Fue La Única, Rita Montaner, una de las artistas icónicas de Cuba. De mirada lánguida y piel mestiza, de pequeña estatura y sonrisa encantadora. Así la recuerdan todos.
Este 20 de agosto, cuando se cumplen 122 años de su nacimiento en la villa habanera de Guanabacoa, sus memorias permanecen imperecederas en el imaginario cubano, al tiempo que su obra enriquece el patrimonio cultural de la nación.
A temprana edad, debido a sus múltiples talentos, Rita se encontró en medio de una encrucijada: continuar sus estudios de bel canto y piano, en los que muchos le auguraban un futuro exitoso, o arriesgarse por la música popular. Ella apostó por la segunda.
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Y es que la escena criolla necesitaba un personaje así. Con una voz y ritmo singular, la cantante logró forjar su propio estilo y cultivar la llamada música afrocubana. Canciones arrabaleras del tipo guarachas, rumbas, afros, pregones, así como boleros, romanzas y temas de otros géneros engrosaron su repertorio.
De ahí que interpretaciones como El Manisero, Ay mamá Inés y Canto Siboney constituyeran canciones insignes de la primera mitad del siglo pasado en la Isla, melodías todavía frescas en las mentes de su pueblo.
Rita Montaner trabajó entonces con los artistas más afamados de la época, entre ellos Bola de Nieve (a ratos su pianista acompañante), Benny Moré, el trío Matamoros, Chano Pozo y Celia Cruz, y, además, colaboró con prestigiosos compositores de la talla de Ernesto Lecuona y Eliseo Grenet.
“En su voz la canción alcanzó cúspides inigualadas”, aseveró el mexicano Agustín Lara al elogiar las aptitudes musicales de la cantante cubana. Pero no fue el único fascinado, conocidos son también los reconocimientos de otros grandes como Alejo Carpentier y Luis Carbonell.
Más allá de sus aportes y logros en la música, también incursionó en la radio, el cine y la televisión, no sólo de Cuba, sino también de otras partes del mundo.
Cabe destacar que fue ella la primera voz femenina de la radio cubana, inaugurada en 1922, y en este medio, sobresalieron sus críticas y burlas al gobierno del presidente Ramón Grau San Martín en su personaje radial de la chismosa Lengualisa, sus aciertos en el teatro vernáculo, y a su vez su participación en alrededor de 15 películas rodadas en territorio nacional y mexicano.
De modo que los seguidores de Rita Montaner trascendieron fronteras y se expandieron allá donde viajó. México, España, Argentina y Estados Unidos, por sólo citar algunos, son testigos de su legado.
Popularizar géneros afrocubanos estilizados con un sello interpretativo propio supuso su salto al estrellato, aún así, la cubana utilizó su voz no sólo para hacer bailar, sino también para combatir la discriminación racial (tan aguda en aquel período) y la corrupción gubernamental.
Varias décadas han pesado desde que víctima de cáncer, la artista falleciera el 17 de abril de 1958 a la edad de 57 años. Tal cual murió, como una de las más grandes artistas de la escena artística cubana, así la evocan a diario sus coterráneos. No existe otro modo, así la rememorarán por siempre.
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