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sábado, 2 de noviembre de 2024

De fallos y de fallidos

Así, el presidente Joe Biden tuvo a bien calificar recientemente a Cuba como otro “estado fallido”, pero hurguemos en la historia…

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 12/08/2021
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Estados Fallidos-América
Sin dudas ser un “estado íntegro, demócrata y eficaz” requiere de un “violento” esfuerzo. (Tomada de Cubadebate)

Una de las características de la demonización hegemonista es sembrar esquemas y dichos para definir en términos absolutos a sus víctimas y enemigos, y contar con las pretendidas justificantes para cualquier barbaridad contra ellos.

Y justo el calificativo de “fallido” es de los que ha sido utilizado con harta frecuencia como antesala de las maniobras de desestabilización y las agresiones armadas que han hecho trizas a más de un país incómodo para Estados Unidos en los últimos tiempos.

Fallido es sinónimo de malogrado, fracasado, estropeado, arruinado e inútil, y lo inservible solo tiene como destino desaparecer o ser desechado, una imagen muy clara y nítida para rellenar mentes con todos los fantasmas posibles y hacer plausible y hasta deseable hundir y borrar a quien se le endilguen tales epítetos.

Y por estos días de un gobierno demócrata en Washington que pretende ilusorios equilibrios entre perros y gatos locales como garantía de una acariciada longevidad política en la Casa Blanca, no resulta extraño que se echen mano otra vez a tales artilugios para intentar complacer a sectores internos opuestos y con viejas espinas en la garganta.

Así, el presidente Joe Biden tuvo a bien calificar recientemente a Cuba como otro “estado fallido” en este mundo donde “gemelos” como Yugoslavia, Iraq o Libia fueron volados en pedazos bajo el mismo rótulo para transformarlos en “ejemplares naciones democráticas”, no importan los costos en vidas humanas, recursos materiales destruidos, secesiones poblacionales, desgarramientos territoriales, y un presente signado por el caos.

Pero hurguemos en la historia. Se supone entonces que para los “rectores globales” un “estado no fallido” es el suyo propio.

Un país donde, por ejemplo, el presidente llega a su cargo cargado de “deudas de gratitud” con los poderosos sectores económicos que le financiaron su campaña, y donde las promesas al electorado que le otorgó su voto nunca llegan a ser realidades tangibles.

Una nación “sólida e íntegra” con bases tan “éticas” como el despojo forzoso y el genocidio de los pueblos originarios, la esclavitud masiva de africanos y sus descendientes, el culto al “triunfador” (no importa por qué medios) y el radical desprecio por el “perdedor”, el pavor hacia lo y los ajenos como enemigos jurados de tantas virtudes locales,  el uso de la guerra y de las trampas para  mutilar geografías ajenas, y la pretensión de que cierta fuerza divina le ha otorgado el santo deber de modelar el mundo a su prístina y perfecta imagen y semejanza.

Una potencia que “hizo y hace su trabajo” cuando lanzó bombas atómicas contra dos ciudades indefensas en Japón, ha degenerado física y mentalmente hasta nuestros días a decenas de miles de niños vietnamitas con su indiscriminado uso del agente naranja en la selvas de un país rebelde y heroico que terminó por derrotarle, invadió militarmente y fomentó dictaduras atroces al sur de nuestro Hemisferio, estableció la tormentosa era de la Guerra Fría en su empeño destructivo contra la URSS y sus aliados, ha prohijado y hecho sus aliados a grupos terroristas extremos en Asia Central y Oriente Medio, y hoy despliega ilegalmente tropas en Siria dedicadas al robo de petróleo y cereales en un país que ordenó devastar hace diez años sin éxito alguno.

Un “eficaz y ágil” sistema Made in USA donde los supremacistas alentados por un ególatra asaltan el Capitolio, donde los policías asfixian y balean ciudadanos negros, mientras los guardias fronterizos apresan, atropellan y deportan masivamente a los “marrulleros y facinerosos extranjeros” que pretenden malograr el radiante ejemplo de equidad y oportunidades de la tierra del Tío Sam.

El país que bloquea desde hace seis décadas a un pequeño e inmediato vecino porque le es inadmisible que intente decidir por sí mismo. Que ha protegido y protege a la ralea terrorista que le ha agredido y le agrede desde aquellas “honorables” murallas, y que un día “no es de gran prioridad” para quien prometió una relación bilateral menos tensa, y otro para a ser “de máxima prioridad” cuando de denostarle y hostilizarle se trata.

Y caramba, después de todo esto uno se pregunta si en realidad no estaremos ante la presencia -hablando con entera propiedad- de unos “eminentes” Estados Fallidos de América.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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