Aquella noche del 26 de octubre de 1959 resultó inolvidable. Frente al otrora Palacio Presidencial, el pueblo habanero se congregó en miles para escuchar a sus líderes. Habló Camilo, en su última intervención pública. Allí, en encendido discurso, evocó las estrofas del poema Mi Bandera, de Bonifacio Byrne, y le ratificó a Fidel y a la Patria su incondicionalidad a defenderla: "Fidel! ¡el Ejército Rebelde está contigo!"
Y habló Fidel, y anunció una de las tantas decisiones trascendentes de la Revolución en aquel inolvidable Año de la Libertad que dieron lugar al surgimiento de las Milicias Nacionales Revolucionarias: "(…) que tiren metralla, que ataquen, que la nación se defenderá hasta la última gota de su sangre; que Cuba no se dará jamás por vencida, que cada casa será una fortaleza, que pelearemos en los frentes y en la retaguardia, y utilizaremos todas las armas, y que solo encontrará, quien intente apoderarse de Cuba, como decía Maceo, el polvo de su suelo anegado en sangre".
Había un antecedente glorioso que hacía firme y viable la decisión de uniformar al pueblo y darle las armas para defenderse. Meses antes, un grupo de campesinos pinareños: los famosos Malagones, habían capturado a un ex militar batistiano que andaba alzado por la Sierra de los Órganos.
Fidel les dio tres meses para capturar al cabo Lara, y al despedirlos para cumplir la misión, dijo a Leandro Rodríguez Malagón, el jefe de los 12 campesinos: "Malagón, si ustedes triunfan habrá milicias en Cuba". Les bastaron apenas doce días para cumplir la orden del Comandante en Jefe.
Una historia, que no por conocida, puede ser olvidada. Pero existen otras miles, de esas pequeñas que sucedieron en cada rincón de nuestra geografía, cuando miles de cubanos humildes se sumaron a la idea de combatir al enemigo con las armas en la mano y con la suficiente preparación combativa para hacerlo con éxito.
Juan Quintero Pérez estuvo entre los primeros milicianos en Santa Clara y recuerda con nitidez la concentración en el antiguo Deportivo, hoy centro recreativo Arco Iris, y aquellas tardes-noches de horas de marchas, al compás del 1,2,3,4, que luego sirvió para hacerse bromas entre ellos, al romper zapatos.
Tampoco olvida la graduación que los hizo ganarse la boina verde oliva de miliciano: la famosa caminata de los 62 kilómetros. Esa, que si no la cumplías, quedabas descalificado: "Fue dura, bien dura, pero la mayoría la cumplimos. No había de otra", nos dice este veterano revolucionario, quien luego marcharía a Angola y hoy forma parte de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC).
También en la capital de Villa Clara existe otro antecedente no tan conocido, pero vale traerlo a la memoria de estos tiempos, pues le rendía homenaje a Camilo: las Milicias Estudiantiles Revolucionarias (MER), que en el Instituto de Segunda Enseñanza llevaron el nombre de "Osvaldo Herrera", capitán rebelde de la tropa del Señor de la Vanguardia que allí había estudiado, y que en la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas (UCLV), asumieron el de "Ramón Pando Ferrer".
Sus miembros participaron en la inauguración por Fidel en el Caney de las Mercedes, Sierra Maestra, de la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos, el 26 de julio de 1960, y luego, en noviembre, por Yaguajay, siguiendo la ruta de Camilo, anduvieron por los campamentos guerrilleros que le sirvieron de base en 1958 al Frente Norte de Las Villas.
También varios de los jóvenes miembros de las Milicias Estudiantiles Revolucionarias (MER) en Santa Clara participaron en la Campaña de Alfabetización y combatieron en las arenas de Playa Girón, mientras otros, quedaron custodiando a contrarrevolucionarios en el tabloncillo de la UCLV.
En Cuba, las Milicias Nacionales Revolucionarias probaron su valía en Playa Girón, lo hicieron en la Limpia del Escambray, en la custodia de los centros de trabajo, y en cuanto lugar hizo falta para defender la Revolución.
Luego, en los años 80 del pasado siglo, ante la amenaza creciente de la administración Reegan, Fidel, en otra muestra de su sabiduría política, crea el 20 de enero de 1980, las Milicias de Tropas Territoriales (MTT), continuidad de aquellos valerosos milicianos y milicianas de los años 60.
Las MTT en la concepción de la Guerra de Todo el Pueblo desempeñan un rol importante. Son el segundo escalón de la defensa nacional y la mayoría de sus unidades cumplen misiones de carácter territorial, planteadas por los Consejos de Defensa Provinciales, Municipales y de Zona.
Hoy, las circunstancias para la Revolución continúan igual de complejas y la defensa de la Patria sigue siendo prioridad máxima para mantener íntegra sus conquistas, aunque los escenarios de combate se hayan modificado y el ideológico, en las redes sociales, gane en preeminencia.
Ningún frente puede ser descuidado. Por eso, aquellas palabras de Fidel, esa noche del 26 de octubre de 1959, conservan igual vigencia y no debemos desconocerlas. Ni nosotros, y mucho menos, los enemigos: "Podemos hacer una Revolución porque tenemos un pueblo como este. Si no tuviéramos un pueblo como este no podríamos estar haciendo una Revolución como la que estamos haciendo".
Tampoco olvidar la advocación de Camilo, en ese discurso postrero suyo: "De rodillas nos pondremos una vez, y una vez, inclinaremos nuestras frentes… y será el día que lleguemos a la tierra cubana que guarda veinte mil cubanos, para decirles: "¡Hermanos, la Revolución está hecha, vuestra sangre no salió en vano!".
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