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viernes, 1 de noviembre de 2024

Perfeccionarnos desde el barrio

Los cubanos van este domingo a las urnas para escoger a los delegados, representantes en los barrios del poder estatal…

Raúl Menchaca López en Exclusivo 21/10/2012
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Elecciones_Cuba
Ya Cuba vota.

Ocho millones de cubanos tienen hoy la suprema responsabilidad cívica de escoger en las urnas a 14 mil 500 delegados, esas personas que representarán al poder estatal en los barrios y son pieza fundamental en las asambleas municipales del Poder Popular.

Más de 29 mil 500 colegios electorales están abiertos, desde a las siete de la mañana, para que todos ejerzan su derecho al sufragio y depositen, en un candidato, la confianza para dirigir a la comunidad.

Para nadie es un secreto que asumir la responsabilidad de representar el poder estatal en cualquier barrio es en la Cuba contemporánea un acto por lo menos valiente.

Las duras condiciones de un Período Especial, que aún enseña los colmillos, lastran sensiblemente la labor de los delegados, quienes tienen que enfrentar no sólo graves carencias materiales sino además, y lo que es peor, insuficiencias derivadas de la indolencia de algunos. Por eso la tarea es difícil y a ratos ingrata, como han reconocido en reiteradas ocasiones las autoridades parlamentarias, porque en esa persona recae gran parte de la toma de decisiones en aspectos relacionados con la comunidad que representa y que no siempre comprende los límites de su accionar.

Cada uno de los delegados electos tendrá la alta responsabilidad de representar a sus vecinos en el órgano de gobierno, pero además de apoyar, discutir, evaluar decisiones importante en la vida de su territorio.

Votar por el más capaz, por quien mejor pueda representarlo en la asamblea municipal, es una decisión soberana de los electores, quienes antes tuvieron la posibilidad, primero de proponer y nominar a sus candidatos del barrio y luego de revisar conscientemente las biografías de los seleccionados.

Por eso, antes de entrar a las urnas, cada votante conoce las propuestas y tiene un criterio, por lo que está en condiciones de determinar a cuál candidato ofrecer el sufragio para que lo represente en el gobierno municipal.

Sabido es que en las elecciones cubanas lo que decide es el mérito personal del candidato y esa es una de las diferencias sustanciales de nuestros comicios en relación con otros en cualquier parte del mundo, donde corre mucho dinero en feroces campañas políticas de los partidos.

Las asambleas provincial y la municipal son los órganos superiores locales del poder del Estado y en consecuencia están investidos de la más alta autoridad para el ejercicio de las funciones estatales en sus demarcaciones respectivas, y para ello ejercen gobierno, dentro del marco de su competencia, y ajustándose a la Ley.

Por eso es el llamado al voto consciente para escoger al mejor y más capaz, una persona que como delegado puede alcanzar mayores responsabilidades en las asambleas municipales.

El Consejo Popular, que se constituye en ciudades, pueblos, barrios, poblados y zonas rurales, está investido de la más alta autoridad para el desempeño de sus funciones, además de que representa a la demarcación donde actúa y, a la vez, es representante de los órganos del Poder Popular municipal, provincial y nacional.

Una de las características principales de nuestro Poder Popular y su sistema electoral es que la integración del Parlamento es representativa de los más disímiles componentes de la sociedad cubana.

La actual Asamblea Nacional está integrada, entre otros, por 145 diputados que laboran directamente en la producción y los servicios, 31 en la salud, 33 en la educación, 7 en los CDR, y 30 proceden de las organizaciones sindicales.

Por eso, cuando se vota este domingo quizás se está eligiendo a un diputado al Parlamento, pero sobre todo se elige a una persona que tendrá la compleja tarea de acompañar, desde el barrio, el colosal deber de perfeccionar nuestro sistema económico.


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Raúl Menchaca López


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