sábado, 4 de mayo de 2024

Sinfonía en voces del barro

Una artífice de la cerámica, Julia González Fornés, obtuvo el premio por toda una vida que otorga FIART 2012...

Ada María Oramas Ezquerro en Exclusivo 18/12/2012
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Julia González Fornés
Julia González recibe el premio por la obra de toda una vida.

Con buenas nuevas quedó inaugurada la XVI Feria Internacional de Artesanía FIART 2012, con la entrega de los premios por toda la vida a Julia González Fornés, artífice de la cerámica, a Yoel del Río, escultor en metal y al creador de muebles en fibras Salvador Romero Durán.

Julia, considerada como una artífice en el arte de convertir el barro en creaciones tridimensionales, brinda una exclusiva a Cubahora, acerca de los cómo, cuándo y por qué eligió el material que le ha permitido desarrollar una intensa labor, con resonancias a lo largo y ancho del archipiélago cubano, especialmente en murales que testifican una versatilidad en temas, recursos y códigos.

La artista se muestra jubilosa y conmovida por este lauro que define como “una maravilla para quienes hemos trabajado de manera callada y que gracias al Fondo Cubano de Bienes Culturales y FIART han desarrollado de manera impresionante la artesanía en Cuba. Para nosotros es un motivo de alegría recibir un reconocimiento de este tipo. No trabajamos en función de reconocimientos, pero al recibirlos, uno se siente halagado, congratulado”.

CLAVES DE UNA GALERÍA DE IMÁGENES Y PERSONAJES

—¿Cómo contempla la evolución de la cerámica en Cuba desde su surgimiento hasta el momento actual?

—La cerámica siempre me interesó. Estudié pintura y dibujo en Cuba y después fui a Estados Unidos y, además de trabajar, estudié la escultura en cerámica, en Greenwich House Pottery, porque siempre me interesé por esta manifestación.

“Recuerdo, los años cincuenta del siglo pasado, y determinadas tiendas como Fin de Siglo, con su departamento de regalos, donde se vendían esculturas en cerámica de diversos formatos que se traían del exterior. Y, a veces, podían verse objetos mínimos, pequeñitos que realizaba Amelia Peláez en el taller de Rodríguez de la Cruz, Y contemplarlos fue una inspiración para mí.

“De entonces a hoy existe un contraste enorme, Amelia trabajaba con pinturas que ella misma importaba. Mi trabajo se hizo fundamentalmente con tierra cubana. Yo trabajaba en Cubanacán, con un técnico llamado Marino Remis Jiménez y trabajábamos con arcillas cubanas y esmaltes que preparábamos, lo cual fue muy enriquecedor para mí, porque todo era cubano y se importaba un mínimo”.

—¿Y los pigmentos?

—Eran también de aquí. Por ejemplo, utilizábamos los sulfometales de Santa Lucía, en Pinar del Río, que nos daban unos amarillos y unos tonos rojizos bellísimos. Empleábamos? la arena de sílice y diversos componentes metálicos de nuestro suelo.

—¿Otros momentos significativos en su trayectoria vinculada a la historia de la manifestación?

—Disfrutamos de un período muy positivo, desde el 60 hasta los 80, con la creación de talleres que suministraban las materias primas a los ceramistas. Durante ese tiempo, trabajé en el de Cubanacán, y a la muerte de Amelia, Celia Sánchez sugirió crear un taller con el nombre de Amelia Peláez, muy cercano a donde ella vivió y allí permanecí diez años y me dediqué a la ambientación de hoteles en Varadero, al comedor de la Escuela Latinoamericana de Medicina.

“Posteriormente, mi labor estuvo encaminada al decorado de la Casa de las Tejas Verdes y de la embajada de México. Realicé varias obras complejas para el parque de la Madre Teresa de Calcuta. Para el Fondo Cubano de Bienes Culturales hice un conjunto de objetos utilitarios como un juego de ceniceros, candelabros, vasos para flores y lo decorativo, en esculturas de pequeño formato.

“He laborado como asesora y como metodóloga del Ministerio de Cultura por diez años, en la especialidad de cerámica en las escuelas de arte, en Las Tunas, en Trinidad y, posteriormente, en la Academia de Bellas Artes San Alejandro. Desde que me llegó la jubilación, estoy trabajando como artista independiente”.

—¿Qué significa la cerámica para usted?

—El vínculo con la vida material y espiritual. Cuando esculpo en cerámica, siento la satisfacción de ser creadora de un universo de sentimientos y de inspiración.

—¿Una nueva fuente de inspiración?

—Ahora estoy trabajando sobre la música; un arte que siempre he sentido muy cercano; porque mi padre y mi hermana tocaban el piano y mi otra hermana era muy aficionada a la música de conciertos. Utilizo la música como referencia, a partir de las sensaciones, tratar de plasmarlo en el barro y dejar escuchar sus voces en una sinfonía de formas y color.


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Ada María Oramas Ezquerro

De larga trayectoria en el periodismo cultural. Premio de Oro, del Gran Teatro de La Habana y Miembro de la sección de la Asociación de Artistas Escénicas de la UNEAC


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