sábado, 27 de julio de 2024

Más vale prevenir…

La familia, en tanto núcleo vital de la sociedad, es la que puede ejercer con mayor eficacia la prevención del embarazo precoz...

Ana María Domínguez Cruz en Exclusivo 28/02/2012
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Embarazo Precoz
El aborto antes de los 20 años es un denominador común en todos los países de Latinoamérica

Náuseas, vómitos, más hambre de lo normal, cansancio, ansiedad, irritabilidad… son los síntomas más comunes que, en las mujeres, alertan sobre la posibilidad de un embarazo. Se suman el estrés, la sensación de culpa, la inestabilidad emocional y hasta el temor cuando ese embarazo no es deseado, lo que casi siempre ocurre en la etapa de la adolescencia.

Hace tiempo atrás, este era un tema vedado, exclusivo de la comunidad científica. Hoy, a sabiendas de que el aborto antes de los 20 años es un denominador común en todos los países de Latinoamérica, en los que además se convierte en un problema de salud, el tema nunca deja de agotarse. Y aún así, las cifras continúan en aumento.

“El inicio de las relaciones sexuales antes de tiempo, es decir, antes de alcanzar la madurez psicológica necesaria para ello, es la razón directa de este fenómeno, lo que unido al desconocimiento o a la falta de conciencia sobre sus consecuencias, agrava el problema”, afirma el doctor Luis Ernesto Formoso, del Hospital Ginecobstétrico Ramón González Coro, de la capital cubana.

“El embarazo precoz —agrega— es un asunto de prioridad en el sistema de salud de Cuba, porque cualquiera de sus dos posibles caminos, sea la interrupción o su asunción, implica una gran complejidad a esa edad.

“Los anticonceptivos están disponibles en todas las farmacias, y desde el punto de vista formal nadie se cuestiona quién los compra. Sin embargo, ocho de cada diez muchachas no se protegen en su primera relación sexual, y no pocas solo comienzan a hacerlo después de un aborto o de un parto.

“La interrupción del embarazo, que está establecido legalmente en nuestro país, no es un método para regular la fecundidad como muchas personas piensan y es por ello que acuden a las instituciones hospitalarias, incluso con un período avanzado de gestación”, precisó Formoso, quien encabezó una investigación en su institución, cuyo objetivo principal era perfeccionar la labor preventiva de este fenómeno desde la atención primaria.

Según los resultados arrojados por el estudio, las muchachas tuvieron su primera relación sexual entre los 13 y 18 años, la mayoría a los 15 y 16, “lo cual confirma —añade el especialista— la poca importancia que le otorgan en el plano biológico a ese acto.

“La mayoría, más del 90 por ciento, eran estudiantes, y continuar sus estudios era la razón principal por la que acudían a interrumpir su embarazo, además de que no se consideraban aptas, ni en el plano psicológico ni económico, para asumirlo. Sin embargo, ¿por qué no lo pensaron antes y se protegieron?

“Al acudir a la consulta es constatable que en casi todos los casos la familia conoce del embarazo y del deseo de interrumpirlo, lo que demuestra que en ‘las malas’ el vínculo familiar funciona, pero no de igual modo en calidad de prevención, o sea, antes del conflicto. Por otra parte, una de cada tres adolescentes no quiso informarle al padre de la criatura sobre su decisión, debido a la poca formalidad de la relación, la posibilidad de que haya sido un encuentro fortuito, como suele suceder, y al hecho de que los varones aún siguen rechazando el uso del condón y despojándose de toda responsabilidad en cuanto al embarazo”, detalló Formoso.

La falta de confianza en los adultos y el temor a un regaño son las razones más argüidas para explicar la llegada tardía a la consulta, como también lo es la idea de que no pensaron que podía sucederles, teniendo en cuenta que se basaron en el coito interrupto o el conteo de los diez días del ciclo de ovulación.

“Esos no constituyen métodos de anticoncepción seguros y, en muchos casos, estas muchachas reinciden, en vez de protegerse, conscientes de que el sistema de salud siempre le brindará el servicio. Prohibirlo no es la solución, pues sería como ‘botar el sofá’, aún cuando la natalidad en el país, todavía deprimida, es un tema al que hay que prestarle atención. Sería peor el remedio porque conllevaría a que el aborto se hiciera en condiciones anti-higiénicas, a escondidas, como ocurre en otros países del continente”.

“La labor preventiva se realiza en el país diariamente —explica el doctor—, desde los medios de comunicación, la escuela, la comunidad, a través de disímiles métodos. No obstante, la familia, en tanto núcleo vital de la sociedad, es la que puede desempeñar la labor más eficaz.

“Explicarle a la adolescente embarazada el mecanismo de abortar, ya sea una regulación menstrual, si es antes de las seis semanas de gestación, o un legrado, después de ese período, dónde y cuándo hacerlo, no es lo necesario. Se requiere un diálogo sistemático, más que un discurso, matizado por la confianza, para que la solución, tal como dice el refrán, esté en la prevención y no en las posteriores lamentaciones”, concluyó Formoso.


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Ana María Domínguez Cruz

"Una periodista cubana en mi tercera década de vida, dispuesta a deslizar mis dedos por el teclado".

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Dania
 1/3/12 20:42

Ser madre es un acto de mucha responsabiilidad, pero al mismo tiempo el estado mas feliz de una mujer. Te amo mi niña.

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