Por: Danay Gallettia
Desde muy joven, el cantante y violinista Achy Lang perteneció a reconocidas agrupaciones de Cuba, entre ellas, el cuarteto Violines Internacionales, la Orquesta Típica "Los hermanos Izquierdo", Pachito Alonso y sus Kini Kini y Yumurí y sus hermanos.
En 2000, como punto de inflexión en su carrera, llegó a la banda Afro-Cuban All Stars, liderada por Juan de Marcos González, experiencia que, de acuerdo con el tecladista, compositor y arreglista, transformó su visión y conceptos asociados a las sonoridades de la mayor de las Antillas.
“Además del constante proceso de retroalimentación, trabajé con maravillosos profesionales de este arte, algunos de ellos eran mis amigos de etapas anteriores y otras estrellas consagradas en el panorama cultural de la Isla”, aseguró a Prensa Latina el también director y productor musical.
Durante casi una década integró ese conjunto que, a su juicio, reunía a intérpretes e instrumentistas excepcionales, entre ellos Ibrahím Ferrer, una de las figuras imprescindibles del Buena Vista Social Club y distinguido con una voz peculiar para la defensa de boleros, sones y guajiras.
Otros miembros ilustres del grupo fueron Pío Leyva, conocido como El Montunero de Cuba, y Teté Caturla, recordada en su desempeño como directora del Cuarteto de las d’Aida, conformado además por Omara Portuondo, Elena Burke, Haydée Portuondo y Moraima Secada.
Eliades Ochoa, Barbarito Torres y Amadito Valdés resultaron además personalidades vinculadas con Afro-Cuban All Stars, conjunto de especial simbolismo para Lang pues: “aprendí muchísimo en esa etapa, compuse y orquesté para esos músicos capaces de defender cualquier tema”.
Luego, asumió varias responsabilidades, sobre todo, como director musical en la banda de Amadito Valdés, timbalero cubano famoso por su labor en el Cuarteto de las d’Aida y el Buena Vista, y en esa época intervino en los discos Bajando Gervasio y Step Forward, nominados a los Premios Grammy.
En ese espacio, encontró similar calidad y excelencia de sus integrantes: Rolando Luna, Frank Rubio, David Alfaro y Julito Padrón; después, en 2012, dirigió el proyecto Afrocuba y grabó el fonograma Abriendo caminos, aspirante a los premios Cubadisco en la categoría Vocal-Instrumental.
Un lustro más tarde, emerge Achy Lang y su Orquesta y ve la luz el CD De La Habana a Nueva York, también candidato a esos galardones en el apartado de Música Popular Bailable (Novel).
Lang añade a los acentos tradicionales elementos de la contemporaneidad, emociones y la forma peculiar con la cual advierte y siente el arte; no le gustan los encasillamientos y, actualmente, labora en su nueva producción discográfica Ese soy yo.
“Tuve la posibilidad de que me llamaran para la grabación del tema Capital Maravillosa, por el 500 aniversario de La Habana, de mi autoría y arreglo, y con la confluencia de intérpretes como Alexander Abreu, Pedrito Calvo, Bárbara Llanes, Haila María Mompié y Mandy Cantero”, recordó.
Además reunió a destacados músicos como Samuel Formell, Jorge Reyes, Emilio Morales, Michel Herrera, Lazarito Valdés y William Roblejo.
Sumado a ello, el artista ha impartido conferencias y clases magistrales sobre los ritmos cubanos y la presencia del piano en la cultura de la isla, desde escenarios en Estados Unidos, Canadá, España, México y República Dominicana.
“Todo lo que hago ahora constituye el resumen de mi carrera musical en estos años, con un poco más de madurez y un espectro más amplio de los géneros nacionales y foráneos. Intento abarcar la mayor cantidad de sonoridades posibles dentro de la música cubana, pero con mi propio estilo”, concluyó.
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