La justicia de Estados Unidos tomó una decisión histórica este 5 de agosto al declarar que Google violó la ley antimonopolio, lo que podría acarrear sanciones y cambios estructurales en la empresa. El fallo del juez de distrito de Washington Amit Mehta no dejó lugar a dudas: «Google es monopolista” y actuó como tal para mantener su monopolio».
El fallo según los expertos, tiene el potencial de modificar la forma en la que este tipo de empresas hace negocios. Y también la forma en la que millones de usuarios obtienen información en línea.
El veredicto puso fin al que se considera el juicio por prácticas monopólicas más importante de la era internet, el último de una serie de enfrentamientos entre corporaciones tecnológicas multinacionales y el gobierno de Washington. Y es que fue el Departamento de Justicia el que demandó a Google, acusándolo de abusar de su posición dominante en los servicios de búsqueda. La compañía acapara el 90% de las búsquedas en EU.
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Tras un juicio de 10 semanas en el que se vio desfilar por el estrado a algunos de los pesos pesados de la industria, entre ellos Sundar Pichai, el director ejecutivo de Google y de Alphabet, el juez concluyó que la empresa realizó pagos multimillonarios a diversos fabricantes para mantener su motor de búsqueda como predeterminado en los navegadores web y que actuó con ello de forma ilegal.
El fiscal del Departamento de Justicia Kenneth Dintzer, quien se encargó el año pasado de abrir los alegatos iniciales, había argumentado que para conseguir “esa posición privilegiada” la empresa paga más de US$10.000 millones al año a fabricantes de dispositivos como Apple, compañías de telecomunicaciones como AT&T y fabricantes de navegadores como Mozilla.
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Este revés legal marca un hito en la industria tecnológica, poniendo en aprietos el dominio casi absoluto de Google en el mercado de las búsquedas en línea. Con una participación que ronda el 90% en computadoras y alcanza el 95% en dispositivos móviles, el gigante de Mountain View enfrenta ahora un futuro incierto.
La noticia tuvo un fuerte impacto en Wall Street, con una caída del 4,3% en las acciones de Alphabet, la empresa matriz de Google. Esto es comprensible, ya que la publicidad representa el 77% de los ingresos totales de la compañía.
El juez Mehta puso el foco en las prácticas comerciales de Google, destacando que la empresa desembolsó una suma exorbitante de 26.300 millones de dólares solo en el año 2021 para asegurarse de ser el buscador predeterminado en smartphones y navegadores. Según el magistrado, esta estrategia creó barreras casi insuperables para la competencia.
Sin embargo, la batalla legal está lejos de terminar. Se espera que Google presente una apelación, ya que manifestó su desacuerdo con el fallo. «Esta decisión reconoce que ofrecemos el mejor motor de búsqueda, pero concluyó que no se nos debería permitir que esté disponible fácilmente», expresaron desde la compañía.
El próximo paso será un segundo juicio para determinar las posibles sanciones, que podrían incluir desde multas millonarias hasta la división de la compañía. Este proceso podría prolongarse hasta el año 2026, dejando en suspenso a usuarios, inversores y competidores por igual.
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Durante el juicio Google alegó que básicamente se estaba castigando su éxito. “Google ciertamente no es el guardián de internet”, señaló el abogado principal de la compañía, John E. Schmidtlein, en la audiencia inicial en septiembre del año pasado.
Y subrayó que los creadores de los buscadores pelean por conseguir ser la herramienta predeterminada, que Google compite duro por ese puesto, y que si gana es “por méritos propios. Esa intensa competencia no ha hecho más que mejorar el rendimiento y la calidad de los navegadores, lo que ha resultado en un mayor uso de los motores de búsqueda”, añadió.
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