//

viernes, 1 de noviembre de 2024

Los que fueron al Moncada

¿Cómo eran los asaltantes al cuartel Moncada, de qué se ocupaban antes de la acción, cuántos eran universitarios?

Pedro Antonio García Fernández en Exclusivo 27/07/2014
0 comentarios

Tal vez muchos de nuestros lectores no sepan que la abrumadora mayoría de los revolucionarios que participaron en los asaltos a los cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo, eran jóvenes menores de 30 años pertenecientes a la clase trabajadora.

Esta acción, que demostró que la vía armada era la única opción para oponerse a la tiranía batistiana, inició una nueva fase en las luchas revolucionarias de nuestro pueblo y destacó a Fidel como líder indiscutible de la etapa histórica que comenzaba.

En un reciente encuentro con estudiantes de la Universidad de La Habana, ellos solicitaban que en la prensa se reflejara no solo qué pasó en aquella mañana de la Santa Ana, sino cómo eran los asaltantes, de qué se ocupaban antes de la acción, cuantos de ellos eran universitarios.

Tales interrogantes motivaron este trabajo, basado en la labor investigativa que durante décadas han realizado los historiadores José Leyva Mestre y Mario Mencía. De este último, en fecha cercana, se publicó El Moncada, la respuesta necesaria, obra que recomendamos consultar a los amantes de la Historia.

Mayoritariamente jóvenes

De acuerdo con estos dos investigadores, estuvieron involucradas 158 personas en las acciones del 26 de julio. Ellos incluyen en esa lista, además de los asaltantes, a una mujer, Natalia Revuelta, a quien se le asignó una misión en La Habana y no viajó a Santiago, y 10 hombres que en la Ciudad Heroína se negaron a combatir.

A estos últimos no puede excluírseles, argumentan los historiadores, porque afectaría la estadística de los hechos. De ellos diez, nueve fueron apresados en las horas siguientes al combate: dos fueron asesinados y desde entonces sus nombres siempre aparecen entre los ultimados por el régimen batistiano.

A los restantes siete la tiranía los sometió a juicio, en la Causa 37, junto con los asaltantes. Tres resultaron sancionados a penas de cárcel, a pesar de no haber combatido (dos de ellos luego se incorporaron al movimiento revolucionario). Los demás fueron absueltos.   

El grupo convocado por Fidel en el oriente cubano, mayoritariamente joven, tenía una edad promedio de 26 años. De los 158, 121 no llegaban a los 30. Solo tres sobrepasaban los 40, entre ellos, Manuel Rojo (49), el mayor de todo el contingente. Pablo Agüero y Ulises Sarmiento eran los más jóvenes (17).

Rojo y Agüero fueron asesinados a sangre fría por los aparatos represivos del batistato. Sarmiento vive aún en Cuba, plenmente identificado con la Revolución.

Casi todos eran trabajadores

Solo 10 de los 158 se dedicaban únicamente a estudiar. Cuatro más simultaneaban estudio y trabajo. En total, 141 pertenecían a la clase trabajadora, ya sea como profesionales, obreros y proletariado agrícola. Siete eran propietarios (un laboratorio farmacéutico, tres quincallas, dos carnicerías y una imprenta).

De este modo, 63 gozaban de trabajo permanente, entre ellos, los siete propietarios; 33 eran asalariados no permanente, incluyendo como tal a los eventuales (ocasionalmente), cíclicos (una parte del año) y a destajo (por cantidad de trabajo terminado).

Treinta realizaban oficios y actividades profesionales y comerciales por cuenta propia, 17 estaban desempleados (Haydée Santamaría era uno de ellos), 4 laboraban en negocios familiares sin salario fijo; y el parqueador Humberto Valdés Casañas, quien huye de toda clasificación, percibía 400 pesos por año.

El sector más representado era el comercio, con una amplia gama que iba desde estibadores, mensajeros de bodega, dependientes gastronómicos y vendedores ambulantes hasta propietarios. Le seguían en importancia numérica los trabajadores industriales y los constructores, junto con 12 obreros agrícolas y 11 oficinistas.

Solo 19 habían podido tener acceso a la universidad. Aparte de los estudiantes, había entre ellos dos abogados (Fidel y Melba), un médico (Mario Muñoz) y un dentista (Pedro Aguilera). De los 139 restantes, dos se habían graduado de bachilleres, 10 de técnicos medios, 29 de sexto grado.

Más de las dos terceras partes del contingente no habían podido ir más allá de la enseñanza primaria. Dos moncadistas nunca asistieron a la escuela.

La mayor parte de ellos (110) militaba, en el momento de la acción, en el Partido Ortodoxo o en su organización juvenil. Dos se encontraban afiliados al Partido Auténtico, otros dos al Socialista Popular (SP, comunista) y uno al Liberal, 25 no pertenecían a partido alguno y de los demás nunca se pudo obtener información.

Muy pocos  de ellos eran conocidos en el universo político cubano, nunca habían aparecido en el titular de un periódico, no figuraban en los cálculos de los politiqueros con vistas a próximos comicios. No pretendían entrar en las páginas de la historia, pero en aquel julio, sin proponérselo, ciertamente forjaron la historia.


Compartir

Pedro Antonio García Fernández

Periodista apasionado por la investigación histórica, abierto al debate de los comentaristas.


Deja tu comentario

Condición de protección de datos