Tras varios meses de acercamientos, diálogos y acuerdos entre los distintos estamentos políticos y económicos, la relación bilateral entre la Federación de Rusia y Cuba ha tomado un nuevo impulso. Así lo confirmó recientemente el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz Canel- Bermúdez, en una entrevista concedida a la cadena internacional de noticias Russia Today.
El mandatario reconoció la existencia de un extraordinario vínculo con la nación rusa, que responde a lazos históricos de hermandad y amistad desde la época de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la cual trascendió, incluso, al ámbito familiar.
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Por eso consideró que se trata de una relación capaz de sobrepasar obstáculos y momentos de incomprensión, más allá del propósito y la voluntad política de ambos estados de materializar acciones estratégicas para el desarrollo inmediato de los países. Díaz- Canel catalogó a Vladímir Putin de amigo sincero y elogió su capacidad de entendimiento de la realidad y los problemas que aquejan hoy a la sociedad cubana.
Asimismo, dijo que compartían la misma visión sobre la agenda internacional y rechazó la expansión de la Organización del Atlántico Norte hacia las fronteras rusas, así como las campañas de descrédito.
Con relación a los más recientes contactos, el líder cubano recordó que Rusia no solo ha prestado ayuda humanitaria a Cuba con el envío de alimentos, sino que también durante el pico pandémico de la Covid-19 donó máquinas generadoras de oxígeno medicinal y medicamentos.
De igual forma, se mostró satisfecho por el dinamismo y los avances que se percibían en muy poco tiempo y apuntó que con los últimos diálogos se pretende, entre otras cosas, mejorar la situación de las termoeléctricas del país, lograr un suministro estable de combustible, aumentar el turismo ruso y consolidar los planes que tienen que ver con las finanzas.
Al ser preguntado por la creciente influencia geopolítica del BRICS y del rol desempeñado por Rusia, Díaz-Canel consideró que este mecanismo de integración representa una oposición a las políticas hegemónicas promovidas desde Estados Unidos (EE.UU.) y a los principios de la Guerra Fría. Además, enfatizó que, de mantenerse propuestas como la desdolarización de la economía, se lograría una colaboración comercial más inclusiva y justa para los países del Tercer Mundo, se acabarían las sanciones comerciales de EE.UU. e instituciones como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial dejarían de tener control sobre las políticas de los países.
El dignatario planteó la necesidad de que Cuba se inserte en dicho mecanismo y apostó por la integración latinoamericana como un paso necesario para dar respuesta a la doctrina Monroe y a las intentonas injerencistas de EE.UU.
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