El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares

Dónde estará ese cineasta paradigmático del cine contemporáneo, que sentó fuertes bases estéticas en el cine con las siempre recordadas Eduardo Manostijeras (Edward Scissorhands, su título en inglés, año 1990), Ed Wood (1994), Charlie y la fábrica de chocolates (2005), Sweeney Todd (2007)… y tantas otras. La verdad es que desde Frankenweenie (2012) no lo vemos.

Con El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares (2016) la genialidad de Tim Burton aún no regresa. En esta cinta se mantiene su característica visualidad y la inconfundible poesía de su estilo, pero hay grandes fallas en el ritmo narrativo de la historia. 

El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares está basado en la novela homónima de Ransom Riggs. Comienza su argumento con un muchachito que intenta descubrir el secreto que su abuelo estaba a punto de contarle antes de morir. Todo lo que tiene para seguir las pistas son fotografías viejas. Con el tiempo, estas lo llevan a descubrir un mundo paralelo donde habitan niños huérfanos con superpoderes.

La novela estuvo por casi dos años en la lista de best-seller del New York Times y fue muy elogiada por el uso de fotografías vintage. De hecho, el libro, dedicado al público infantil, iba a ser en un principio un álbum ilustrado hasta que un editor de Quirk Books usó las fotografías para crear una narración.

Así, en esta película tenemos niños con poderes especiales y universos paralelos que viven en bucles temporales del pasado -es impresionante el arreglo estético con que Burton escenifica el poder de controlar el tiempo que tiene Miss Peregrine- y alguna que otra fotografía vintage, tan extraordinarias y bien logradas que casi por sí solas merecen ver la cinta.

Hablando de todo un poco: Eva Green encarnó a una Miss Peregrine que parecía más preocupada por el rímel de sus pestañas que por cuidar a los huérfanos. No me parece coherente que el personaje de ella, cuyo principal sentido de existencia sean los niños que tiene bajo su protección, despida tanta sensualidad. Por fin, Burton, ¿pensaste o no la cinta para un público infantil?

Otra incoherencia, esta vez del guión: el personaje que encarna Samuel L. Jackson, en este filme con una capacidad estrepitante de ser divertido a pesar de lo malévolo, tiene que sacarles los ojos a los niños para poder sobrevivir. No obstante, en vez de comerse al niño protagonista, se pone a conversar con él. Una y otra vez se desgañita explicándole, con buenas maneras incluso, sus planes malvados y le deja tiempo suficiente para que el niño, finalmente, lo venza. Disculpen que cuente el final, pero de verdad, ¿había alguien que pensara un desenlace distinto, donde el bien no venciera sobre el mal? Como he dicho ya: la genialidad de Burton aún no regresa; su cine está cada vez más predecible.

Es por estas incongruencias que El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares no llega a funcionar del todo. La cinta pasa de ser algo creativo a una reiteración: un puñado de muchachos con poderes sobrenaturales luchan contra unos malvados que, en teoría, quieren comerse sus ojos; pero que, en la práctica, les pasan por al lado sin intentar tocarlos… como si la credibilidad de la película no tuviera la más mínima importancia. 

Hay, eso sí, una fuerza increíble en la estética del filme. Eso, indudablemente, Burton no lo ha perdido en la crisis creativa que lleva en el último quinquenio. (Enfrentémoslo: ya quisieran algunos una crisis de esa altura). Pero el talento que este director ha demostrado en las pasadas décadas solo hace que se sienta más la ausencia de coherencia narrativa en su última película. Parece más un problema de puesta en escena y ritmo de montaje que de guion.

Algo es seguro: no es asunto de duración. Ed Wood y Big Fish se llevan más o menos el mismo tiempo que El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares. El éxito de una película no depende de cuan larga o corta sea. Hay ritmos de tensión y dispersión, de ascenso hasta el clímax, de pericia en la utilización del montaje para lo que se está contando. Y esa falta hace que el filme cojee demasiado… Sin originalidad en el argumento ni firmeza en la forma, a menudo la cinta parece demasiado una precuela de X-Men. Ahí están las limitaciones de esta cinta, que resulta, al mismo tiempo, atractiva y precaria.

El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares tiene una altura artística innegable y momentos bellísimos, casi todos relacionados con la técnica de stop-motion. Es un filme con tanta abundancia de imágenes fascinantes, tan agradable de visionar, que a ratos se siente como una fiesta de fantasía y ocurrencias visuales.