Ucrania: expediente por cerrar

Como en el cuento aquel de quien compró pescado pero le dieron miedo los ojos del animal, Occidente comienza a preocuparse por el auge de los disturbios en Ucrania. La impresión proviene de lo detectado por un diplomático de sólida trayectoria y reconocida seriedad, EvegueniLavrov, quien durante encuentros sostenidos en la conocida como Ginebra II, percibió la inquietud de sus interlocutores por  el sobredimensionamiento que han tomado los sucesos en la ex república soviética.

"En Montreux–explica el canciller ruso- tuve una conversación muy detallada con la alta representante de la UE para Asuntos Exteriores, Catherine Ashton", también lo hizo con la jefa de asuntos exteriores italiana, Emma Bonino, y con el secretario de Estado norteamericano, John Kerry.

"Sentí una mayor conciencia (por parte de los aludidos) sobre los peligros de 'coquetear' con la oposición, solo con el fin de apoyarla en contra del Gobierno actual …” . Calculo que no son simples conjeturas de tan discreto personaje y el anuncio de que se tomaron medidas excepcionales de protección en las centrales nucleares ucranianas confirma que el asunto deriva hacia extremos sin retorno, pues en las cercanías de algunas átomo-eléctricas se produjeron ya circunstancias peligrosas.

Como también  se detecta la presencia de ultraderechistas filofascistoides entre los manifestantes de mayor violencia, y debido a que los políticos que hicieron las convocatorias a esta insurrección ya no regulan el curso de los acontecimientos, pues perdieron capacidad de controlarlos, la trama entretejida es grave, pese a los compromisos concertados con el gobierno, que les prometió hacer cambios legislativos y modificar incluso el gabinete.

La administración de Víctor Yanukovich ha venido implementando diversas acciones para frenar lo que alcanza excesiva intensidad y obliga a contar solo con pronósticos sombríos.

La semana que va a comenzar se prevé que el parlamento estudie cambios en  la composición del gabinete.  "Es muy importante que no se hagan desde el exterior algunas exhortaciones…” que signifiquen o sean tomadas por los litigantes como un aliento de la Unión Europea a sus actos de fuerza, explicó también el titular de la diplomacia rusa, en sutil aludido a irresponsables  expresiones desde el pacto comunitario, pues hasta dijeron que proyectaban sanciones contra Ucrania.

¿Con qué derecho y a tenor de cuáles “principios”? ¿Se han planteado acaso castigar a los gobiernos griego y español o al portugués, por las diversas, multitudinarias y permanentes manifestaciones contra la agenda empobrecedora impuesta por la troika?  Ucrania, vale recordar, no es miembro de esa comunidad ni está sujeta a sus normas.

Tampoco debe echarse en el cesto a la población que no participa ni aprueba las exigencias a deponer la actual dirigencia del país o no comulga con la idea de someterse a un proceso que agravaría en lugar de beneficiar al país, como  se prevé hubiera ocurrido de aceptar el acuerdo comercial con la UE.

Por eso hubo una especie de contramanifestación  en Kiev para ofrecer apoyo a Yanukovich y a los efectivos policiales que están protegiendo la capital del extremismo desatado, en busca del poder.

Partiendo de ese enfoque, el premier ucraniano Nikolai Azárov advirtió durante su reciente estancia en el foro económico de Davos que la situación cobró apogeo porque está dirigida al derrocamiento de las autoridades elegidas en urnas.  Quienes desde el exterior respaldan ese objetivo  deberían expresarlo claramente, sin ocultarse detrás de los manifestantes, acotó.

Entre los analistas al tanto del caso están quienes estiman que desestabilizar a Ucrania es parte del plan para mantenerla alejado de Rusia e inducirle hacia la órbita geopolítica estadounidense-europea.Otros apuntan que si entre los objetivos de la oposición está realizar elecciones anticipadas, los sectores más radicales están llevando la situación al caos, impidiendo tal propósito.

“Los acontecimientos de los últimos días en la capital de Ucrania han mostrado que nuestros intentos de resolver el conflicto de forma pacífica fueron vanos”, afirmó, de otro lado, el ministro del interior,  para quien “Nuestros llamamientos no fueron escuchados, y los acuerdos de treguas (entre estado y políticos opositores)  son transgredidos”.

Interesante que no solo los medios y personalidades oficiales coincidan en el enfoque sobre el drama. El magnate Rinat Ajmétov exhortó a cesar los enfrentamientos callejeros y a trabajar de forma constructiva. Se supone que, en aludido a que se detectó una acumulación de armas en varios sitios controlados por los grupos recalcitrantes, el clasificado como hombre más rico de la república desechó las variantes agresivas “… cualquier uso de las armas es intolerable. Si eso sucede, en Ucrania no habrá vencedor, sino solo víctimas y perdedores” dijo en un comunicado a tener en cuenta.

En Ucrania se están expresando, en un vínculo que normalmente no existiría, intereses propios de los círculos económicos y los de índole política. En medio está la gente llana que ni desea los extremos a los cuales se ha llegado, aunque algunos se dejen arrastrar por confusas apelaciones, ni que se extienda un conflicto fratricida donde, es cierto, todos perderán, pero sobre todo aquellos sin riquezas para aumentar ni preservar.