al otro padre (Dr. Nate Samuels, Idris Elba), protagonista de la película, en su visita a África con sus dos hijas.
El ritmo de la película no da mucho tiempo a que los personajes lidien con todo lo que África tiene para mostrarles, solo da pequeños márgenes introductorios que posibilitan colocar en contexto la trama que se nos avecina y sus posibles soluciones predictivas. Ciertas pistas que muestran el estudio natural que posee la cinta para desenlazar los comportamientos animales de la misma, tanto humanos como felinos.
De estos estudios naturales surge y sustenta el filme todo el tiempo el peligro como indicio que persigue a la humanidad en su evolución desde su creación, motivo de crecimiento humano, desde el exterior al interior, natural, ontológico, necesario, válido a reflexión. Así, entre ambas líneas que brincan los caminos recorridos y por recorrer, se pasan las casi dos horas de largo. Entre los lazos familiares que buscan construirse nuevamente por el deterioro emocional infundado debido a acciones supuestamente equívocas del pasado mientras en delirio de supervivencia se antepone al peligro de un ser incomprendido a fin de cuentas que busca la destrucción inconsciente para saldar lo que le ha sido arrebatado en un primer momento.
Beast, como ejemplo pleno de toda ley natural, termina tras su evolución en una necesaria paz, bajo la caída del peligro ante la territorialidad - superficialmente tratado en el último minuto - de la naturalidad animal. Una paz que pone en testigo todos los arreglos inmediatos y prudentes de la vida lista para un nuevo orden. Todo vuelve a la normalidad, o más bien, todo queda impunemente sanado y en su respectivo lugar.
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