Intrigados acerca de la verdadera personalidad de la actriz Patricia Pillar, por haber mostrado una diversidad de actitudes y facetas en Flora, protagonista de la telenovela La Favorita, los periodistas, fotógrafos y camarógrafos la rodearon en el acto de presentación del jurado de la edición 33 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.
Estuvo prácticamente asediada, en medio de continuos flashazos, lo cual fue un preludio de lo que sería su estancia en La Habana, donde a su llegada con el resto del jurado el público la ovacionó de pie en la sala Chaplin, y muchos se acercaron a ella para ver de cerca a tan popular figura de la televisión y el cine brasileños, quien a todos responde con afabilidad y sencillez.
Patricia es conocida en el mundo entero, especialmente después de haber protagonizado la telenovela La Favorita, que la ha hecho acreedora a múltiples lauros internacionales, entre ellos el de la mejor actuación del año en Brasil, y a una enorme popularidad. Incluso, los críticos —la mayoría de los cuales no son adeptos al género- reconocen el talento de la actriz, por sus infinitas posibilidades expresivas en la pantalla chica y en el cine.
EL REVERSO DE UN PERSONAJE ODIOSO Y AMADO
Basta cruzar algunas frases con ella para percatarse de sus cualidades como ser humano, entre las cuales resaltan la sencillez, la amabilidad, y una empatía que propicia la fluidez del diálogo, con una mujer a quien la fama no le ha enceguecido, lo cual queda implícito en cada una de sus respuestas.
-Pienso que su labor actoral está marcada por su facilidad para realizar las transiciones, lo cual adquirió un tono mayor en su personificación de Flora. ¿Cómo usted logra cambios tan marcados en las acciones y reacciones de Flora, que aparecía como muy mala y muy tierna. ¿Cómo logró reflejar tales antagonismos?
-Ante todo, adentrándome en ella. Cuando Flora parecía muy buena, era más mala aún, y así la reflejé todo el tiempo. Era muy interesante interpretarla, por la riqueza que posee el personaje. Es muy perversa, aunque fingiera en determinados momentos una bondad que no poseía; su personificación era de una riqueza infinita de facetas y para lograr su caracterización lo principal para mí fue el empleo de sutilezas para estructurar las actitudes de este personaje, que siempre mantiene su perversidad, pero sabe ocultarla en determinados momentos a su conveniencia y esto requiere una concentración y una total entrega desde lo más íntimo de la sicología del actor, lo cual es más difícil cuando ella finge actitudes ajenas a su personalidad, por ser un personaje mulifacético. Es perversa, loca, apasionada; tuve que estudiarla a fondo para poder interpretarla.
-¿Cuál es el rasgo común en la sicología de usted y este personaje tan antagónico a su forma de ser?
-El buen humor es el punto de convergencia entre ambas. Aunque a veces en Flora no es real y en mí es algo inmanente a mi carácter. Yo soy alegre por naturaleza y por convicción.
UN CAMINO QUE ABRE SENDAS INEXPLORADAS
-¿Podría referirse a su labor como directora de cine y actriz?
-Es un trabajo que permite adquirir experiencias y conocimientos, al alternarlos, porque me agradan ambos y no pienso renunciar a ninguno de los dos. Las telenovelas permiten alcanzar popularidad. En Brasil, el cine no posee el mismo impacto que la televisión, porque no existen salas en todos los municipios y la gran mayoría de las familias poseen un televisor y es mucho mayor el reconocimiento hacia los actores.
-¿Ha filmado otra telenovela después de La Favorita?
-No me interesa hacer una novela tras la otra. He producido un documental sobre el cantante Waldick Soriano, que titulé Waldick sempre no meu coracao (Waldick siempre en mi corazón). He realizado varios filmes dedicados a la música. Pero quisiera abordar en el futuro otros temas que reflejen de un modo más amplio la cultura brasileña.
-¿Cuáles son sus proyectos inmediatos?
-Una película basada en una novela de Jorge Amado, como actriz, titulada Los viejos marineros. La película aún no tiene título.
-¿Prefiere algún director de televisión, por su estilo de trabajo?
-Tanto los autores como los directores me han apoyado mucho, en un momento de mi vida que yo precisaba la colaboración de todos y realmente así lo sentí.
"SIENTO MUCHO AMOR Y AGRADECIMIENTO POR EL PUEBLO DE CUBA"
-¿Qué impresión le ha causado el pueblo de Cuba?
-Es muy parecido al de Brasil: entusiasta, alegre, hospitalario, muy familiar. Me siento como en casa.
-¿Cómo podría valorar el Festival?
-Pienso que es una manera de conocer en su conjunto el panorama del cine en el continente, pues como jurados presenciamos tres películas diarias. Es un evento de gran trascendencia no solo para la promoción del cine latinoamericano, sino por el aval que constituye para las obras en concurso, para el prestigio de los ganadores; lo considero consagratorio para los miembros del jurado y un privilegio para quienes lo integramos. Lo considero un retrato muy fiel del cine latinoamericano, por la amplitud con que presenta la actualidad del panorama en el continente.
"Por eso, como jurado quiero aportar mi experiencia, mis vivencias y mi sensibilidad, para poder juzgar de forma equilibrada los filmes en concurso.
"Estoy preocupada por la responsabilidad que implica y voy a dedicar la mayor parte de mi tiempo a esta labor tan difícil, para ejercerla con toda la justicia que ha caracterizado a este evento tradicionalmente, por lo cual ha ganado el respeto y la admiración de los pueblos del continente.
-¿Podría enviar un saludo al pueblo cubano?
-Todos los días los envío mentalmente, pues pienso en Cuba desde hace mucho tiempo y siento mucho amor y agradecimiento por este pueblo que tanto admiro y me ha hecho sentir muy feliz con sus muestras de afecto hacia mí. Me siento muy emocionada, porque me han tratado como si fuera Meryl Strep.
-¿Me permite que le confiese mi impresión sobre lo que acaba de decir? Si Meryl Strep estuviera aquí, estoy segura de que el pueblo cubano no la hubiera acogido con tanto cariño.
La risa de Patricia, mucho más alta y contagiosa que la de Flora, no le dejó responder con palabras. Su alegría era tan contagiosa que quienes escucharon su respuesta, en el Salón Taganana del Hotel Nacional, rieron a coro con esta mujer que no conoce la egolatría.
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