Dentro de apenas una semana, la Asamblea Nacional del Poder Popular discutirá un proyecto de una nueva Ley Tributaria que busca adaptar la carga impositiva a los cambios que ha sufrido la estructura económica del país.
Desde hace casi tres años, un grupo de expertos del Ministerio de Finanzas y Precios y de la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT), así como de otros organismos, preparan la legislación que sustituirá a la actual Ley Tributaria, la número 73, aprobada por el parlamento, en mayo del 94 y en vigor cuatro meses después, en agosto de ese año.
Esa ley llegó como una necesidad, luego del renacimiento del sector de empleo no estatal, para llenar un vacío en la necesaria contribución de todos a la Seguridad Social pues, habituados a recibir constantemente, muchos eran, y aún lo son, incapaces de comprender la importancia del tributo, que, dicho sea de paso, no es un invento cubano, ni mucho menos del Socialismo.
Sin embargo, la ley actual tiene fisuras que el nuevo sistema impositivo tratará de solucionar con una legislación que busca ser lo más abarcadora posible, pero con flexibilidad para poder actuar en consecuencia con los rápidos cambios de la economía cubana.
“En la nueva ley las personas verán reflejadas buena parte de sus obligaciones tributarias, pero al mismo tiempo dará la posibilidad de ir haciendo adecuaciones en correspondencia con los cambios y la implementación de los Lineamientos”, afirmó semanas atrás a Cubahora la viceministra de Finanzas y Precios, Meisi Bolaños.
Esa flexibilidad permite que la nueva norma formule un régimen especial tributario para el sector agropecuario, de manera que la legislación no desestimule la producción de alimentos, algo imperiosamente necesario para la nación.
Ese sistema especial para el sector agropecuario incluye determinados beneficios con respecto al régimen general de los restantes impuestos concebidos en la legislación.
“Para el éxito del nuevo sistema tributario que se diseña, es importante que cada cubano entienda la importancia de su aporte y que lo cumpla”, comentaba a Bolaños.
Y es que hay que comprender la importancia de cumplir con el pago de impuestos, tasas o contribuciones, como mecanismo para financiar el gasto público mediante el ingreso de recursos a los presupuestos municipales, provinciales o central y así.
La vigente legislación tributaria concibe once impuestos, tres tasas y una contribución, que deben ser pagados no sólo por los trabajadores por cuenta propia, sino por personas naturales, empresas y otras entidades.
Los tributos son la principal fuente de ingresos que tiene el estado para sostener la Seguridad Social, esa sombrilla invisible que nos protege a todos de una u otra forma, más temprano o más tarde.
Ese dinero que aportamos, financia el pago de pensiones, la jubilación, la salud pública o la educación, en fin permite el sostenimiento de servicios que son las más apreciadas conquistas de la Revolución.
El nuevo sistema tributario, en discusión dentro de una semana, de seguro será una herramienta moderna y flexible que permitirá un mejor acompañamiento a los cambios que vive el país.
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