Durante el segmento de alto nivel en la 72 Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente de los Estados Unidos Donald Trump reiteró su decisión de acrecentar la “cacería de brujas” contra Cuba y cito: “Mi administración anunció recientemente que no levantaremos las sanciones al Gobierno de Cuba hasta que realice reformas fundamentales”.
La puesta en vigor del bloqueo hacia Cuba tiene su antecedente desde el 3 de enero de 1961, cuando el gobierno de los Estados Unidos rompe relaciones diplomáticas con nuestro país. Entonces recibió con discordia a la Revolución Cubana y emprendió una serie de medidas políticas y sanciones económicas que posteriormente llevaron a un bloqueo total. De esta manera, el 3 de febrero de 1962 se hace público el bloqueo absoluto contra nuestro país.
Dichas sanciones contenían prohibiciones como la exportación e importación de mercancías procedentes de EE. UU., el comercio con subsidiarias de compañías estadounidenses en terceros países y la visita de los turistas a la isla. Igualmente se impidió el uso del dólar para las transacciones financieras con otros países y el acceso a territorio estadounidense de los buques y aviones cubanos. Estas sanciones aún están vigentes.
Han pasado casi 60 años de la puesta en vigor de esta política de Estados Unidos contra el pueblo cubano y cada vez se recrudece más. Así se hizo público en el informe sobre la resolución 7/15 de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) titulado: Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba, donde se exponen los daños sufridos por la Mayor de las Antillas.
En este año, la votación en la ONU se realizará en un contexto de tensiones que afectan los avances logrados anteriormente por ambas naciones en materia diplomática. De hecho, prevalece el anuncio de la administración estadounidense de agravar las sanciones contra la isla y destituir los adelantos en las relaciones bilaterales, promovidos por el anterior mandatario, Barack Obama, en 2015 y 2016.
Por eso, cuando el 1.o de noviembre se someta a consideración de los 193 estados miembros de la ONU el nuevo proyecto de Resolución, la comunidad mundial percibirá una vez más que mantener este bloqueo es completamente irracional y que Cuba no renunciará jamás en su empeño de poner fin a esta política genocida.
El bloqueo económico, comercial y financiero existe y se aplica con todo rigor. Constituye, además, una violación masiva e incuestionable de los derechos humanos de los cubanos. De hecho, no hay familia en este país que no sufra o haya sufrido sus efectos en la salud, educación, la cultura, la alimentación y en la vida cotidiana.
Durante todos estos años, el bloqueo ha provocado daños por más de 130 200 millones de dólares, a precios corrientes desde su imposición en 1962. Tomando en cuenta la devaluación del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional, el costo económico de las sanciones más dilatadas de la historia moderna alcanzarían los 822 280 millones de dólares.
El bloqueo transgrede el Derecho Internacional y va en contra de los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas. Es, de igual manera, una violación de los derechos constitucionales del pueblo norteamericano, al incumplir su libertad de viajar a Cuba y, además, los derechos soberanos de otros Estados, debido a su marcado carácter extraterritorial.
Frente a todas estas agresiones, una vez más, el gobierno cubano exhorta a condenar de manera enérgica esta política irracional. Para ello seguirá teniendo el apoyo de la comunidad internacional, en su probado reclamo de poner fin a esta política absurda rechazada tanto en los Estados Unidos como en la mayoría de los países del mundo. Ya no se trata de cifras largas ni lista de violaciones contra un pueblo, el bloqueo es un asunto que requiere poderosa atención.
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