Tenía que ser él (+ Trailer)

Es inolvidable el arquetipo de suegro cascarrabias que implantó Robert DeNiro por su actuación en Los padres de ella, aquella exitosa comedia estrenada en el año 2000 que desató luego dos secuelas: Los padres de él (2004) y Ahora los padres son ellos (2010). ¿Se acuerdan? Robert DeNiro era el suegro y Ben Stiller hacía de yerno.

Tenía que ser él –Why him es su título original- asume la misma idea: una comedia sobre un suegro intransigente que detesta al nuevo novio de su hija. Pero lo digo desde ya: no solo asume la misma idea; la copia hasta tal punto que en sus casi dos horas no logra ser más que una réplica.

Vamos por partes. El suegro de Tenía que ser él lo interpreta Bryan Cranston, el padre de familia de la exitosa serie cómica Malcolm el del medio, ganadora siete veces del Emmy, una vez de Grammy y siete veces nominada a los Globo de Oro. Y el yerno lo asume James Franco, cuya vis graciosa está probada desde su interpretación de Saul Silver en Pineapple Express, cinta por la cual recibió una nominación a los Premios Globo de Oro en la categoría al mejor actor de comedia.

Porque no es de actores de lo que carece Tenía que ser él. Y la premisa, si bien no es original, promete en el inicio de la cinta ser entretenida. Solo que ni se pone demasiado empeño en aprovechar el extraordinario talento del elenco –la cinta muestra personajes descomunalmente caricaturizados- ni la trama hace más que repetir parte por parte la consabida fórmula de utilizar gags sexuales. Esto, unido a lo predecible del desenlace, hace que el filme no logre a desarrollar su potencial renovador.

Ante la comparación de su precedente, Los padres de ella, la cinta que hoy nos ocupa, solo cae en convencionalismos y desecha la posibilidad de explotar una comicidad genuina. Esperaba más de la dirección de John Hamburg, quien escribió Zoolander y Los padres de ella, entre otros títulos sobresalientes.

Eso sí, hay un punto muy sugestivo en la película: los tiempos están cambiando, un mensaje subliminal que está presente en todo momento.

El personaje que interpreta Bryan Cranston es el pasado. Consecuentemente, su negocio es una imprenta que está en quiebra. En cambio, su yerno es el futuro: un muchacho joven que ha hecho sus millones de dólares jugando, casi sin saberlo. Si en Los padres de ella (Jay Roach, 2000) Robert DeNiro podía ser agresivo con su yerno, en Tenía que ser él el padre de la novia no es el personaje dominador, sino el dominado.

Que cada cual decida. ¿Es Tenía que ser él una nostálgica visión del pasado o una reflexión sobre algunas de las incipientes fortunas actuales? ¿Una queja sobre lo incoherente que puede ser el mundo contemporáneo o un muestro de que la vida es eterno movimiento?

Algo es seguro: la cinta tiene un desmedido espíritu navideño y continuamente hace referencia a la necesidad e importancia de la familia en la vida del ser humano y a la complejidad de las relaciones entre sus miembros… con lo cual hace pensar que nunca tuvo mayores aspiraciones que ser una réplica de su genial predecesora.