Oxígeno para los merengues

Respira el Madrid. La clasificación para la final de Copa ante su rival directo maquilla la diferencia de puntos en Liga. La buena defensa blanca y el desgaste físico de algunos jugadores fueron los baluartes de la victoria para un equipo que no anda muy fino esta temporada. Lo mismo pasa con los goles: el doblete de Cristiano equivale a un triunfo sobre el tetra balón d’or (atención, el portugués ha golpeado en partidos claves cuando su equipo le ha necesitado), y el de Varane una apuesta al futuro. A todo esto súmenle una inyección de moral-épica en vísperas de su visita al teatro de los sueños: cuartel del Barcelona conquistado, próxima parada: Old Trafford.

Los culés pueden marcar diez el sábado, debieron ganar hoy y no otro día. Era un buen momento para negar la Messi-depedencia, pero no lo hicieron. Sí, hubo jugadores destacados: Iniesta sigue tocando el balón como si se tratase de un arpa y Pedro recupera la forma mostrada el año de los seis títulos, pero los goles no caen. Acusar a Messi sería de tontos, negar su peso en el conjunto catalán mucho más. Y no parece importar mucho esto, pues niegan de Villa (aunque no haya resaltado tras su ingreso) como si se tratase de un suplente más y no del máximo goleador de todos los tiempos de la selección española; perdón, de la mejor selección española de todos los tiempos.

Real Madrid hizo lo suyo para triunfar; extremos que se sacrificaban en defensa: Di María y CR7 bajando como laterales e incorporándose a las contras sin acusar al desgaste físico; un Higuaín con movimiento por toda la cancha que si bien pierde gol, el equipo gana en un balance general cuando abandona su posición de ariete. Otra de las claves de los merengues fue su capacidad para desdoblarse en la cancha, en un instante estaban todos defendiendo y tres segundos después estaban cara a cara con el portero rival. Las contras vertiginosas han sido una de sus principales armas esta temporada y el Barça lo sufrió en carne propia.

Los defensores madridistas cumplieron con su parte: Ramos y Varane formaron una dupla impecable en el fondo, sin espacios para filtrar balones; ellos  fueron los cimientos de una pared concisa que los rivales del Barcelona construyen una y otra vez a causa de un secreto a voces: no tienen idea de cómo romper ese cerrojo. Es fácil cerrar líneas cuando todo el equipo te ayuda; no quito crédito ni a los centrales, ni a Arbeloa, ni a Coentrao, pero es innegable la efectividad defensiva cuando todos aportan un granito para mantener imbatida la portería. Y por si fuera poco, Diego López no mostró nervios, cumplió con su trabajo y gracias a ello la ausencia de San Iker no estuvo acompañada de lamentos.

Eso sí, si en la próxima jornada de la BBVA el Barça no derrota a los blancos de forma contundente, se derrumba el equipo. Por suerte para ellos, el colchón de puntos permite varias caídas antes de que los muchachos de Simeone escalen a lo más alto de la tabla. A toda esta presión debemos agregar una necesaria remontada en la vuelta de Champions, algo poco probable cuando los azulgranas no son conocidos por recuperarse de resultados adversos. En otras palabras: si Tom Cruise no viste de azulgrana ante el Milán A.C., catalanes a la cuneta. 

Los merengues han colocado una lápida sobre el Barcelona donde podría leerse el próximo doce de marzo “parecía, pero no fue”, epitafio en referencia al inicio perfecto de la era Vilanova. Muchos soñaron con otro triplete sin pensar en las maravillas del fútbol: en tres encuentros desaparece el trabajo de todo un año. Mourinho aún puede redimirse. La décima y el trofeo de su Majestad permitirían al luso salir por la puerta ancha de una estancia en Madrid no tan grata como esperaba, aunque los números del Only One sean espectaculares. El hambre de títulos del equipo más exitoso de España no perdona, recuerden cómo le dieron el puntapié a Pellegrini luego de romper el récord de puntos para una Liga. Así es el planeta fútbol, si Mou levanta esa ansiada Décima, esperada por más de diez años, pasará de héroe a villano en menos de un segundo. Es un deporte donde los ingratos deciden el curso de la memoria histórica.

¿CUBA VA?

La sub-20 nacional se enfrenta a Costa Rica en busca de un boleto para el Mundial de esa categoría. No puedo pronosticar un resultado, ni tengo idea de cuán bien han jugado, pero dos victorias en la misma cantidad de encuentros, con cinco goles a favor y uno en contra apuntan a un buen rendimiento. Sería injusto juzgarlos si no logran vencer a los ticos, ellos están probando un punto que desde Guadalajara parece claro: los jóvenes futbolistas cubanos tienen nivel y algunos pueden dar el salto, pero les ocurre lo mismo que al agua estancada.

Si no chocamos con la realidad internacional, si no nos enfrentamos a los mejores día a día, no podemos evolucionar. Cuando el techo de casa es bajito, el día que se llega a una catedral quedamos en ridículo; solo hay una forma de cambiar eso: visitar a las imponentes estructuras europeas (da igual si son góticas o románicas), incluso en América hay algunas muy hermosas. Acá en Cuba contamos con muy pocas, por eso no nos va bien en el fútbol.