El Sistema Nacional de Salud cubano prioriza la salud reproductiva, frente al concepto de salud sexual, que debería incluir los derechos sexuales, entre estos el referido al placer sexual, aseguró la sexóloga Yamira Puentes, a las personas participantes del taller El placer sexual: un derecho poco visibilizado, previo al 6to Congreso.
La Organización Mundial de la Salud y la Asociación Mundial de Salud Sexual (WAS, por sus siglas en inglés), definen la salud sexual como “un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad. No es la mera ausencia de enfermedad, disfunción o dolencia”.
Ambas organizaciones coinciden en que es, además, “un resultado positivo y acercamiento respetuoso a la sexualidad y las relaciones sexuales, así como “la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, libres de coerción, discriminación y violencia”; y de que para alcanzarla, deberán ser “respetados, protegidos y cumplidos los derechos sexuales de todas las personas.
Sin embargo, los derechos sexuales no cuentan con el reconocimiento internacional ni con instrumentos jurídicos vinculantes, aunque desde el CENESEX sí se legitiman como derechos humanos, desde la práctica sexológica y el activismo,
Pero el sistema cubano de salud pública no parece alejarse del contexto mundial. Según Puentes, “en casi todos los países coinciden en dejar fuera a los derechos sexuales, a pesar de estar en la declaración y documento técnico Salud sexual para el milenio de la WAS”.
Por otra parte, el también sexólogo Pedro Pablo Valle afirmó en el taller realizado en el Centro de Capacitación de Mujeres (CECAM) Fe del Valle, que “en la Cuba de hace unos años era necesaria la prioridad de los derechos reproductivos, pero esta etapa ha sido superada en la isla y hay que dar pasos en ese sentido”.
Y Valle va más allá: “los derechos reproductivos forman parte de los derechos sexuales”, confirma.
Si bien, la psicóloga de la Escuela Latinoamericana de Medicina, Yenima Hernández, considera que en la isla “la autonomía está subestimada”.
La máster en sexualidad se preguntó, entonces, cómo hacer coincidir la autonomía con la justicia para poder hacer valer nuestros derechos sexuales.
Para el segundo tiempo, Puentes y Valle reservaron el Taller de erotismo en el que propusieron a las personas asistentes reconocer partes de sus cuerpos que les gustan ser tocadas, cuáles no y cuáles podrían ser tocadas por personas del grupo.
Masajes de hombros, cabeza y pies; caricias, cosquillas, abrazos y la estimulación del olfato con inciensos y el perfume ¡Oh!, que lanzarán CENESEX y la perfumería Habana 1791 durante el 6to Congreso, permitieron a las personas participantes llegar a sus propias conclusiones.
Hernández opinó que nuestra cultura no potencia el reconocimiento de nuestro cuerpo y que los grupos se crearon a partir de las relaciones personales previas.
Mientras, el psicólogo Amado Rodríguez, del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, notó que cuando pidió a las mujeres de uno de los grupos que lo tocaran, no recibió respuesta.
Rodríguez comentó que los hombres, durante la realización de esta técnica, ni siquiera se acercaron.
“Estamos muy marcados por la masculinidad y sentimos miedo de ser cuestionados, nos sentimos amenazados, si tocamos a otro hombre, dejamos que nos toque o si le manifestamos nuestro afecto”, comentó Rodríguez, que confesó sentir pena de este prejuicio.
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