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sábado, 2 de noviembre de 2024

SOS Bloqueo vs Cuba

El impacto del bloqueo en todas y cada una de las fuentes de ingreso de la Isla es brutal: del orden de los cinco mil millones de dólares anuales, 430 millones al mes. Hasta 2021, 147 mil millones de dólares en pérdidas...

José Manzaneda en Escambray 11/08/2021
1 comentarios
Bloqueo a Cuba-Unblockcuba
El resultado político de una estrategia que persigue matar por hambre y carencias a un pueblo rehén, es bien pobre.

Imagínense que la Unión Europea impusiera un bloqueo económico total a España, prohibiendo el comercio, las transferencias, el turismo, la venta y compra de tecnología o medicamentos, el uso del euro, que -mediante amenazas y procesos judiciales- impidiera la inversión a empresas de otras latitudes, sancionara a las navieras que traen gas natural o petróleo y, a su vez, negara la entrada a territorio de la Unión Europea a nuestra ciudadanía.

Aún siendo un país con alto desarrollo económico, imaginen los efectos devastadores que tendría en nuestras condiciones de vida (en salarios, pensiones, servicios públicos, transporte…), en plena crisis económica por la pandemia. Pues bien, ahora, imaginen este bloqueo sobre la población de un país insular y pobre en recursos, del Sur, como Cuba.

Hoy asistimos, con perplejidad, a una operación, en prensa y redes sociales, de negación del bloqueo económico, comercial y financiero de EEUU contra Cuba, que justifica un crimen de lesa humanidad y la violación masiva de los derechos humanos de once millones de personas, sometidas a un brutal chantaje: morir por hambre o derrocar a su gobierno.

El impacto del bloqueo en todas y cada una de las fuentes de ingreso de la Isla es brutal: del orden de los cinco mil millones de dólares anuales, 430 millones al mes. Hasta 2021, 147 mil millones de dólares en pérdidas.

¿EN QUÉ CONSISTE EL BLOQUEO A CUBA?

Las bases permanentes del cerco económico y financiero a Cuba son, entre otras, las siguientes:

El llamado “embargo comercial”. Empresas y ciudadanía cubanas no pueden vender producto ni servicio alguno en el mayor mercado del mundo, EEUU, ni adquirir sus productos o servicios, salvo excepciones y con regulaciones muy estrictas (ciertos alimentos y medicamentos, pagados por adelantado). Esto implica enormes sobrecostes en absolutamente todas las importaciones de Cuba, muchas desde mercados distantes. También la imposibilidad de adquirir productos y tecnología solo existente en EEUU.

Los barcos que tocan puerto cubano no pueden seguir ruta a EEUU, lo que multiplica, para la Isla, todos los costes de fletes y seguros.

La prohibición del turismo de EEUU, que significaría una inyección inmediata de liquidez para la economía de la Isla.

Las persecuciones, penalizaciones y presiones extraterritoriales constantes a empresas y países, para impedir el comercio con Cuba. Empresas de terceros países no pueden exportar a EEUU productos con un solo gramo de azúcar o níquel cubanos, cerrando a la Isla gran parte de los mercados internacionales. Igualmente, terceros países no pueden vender a Cuba bienes con más de un 10% de componentes estadounidenses.

La imposibilidad para Cuba de créditos para el desarrollo, debido al derecho a veto o voto preferente de EEUU en organismos financieros multilaterales, como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo.
243 nuevas sanciones

A las anteriores medidas y muchas otras no mencionadas, añádanle 243 nuevas sanciones impuestas durante la administración de Donald Trump, de ellas más de 50 aprobadas durante la pandemia de Covid-19. Por ejemplo:

La prohibición de las remesas, que han convertido a la emigración cubana en la única, en EEUU, que no puede enviar dinero a sus familias de forma legal y segura.

El cierre migratorio, por la congelación de visas, debido a la clausura del consulado estadounidense en La Habana, algo que busca incrementar el efecto de “olla a presión” sobre la población cubana. El compromiso, firmado por Barack Obama, de otorgar al menos 20 mil visas al año, es hoy papel mojado.

La inclusión de Cuba en la lista de supuestos “países patrocinadores del terrorismo”, que implica el cierre bancario internacional casi completo para la Isla, y la imposibilidad, desde hace meses, de realizar compras (de alimentos y medicamentos, por ejemplo), con los dólares recaudados.

La persecución sistemática de las navieras que llevan petróleo venezolano a Cuba, hecho causante de la reducción drástica del transporte urbano y de restricciones eléctricas.

La restricción aún mayor de los escasísimos viajes de EEUU a Cuba autorizados por la administración Obama, así como la prohibición total de compras de productos en tierra. La prohibición de cruceros, por ejemplo, ha arruinando a numerosos establecimientos del sector privado cubano.

La prohibición de vuelos a nueve de los diez aeropuertos internacionales de Cuba, medida que afecta a la comunidad cubana en EEUU, única que, con anterioridad, no estaba sometida a restricciones de viaje.

La retirada de la única licencia de inversión que fue autorizada por Obama: la de la empresa hotelera Marriot.

La aplicación íntegra de la Ley Helms–Burton, que busca ahuyentar toda inversión extranjera, así como la activación de decenas de demandas contra empresas inversoras, principalmente europeas, para forzar su salida de la Isla.

La ruptura –mediante pactos con gobiernos aliados, como los de Ecuador y Brasil- de sus acuerdos médicos con Cuba, que permitían financiar el sistema público de salud de la Isla. Esto explica, en parte, el desabastecimiento sanitario y persigue crear una crisis de salud en la Isla.

La abolición de esperanzadores acuerdos bilaterales, como el firmado -y nunca llevado a efecto- entre la Federación Cubana de Beisbol y las Grandes Ligas de EEUU, que habría puesto fin a la “fuga” de deportistas y ayudado a financiar el deporte base de Cuba.

Imagínense que le cortan la luz de su casa, le cierran las puertas para que no entre comida ni medicinas, le impiden a Vd. y a las personas a su cargo que puedan salir a buscar el sustento, y luego le echan a Vd. la culpa de la mala gestión de su casa y le dicen que es un dictador. Eso es lo que EEUU hace con Cuba y su pueblo.

Una estrategia de asfixia de seis décadas, más el cerco de guerra económica de los últimos cuatro años, unido a la ausencia de ingresos por turismo debido a la pandemia, han provocado en Cuba una aguda situación de desabastecimiento en todos los órdenes. El resultado político, esperado desde hace 60 años, de una estrategia que persigue matar por hambre y carencias a un pueblo rehén, es bien pobre: haber conseguido que una pequeña parte de la población, cansada, desesperada, claudique y se rebele contra el gobierno y la Revolución.

Pero la euforia es mala consejera. Estas personas no son la mayoría. La mayoría conoce la causa esencial de sus problemas, y ha salido, por miles, a las calles de toda Cuba, a defender la soberanía de su país y a la Revolución. Los criminales lo seguirán intentando. Pero Cuba es, aún, un hueso duro de roer.


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José Manzaneda

Se han publicado 1 comentarios


Juan Carlos Subiaut Suárez
 13/8/21 12:07

Excelente artículo dfe José Manzaneda.

El bloqueo de Estados Unidos a Cuba, aunque tiene relación con nuestra decisión de escoger y mantener nuestro sistema político y social sin que nadie, ni mucho menos ese país nos lo cuestione, no es consecuencia del diferendo político, ni mucho menos se resuelve con negociaciones entre las partes. El andamiaje del bloqueo surge después del triunfo de la Revolución Cubana, pero fue un acto unilateral del gobierno de los Estados Unidos. Siempre se alude a un memorando de un personaje de ese gobierno, Mallory, quien definió como objetivos del bloqueo «…rendir por hambre y necesidades al pueblo cubano…» Ese bloqueo, que se ha recrudecido año tras año (Torricelli, Helms Burton, las Trumpadas, etc) solo lo desintegra sucesivas acciones ejecutivas del Congreso y del Presidente de ese país. Nada que negociar. Recuerdo que siempre enunciaban un argumento como moneda de cambio, que si el apoyo a los movimientos de liberación nacional, que si la subordinación al comunismo internacional y a la Unión Soviética, que si la presencia de las tropas cubanas en Angola, que si bla, bla, bla. Ahora que propone, negociar y renunciar a principios, no, nos hemos mantenido en todos estos años, y seguiremos los que sean necesarios, porque hemos sido consecuentes con nuestros principios.
El conflicto político seguirá, porque hace tres siglos que ellos siguen viendo a Cuba como una posesión apetecible, entre la teoría de la fruta madura y la otra de la gravitación política, las acciones de compra a España y la intervención en nuestras guerra de independencia escamoteándole el triunfo a los mambises, que nunca han aceptado, ni mucho menos de 1959 para acá, la independencia de Cuba y su papel cada vez más creciente en la arena internacional, en especial después de los 90′ del siglo pasado y sobre todo, en la actualidad, que la premisa del traspaso de la dirección de la generación histórica a los pinos nuevos sea la Continuidad, en fin, no son capaces ni de aceptar la realidad de nuestra existencia.
Es cierto que, aparte del bloqueo, tenemos muchos problemas que solucionar, pero aquí adentro, entre nosotros, sin ninguna injerencia externa.
En otro orden, mucha gente se pregunta para qué tanta caravana y cartel tras tantos años exigiendo lo mismo sin que al gobierno de Estados Unidos se le mueva un músculo de la cara, tras tantas votaciones en la Asamblea General de las Naciones Unidas cuyas indiscutibles victorias no han cambiado el rumbo de la vecina hostilidad. El mismo argumento utilizado ante el ascenso sostenido en membresía y acciones de grupos en redes sociales como NEMO, que se imbrican con las caravanas. Incluso se preguntan, como han hecho, qué hace un cubano como yo, residente en Cuba, participar en NEMO y congratularse por sus acciones y crecimiento, si es un grupo de composición multisectorial y fundado por cubanos residentes en Estados Unidos, que discrepan de nuestro sistema político. Para todos estos inquirentes, la respuesta es la misma. Primero; el objetivo de cada una de estas actividades es la lucha por la eliminación del Bloqueo de Estados Unidos a nuestro pueblo. Segundo; la pluralidad de ideas que componen estos movimientos coinciden en ese objetivo común para todos. Tercero. Las formas de lucha tienen un componente ético que se entrelaza con lo mejor de nuestro acervo cultural en ese campo, los fundadores de NEMO aseguran que sus concepciones parten del conocimiento, aceptación y adecuación de la prédica martiana a los objetivos de la lucha contra el bloqueo y Cuarto, no menos importante; todos apuntan a lograr la mayor concientización del tema dentro del pueblo norteamericano, para que incidan en sus legisladores, congresistas, etc, a fin de desintegrar cada uno de los ingredientes, leyes, resoluciones y directivas que conforman el aparato del bloqueo contra nuestro país, hasta su desmontaje final.
Soy parte de este pueblo, nací bajo el bloqueo, bajo el bloqueo nació mi hija y también mi nieta. Contando mis ancianos padres, aún vivos, son cuatro generaciones a las cuales el bloqueo está afectando de una forma o de otra. Gracias precisamente a esta Revolución, imperfecta como toda obra humana, pero perfectible y de hecho en la medida de las posibilidades propias y en lo que nos permite ese mismo bloqueo, continuamos perfeccionando; sentimos con menos crudeza los embates asesinos de ese bloqueo y, cualquier iniciativa, cualquier acción, cualquier sentimiento que se dirija a su destrucción, cuenta con mi apoyo entusiasta.

Me sigo sumando al reclamo: Abajo el Bloqueo.

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