Las nuevas tecnologías modificaron los patrones de consumo de los productos de la cultura. En Cuba, la promoción de la lectura busca atraer a toda la familia al consumo de la literatura, más allá de los soportes que la contengan.
La disyuntiva que se establece actualmente entre la supuesta preponderancia de las publicaciones digitales sobre sus homólogas impresas o viceversa adquiere cada vez más fuerza, debido al desarrollo tecnológico y a las nuevas tendencias de la comunicación y la recreación.
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Un estudio realizado por el Observatorio Cubano del Libro y la Lectura tomó una muestra de 1000 personas, en febrero de 2019, para indagar acerca de los patrones de consumo de libros digitales y la existencia probable de una dicotomía entre estos y el soporte tradicional.
Los resultados mostraron que la lectura es una opción y que la realizan sin importar los medios, aunque evidenció que cada vez se extiende más el establecimiento de los recursos digitales para leer. Los usuarios aprovechan las tecnologías de la información y la comunicación para acercarse a la literatura o por entretenimiento, caso más habitual, por fines informativos y educativos.
La comparación entre las lecturas digital e impresa es añeja. Más cuando se sabe que lo importante de leer es el hecho en sí, independientemente del formato en el que se haga.
En la actualidad, las tecnologías de la información constituyen los nuevos soportes para el contenido tradicional ya que estos le brindan al lector la oportunidad de interactuar más a fondo en el proceso de producción.
“El libro digital es un instrumento que posibilita la lectura. En estos tiempos hay cierta resistencia al libro digital, pero pienso que es por falta de costumbre en la mayoría de los casos.
“Se trata de aquellas personas que siempre han leído libros impresos y que ahora no logran adaptarse del todo a los digitales; necesitan tocar el objeto, hojearlo, subrayarlo, pero lo cierto es que los llamados nativos digitales, los que nacieron en medio de estas nuevas tecnologías, leen con mucha facilidad lo digital e, incluso, muchas veces rechazan o no valoran el libro impreso”, sostiene Norge Céspedes Díaz, periodista, narrador, ensayista y editor.
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Por otro lado “se consolidan como elemento motivador para la aproximación a la literatura, puesto que proporcionan e incrementan el interés de las personas por las lecturas digitales, sobre todo de los niños y adolescentes”, agrega Céspedes Díaz.
Los lectores pueden elegir la plataforma que más se adapte a sus necesidades. Los libros en papel y los libros digitales no tienen por qué ser enemigos pues cada uno aporta sus ventajas a la hora de disfrutar del placer de la lectura.
Hay personas que se decantan por la lectura de libros impresos por la capacidad de retención de información que les ofrece el papel, otras prefieren la lectura de libros electrónicos por su versatilidad y comodidad.
Los libros digitales son beneficiosos para las personas con problemas de visión o de lectura como la dislexia por la variedad de opciones para el tamaño del texto y el espacio entre líneas. La literatura digital ofrece también un mejor contraste, ya que las pantallas tienen la capacidad de ofrecer formas de cambiarlo, lo que ayuda a los usuarios mayores a leer más rápido y con menos esfuerzo.
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Considera Luis Lexander Pita, escritor, fundador y promotor de la iniciativa de la biblioteca digital del Centro provincial del Libro y la sección de Literatura del Centro provincial de Casas de Cultura que “otras ventajas pueden ser que en un pequeño teléfono puedes tener un importante número de títulos; como todo, también tiene riesgos porque si se te rompe el teléfono pierdes todo ese cúmulo de publicaciones que, al igual que los libros impresos, lleva tiempo adquirir”.
Norge, por su parte, sostiene que también que entre sus oportunidades resalta “el cómodo acceso a ellos por las facilidades que tiene para compartirse, leerse y almacenarse; mientras tener una biblioteca de libros impresos lleva mucho espacio, además de los costos que son cada vez más altos, tanto para el lector como de producción y medioambientales, el libro digital en todos estos sentidos es mucho más viable. Así que creo que el libro digital se ganará su espacio.”
Los libros en papel, en cambio, permiten a los lectores ver el texto, resaltar las partes importantes y tener una idea de dónde se encuentran en el contenido, lo que hace que la impresión sea más fácil de estudiar.
El hecho de que ambas formas lectoras simultaneen entre los públicos significa un necesario complemento y una opción recreativa y de estudio mucho más diversa para transmitir contenidos a los jóvenes.
Es verdad que las ventajas de la lectura digital son los inconvenientes de la lectura impresa. Y que las ventajas de la lectura impresa son los inconvenientes de la lectura digital. Pero, ¿por qué elegir si se pueden complementar?
La lectura no muere ni pierde sus caminos, sencillamente, encuentra otras formas de salir a flote, se fortalece y avanza hacia el futuro.
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