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viernes, 4 de octubre de 2024

De Chicago a hoy: contra la barbarie y el engaño

A pesar de sutiles intentos por sepultarla, jamás puede olvidarse una historia que hoy se recicla en otras latitudes, con mayor número de inmigrantes expoliados y no menos salvajismo...

Diego de Jesús Rodríguez Molina en Exclusivo 04/05/2016
1 comentarios
 El reciclaje de una historia cruel
Entre protestas por reivindicaciones sociales y salariales transcurre hoy la celebración proletaria en las naciones más desarrolladas.

Lo que voy a contarles fue tema surgido ante inquietudes de un joven interesado en las diferentes maneras en que el domingo último los trabajadores del mundo recordaron a los mártires de Chicago, aquellos que se inmolaron el primero de mayo de 1886 en la lucha por la jornada de las ocho horas de trabajo durante la violenta revolución industrial de Estados Unidos en nombre de la “modernidad”, la “democracia” y el sueño americano.

A pesar de sutiles intentos por sepultarla, jamás puede olvidarse esa historia que hoy se recicla con mayor número de inmigrantes expoliados y no menos salvajismo, extendiéndose como mala hierba en potencias “desarrolladas” y “cultas”.

En honor a los caídos, —sintetizo a modo de antecedente del que no siempre se habla, al igual que de las abismales diferencias hoy— el Congreso de la Internacional Socialista celebrado en París en 1889 declaró el primero de mayo Día del Trabajador, devenido jornada internacional que pronto Cuba celebra: a partir de 1890 cuando el Círculo de Trabajadores de La Habana organiza un desfile de unas tres mil personas.

Ya en 1897, para evitar que el 1° de mayo sirviera como glorificación de los “mártires de Chicago”, el presidente estadounidense Grover Cleveland había establecido en septiembre el Día del Trabajo como feriado oficial en que en vez de honrar a los masacrados, los estadounidenses hoy prefieren celebrar con parrilladas y torneos deportivos, víctimas de la tergiversación histórica sobre aquellos “revoltosos” y el olvido.

UN DRAMA TERRIBLE QUIEREN SEPULTAR

“Un drama terrible” fue el titular de la crónica sobre los “Mártires de Chicago” que José Martí publicó en el diario La Nación, de Buenos Aires, en 1888, en la cual describe así la injusticia del ahorcamiento, que seis años después de muertos, una revisión comprobó que no habían cometido ningún crimen y fueron “víctimas inocentes de un error judicial”, pero ya era tarde:
A propósito Martí escribió: “¡Estos no son felones abominables, sedientos de desorden, sangre y violencia, sino hombres que quisieron la paz, y corazones llenos de ternura, amados por cuantos los conocieron y vieron de cerca el poder y la gloria de sus vidas: su anarquía era el reinado del orden sin la fuerza: su sueño, un mundo nuevo sin miseria y sin esclavitud: su dolor, el de creer que el egoísmo no cederá nunca por la paz a la justicia: ¡oh cruz de Nazareth, que en estos cadáveres se ha llamado cadalso!”.

Seis murieron durante el paro de 200 000 trabajadores y se condenó a muerte a cinco más:los periodistas August Vincent Theodore Spies, Albert Parsons (que ni si quiera había estado en el lugar) y Adolf Fischer, así como el tipógrafo George Engel, ejecutado al año siguiente.El carpintero Louis Lingg no pudo ser ahorcado al suicidarse en su celda.
Mas, esa historia ha sido sepultada en EE.UU. como la recordación de aquel capítulo manchado de sangre que el mundo no olvida y menos Cuba, donde, a decir verdad, no fue hasta 1959 que los creadores de la riqueza dejan de ser reprimidos por una soldadesca armada por el imperio y asumen el poder político como la principal de las conquistas alcanzadas al calor de un irreversible proceso de justicia social a la par que asumen como definitivos dueños de los medios fundamentales de producción.

CONTRASTES Y PRIVILEGIOS

Gracias al sacrificio de aquellos obreros de Chicago y al desarrollo del movimiento revolucionario en el orbe durante el pasado siglo, la jornada de ocho horas fue reconocida como importante derecho, aunque no siempre es respetado, como ocurre hoy en Francia, donde la clase obrera desafía los gases lacrimógenos y las balas para abolir una reforma que anula por las claras esa conquista.

También entre protestas por reivindicaciones sociales y salariales transcurrió la fecha en España y México.

Y mientras en Brasil y Venezuela los manifestantes rechazaron los intentos de golpes de Estado que impulsa la derecha desde los parlamentos y apoyaron las medidas en beneficio popular de sus presidentes, los cubanos marchamos en apoyo a la actualización del modelo económico, a la unidad, a la lucha por la paz, a su liderazgo histórico y a los 90 años de quien lo encabeza —Fidel— y es paradigma mundial de la firmeza ideológica y lealtad a los principios que también ratificamos.

Por supuesto que disfrutamos esos privilegios en un mundo donde el creciente deterioro del ámbito laboral se suman el desamparo e incertidumbre que las políticas neoliberales acrecentaron en las relaciones de trabajo en las últimas décadas y llevaron, por ejemplo, a la mayoría de los trabajadores a no tener o perder contratos de trabajo, ver extenderse la faena de labor, intensificarse la pobreza a la par de la humillación a migrantes y quedar a merced de los constantes despidos y la calle.

Es el triste panorama cuyas realidades contrastan con las de Cuba y formaron parte de las razones por la que este día es aquí festejado por todo el pueblo y la sociedad civil se robustece con el protagonismo de sus sindicatos y su participación en debates decisivos del país.

INCERTIDUMBRE

Agravan la situación de otras latitudes la fragmentación de la clase trabajadora, el debilitamiento del movimiento sindical y los intentos de extinguir el empleo formal en aras de extender el informal, entre otros negativos fenómenos por neutralizar la movilización de los sindicatos y apartarlos de su rol puntero en la lucha por un mundo mejor.

Además de los despidos en el sector público, gobiernos como el argentino acortan servicios sociales básicos por los préstamos de ajuste y a media que recortan la educación, la salud y otros programas, no sólo disminuyen empleos sino que minan la salud y la productividad futura de la fuerza de trabajo, sobre la que recae las mayores privaciones y sacrificios del capitalismo salvaje, sin nada más que ofrecer a la humanidad.


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Diego de Jesús Rodríguez Molina

Se han publicado 1 comentarios


Yangel Silva
 4/5/16 23:43

Ellos como siempre con su máxima de DIVIDE Y VENCERÁS, tratando de alejar a todos de la historia y lo real. Excelente trabajo .:FELICIDADES!!!

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