Un secreto de belleza japonés

Hola amiga y amigo de Parada con Estilo, bienvenido una vez más al espacio de la belleza, la moda y los estilos, donde defendemos el criterio de la belleza saludable que ha de ir de la mano con el bienestar y nunca en su contra.

Quiero saludar a cada persona que deja su comentario porque gracias a ellas nos retroalimentamos y tenemos una idea de cómo va funcionando el blog. Así también un saludo lindo para todas y todos los que me escriben a mi correo personal.

He mencionado en varias ocasiones que los cosméticos y trucos de belleza son importantes y muy usados para realzar o transformar nuestra apariencia, en general son de efecto rápido, lo cual es genial en un mundo donde la gente parece estar perdiendo la paciencia.

También he comentado, más de una vez, que el trabajar solo sobre la apariencia como si fuera algo independiente y no verla como el resultado de toda una gama de factores y sucesos combinados entre sí, es un camino que nos aleja de la belleza natural, aquella que surge de manera progresiva de la armonía y el bienestar.

Entonces mi consejo es que acudamos a los productos cosméticos y otros trucos de embellecimiento pero trabajando a la vez sobre aspectos que, poco a poco, crearán las condiciones para lucir radiantes aun sin cosméticos ni trucos.

Sin lugar a dudas el rostro es nuestra carta de presentación visual y es uno de los puntos de referencia cuando de belleza se habla. Un rostro radiante, lleno de energía, revitalizado nos da alegría y satisfacción al mirarlo en el espejo, sentimos entonces que nuestra autoestima se dispara en bien nuestro.

En el imperio del Japón antiguo tenían sus propios secretos para mantener o devolver la vitalidad al rostro, uno de esos secretos era el masaje Shiatsu sobre algunos puntos de la cara. No es que el Shiatsu embellezca sino que permite que la piel y los músculos subyacentes se tornen cada vez más saludables, lo cual irá transformando, para bien, el aspecto exterior.

Vas a encontrar muchos protocolos o técnicas de Shiatsu facial que pueden diferenciarse en varios aspectos pero iguales en su esencia: estimular ciertos puntos energéticos que intervienen en el estado y funcionamiento del rostro y sus componentes.

Solo necesitas unos pocos minutos cada día, en silencio y en una postura reposada, tus dedos, el conocimiento y ya está:

1. Con los dedos índices y los del medio de cada mano realiza movimientos en espiral desde el centro de la frente hasta su final. Las manos se desplazan en sentido contrario. Repite el movimiento unas tres veces con un ritmo suave.
2. Coloca los dedos del medio sobre la zona de la sien y ejerce una presión creciente en intensidad, durante unos tres segundos, para después aflojar lentamente, durante otros tres segundos. Repite este movimiento tres veces.
3. Con los dedos separados en forma de rastrillo, colócalos (menos los pulgares) sobre las cejas y deslízalos hacia arriba hasta el nacimiento del cabello. Este movimiento ha de repetirse seis veces.
4. Con los dedos pulgar e índice presiona por debajo del hueso de la ceja. Hazlo de manera tal que dividas el largo de la ceja en seis puntos. Al llegar al final de la ceja vuelve a comenzar. Repite el ciclo tres veces.
5. Con los dedos índices y del medio desliza bajo los ojos sobre el hueso orbital, de dentro hacia afuera, por tres veces.
6. Con los mismos dedos, índice y del medio, fricciona a ambos lados de la nariz desde la parte del nacimiento hasta el límite inferior. Ambas manos se han de mover de manera alterna. Repite el movimiento seis veces.
7. Con los dedos índices realiza deslizamiento alrededor de la boca, desde el centro superior a los extremos y desde el centro inferior a los extremos. Haz seis desplazamientos en cada zona.
8. Con el dorso de los dedos de ambas manos, sin usar el pulgar, fricciona desde la base del cuello hasta donde se inserta con la barbilla. Realiza el movimiento alternando las manos unas tres veces con cada mano.
9. Con los dedos índice y pulgar ejerce presión creciente en intensidad a lo largo de los puntos de presión de la mandíbula. Al igual que en las sienes aumenta la presión hasta tres segundos y después disminuye por otros tres segundos. Repite esto dos veces.
10. Con los dedos índice y pulgar colocados a la altura de las mejillas, en posición horizontal, presiona y afloja a lo largo de una línea imaginaria horizontal hasta los extremos laterales del rostro. Repita unas dos veces.
11. Frota tus manos y colócalas, de manera suave, sobre los ojos por un minuto aproximadamente.

Claro que al principio no recordará con claridad qué va primero y qué después, pero con la práctica verá que es una rutina muy simple y fácil de aprender. En cuanto a las presiones, su intensidad no debe causar dolor pero tampoco han de ser muy superficiales.

Algo importante es que no aplique la técnica en caso de piel irritada o inflamada, erupciones cutáneas, eczemas, piel rosácea, o con respuesta alérgica, acné, piel quemada por el sol. Si desea puede utilizar algún producto suave y ligero que le ayude a deslizar los dedos con facilidad. Lo más fácil de encontrar es aceite de bebito y lo ideal serían aceites esenciales. No obstante ha de ser cuidadoso y no excederse en la aplicación del producto para evitar el exceso de grasa.

Y ya tiene una herramienta más, una de esas que no hay que comprar ni mandar a pedir a otro país y, lo mejor de todo, es que depende por entero de ti. Son solo tú, tus dedos y el deseo amoroso de hacer algo bueno por ti.

Entonces aprovecha las bendiciones del Shiatsu y ábrele un espacio en tu vida porque tu belleza y bienestar lo agradecerán. Por ahora me despido y, como de costumbre, te recuerdo que cada semana abras también un espacio en tu agenda para encontrarnos en otra Parada con Estilo, donde la belleza y el conocimiento andan de la mano. Chao y suerte.