"Ahora sí la historia tendrá que contar con los pobres de América, con los explotados y vilipendiados, que han decidido empezar a escribir ellos mismos, para siempre, su historia", decía ante la Asamble General de la ONU, el Comandante Ernesto Che Guevara el 12 de diciembre de 1964.
Dura ha sido la epopeya vivida desde entonces pero cuarenta años después, dos representantes de los explotados y vilipendiados del continente proclamaban en La Habana el nacimiento de la Alternativa Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA), devenida años después Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América.
"Afirmamos que el principio cardinal que debe guiar el ALBA es la solidaridad más amplia entre los pueblos de América Latina y el Caribe, que se sustenta con el pensamiento de Bolívar, Martí, Sucre, O’Higgins, San Martín, Hidalgo, Petión, Morazán, Sandino, y tantos otros próceres, sin nacionalismos egoístas que nieguen el objetivo de construir una Patria Grande en la América Latina, según lo soñaron los héroes de nuestras luchas emancipadoras", reza el documento que rubricaron los presidentes de Cuba, Fidel Castro, y Venezuela, Hugo Chávez, el 14 de diciembre de 2004.
En sólo ocho años el ALBA suma ya ocho países (Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Santa Lucía, Dominica y Antigua y Barbuda) que serían nueve si -con las simpatías y el apoyo de Estados Unidos- un golpe de estado en Honduras no hubiese barrido con el gobierno constitucional de Manuel Zelaya.
Haciendo honor a su espíritu fundacional, gracias al ALBA, millones explotados y vilipendiados en America Latina y el Caribe han conocido por primera vez un médico, han aprendido a leer y escribir, han tenido un servicio eléctrico estable o han podido enfrentar exitosamente problemas de discapacidad. "El ALBA se sustenta en los principios de solidaridad, cooperación genuina y complementariedad entre nuestros países, en el aprovechamiento racional y en función del bienestar de nuestros pueblos, de sus recursos naturales -incluido su potencial energético-, en la formación integral e intensiva del capital humano que requiere nuestro desarrollo y en la atención a las necesidades y aspiraciones de nuestros hombres y mujeres", suscribieron en su V Cumbre los representantes de sus estados miembros.
Si Latinoamérica, y gran parte del mundo, viven hoy pendientes de la salud del presidente Chávez, operado en Cuba de cáncer, es sobre todo porque el líder bolivariano, junto a los jefes de estado de los países del ALBA, y especialmente Fidel, ha hecho realidad lo proclamado por el Che en la ONU. El ALBA es una ola que irá creciendo, como anticipó el comunista cuyos sueños no pudieron aniquilar los hombres de la CIA en La Higuera: "Esa ola irá creciendo cada día que pase. Porque esa ola la forman los más, los mayoritarios en todos los aspectos, los que acumulan con su trabajo las riquezas, crean los valores, hacen andar las ruedas de la historia y que ahora despiertan del largo sueño embrutecedor a que los sometieron".
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