//

sábado, 5 de octubre de 2024

En la misma fila con Fidel…

Un diálogo imaginario con Fidel, en ocasión de su 90 cumpleaños...

Dorisbel Guillén Cruz en Exclusivo 16/08/2016
0 comentarios

Se muere la tarde más allá de las puertas de esta sala de redacción y me urgen palabras, pero también están en declive.Y no es que me falten adjetivos para usted Comandante, ni que por mediático que resulte su 90 cumpleaños exista la posibilidad de agotar símiles y metáforas en su honor, creo, más bien, que se trata de otro asunto, si me permite, técnico.

Quizás es este el inmovilismo del que me contaba aquella fotorreportera de la Agencia Cubana de Noticias, impelida por una instantánea suya en Santa Clara. A esta mujer se le llenaron los ojos de lágrimas, Comandante, ante la imagen suya atrapada en el lente, ¡tan inmenso que casi le impidió hacer su trabajo!

Añádale esa cuota agregada que significa entrevistar, o redactar una crónica sobre otro periodista, y se entenderá que no es precisamente la cuartilla en blanco lo que derrota a esta reportera, sino el magnetismo de un comunicador que fue construyendo el legado político de su pueblo en ardides de articulista, de investigador insondable, de entrevistador sagaz y de hombre mediático, sin lugar a dudas. ¡Ya se me atropellan los adjetivos!

¿Cómo concebir esta entrega editorial a la altura del gran periodista cubano? Usted que solía “levantarle el oído”  a su auditorio con frases coloquiales y enlazaba sólidos argumentos o cifras sin estridencia. Una pluma así merece esculturas, murales, libros, estatuas que, aunque nunca figuraron en su agenda, al menos estarían más cerca de captar a un hombre de alta estatura. Me temo que estos escritos que en que hoy los profesionales de la prensa intentamos atraparlo naveguen por un terreno arduo transitado por usted, hombre de letras, de sueños y de mundo. 

Dicen que el nuestro, y perdone el atrevimiento de ubicarnos en las mismas filas de combate, -pero ya lo hizo usted en varios escenarios públicos al considerarse uno entre nosotros- pues compañero, que este oficio es un sacerdocio; que hay que ser buena persona para ser buen periodista, que a la agente se le habla en palabras ordinarias-claro y directo- y que los textos denuncian a los falsos reporteros, sin objetividad.

Su ejemplo, Fidel, impera en estas máximas. Desde que comenzaron sus colaboraciones en La Calle, estaba allí, como bien lo definiera recientemente Luis Sexto, la pasión de un estilo convencido y convincente.  Y citando al premio nacional y columnista de Juventud Rebelde: (…) “El apasionamiento puede oscurecer la lucidez de las ideas, pero la pasión, es decir, la energía moral unida a la audacia, la honradez y la valentía, hace que las ideas resalten por el brillo de la verdad y la sinceridad con que son expuestas.

¿Qué hago, Comandante, con estas imágenes de mi infancia tan ligadas a usted y a mi abuelo, regañando a los nietos si lo molestaban en su sillón durante un discurso de Fidel, y a mi abuela que nos inculcaba amor de hijos hacia el hombre con barba del televisor? ¿Dónde debo poner las historia de vida de otros profesionales de la palabra en esta ciudad santaclareña, de las que emergen un abrazo, un consejo, anécdotas vinculadas a la construcción del pedraplén Caibarién-Cayo Santa María, o de su presencia en la Plaza Ernesto Ché Guevara.

Dígame usted qué hago con tanta gente que le admira por esta zona central de Cuba, el Primer Capitán que nunca ascendió de grados porque prefiere conservar el nombramiento hecho por usted,  el ex-escolta para quien, después de estudiar a muchas figuras del contexto político “Fidel es el más grande del mundo”?  Oriénteme usted como construir esta crónica sin faltarle a su ejemplo de coherencia y comprometimiento social; sin rellenar espacios que puedan servir para defender una causa justa, de esas que sacuden el mundo hoy por hoy. 

En busca de musas releo ahora su intervención en una de las comisiones del quinto Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba, al que compareció en compañía de Julio García Luis, entonces presidente de la organización, y descubro nuevos derroteros.

“Los periodistas tienen que buscar la semilla escondida: ustedes hablan de crítica, por eso estoy en línea con ustedes, porque la crítica presupone vergüenza, porque si no existe vergüenza, ¿para qué existirá la crítica?”

Así nos has convocado eternamente Fidel, entonces… y ante el atiborramiento de más elogios que bien pudieran parecerle fatuos, ofrezco a usted y a mis lectores el cierre de estocada que tanto nos recalcaban en la Universidad. No se me ocurre otro que aquel con que aún suele saludar a los oyentes y colegas un corresponsal de guerra, en Angola-porque también nos convoca al altruismo:  ¡Ordene!


Compartir

Dorisbel Guillén Cruz

Periodista


Deja tu comentario

Condición de protección de datos