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domingo, 6 de octubre de 2024

Princesas del veguerío

Cuba celebra hoy el Día Internacional de la Mujer Rural, mientras en otros países estas féminas son objeto de discriminación...

Iris Leydi Madera Iglesias en Exclusivo 15/10/2016
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El amanecer tiene el verde de los sembrados en el municipio pinareño de San Juan y Martínez, mundialmente conocido como “la meca del tabaco”. No hay viajero que al pasar por la zona pueda resistirse a la tentación de tomarse alguna foto o moldear la textura de la tierra fértil cuando recién comienza la zafra.

Movidas por el desafío de sortear obstáculos geográficos y menores estándares de desarrollo con respecto a quienes viven en las grandes urbes, caminan y luchan las mujeres cubanas. Con iguales derechos ante la sociedad, unas visten delantal de ama de casa, otras cargan portafolios de profesionales, la mayoría realizan actividades vinculadas a la agricultura. El amor al terruño acunado en sus historias trasciende la magnitud de las palabras.

Con la frescura de sus veinte años de edad, dos muchachas emprenden cada semana, afanadas en la labor de clasificar hojas de tabaco secas en el Taller de Escogida V-12-46, de la localidad de Río Seco. Cual copos de rocío que bañan flores, ruedan por sus cuerpos las gotas de sudor mezcladas con el polvo.

“Nunca habíamos trabajando en esto, pues en el politécnico estudiamos Agropecuaria, otra especialidad diferente, pero al llegar acá nos ayudó mucho el curso de aprendizaje y la amabilidad de los compañeros”, afirma Anaivis Acosta.

En tanto, su compañera Yenisleydi Martínez se muestra risueña. Es una joven sencilla, comprometida con la responsabilidad que exige el trabajo en el entorno rural: “No es fácil estar sentadas durante ocho horas en este lugar, con el rigor de cumplir una norma de producción, pero al final una se siente satisfecha con el éxito que podemos reportarle a los campesinos y al desarrollo del país. Es también una satisfacción personal poder obtener un digno salario como aporte a la economía del hogar.

Como cualquiera de sus coetáneas, disfrutan ver televisión, escuchar música y mover los pies en la discoteca los fines de semana. Radiantes, con la lozanía natural de nuestra mujer en la campiña, regresan cada lunes a continuar su tarea.

Hace unos años conocí a María Luisa Álvarez Alfonso, la primera mujer pinareña nominada al Premio Habano. Un olor a café recién colado con el fuerte aroma en su finca Monterrey. Allí, esta señora sexagenaria, siempre bella y sonriente, recibe a todos, vestida con pantalón y camisa, lista para pegarse al surco.

Su condición de fémina productora en un sector dominado mayormente por los hombres jamás ha constituido un freno a la hora de obtener resultados satisfactorios: “¡Eso nunca ha sucedido! —dice—. Incluso, en los Festivales del Habano, prestigiosos vegueros han resaltado las virtudes del tabaco cosechado en mis tierras. En la cooperativa recibo mucho apoyo. La mujer cubana es privilegiada por el gobierno revolucionario. Sé que todavía hay prejuicios, pero no es mi caso”.

María figura entre los más destacados propietarios de vegas tabacaleras en el país, logro que comparte con su familia y vecinos, pues según asegura: “Me gusta el trabajo en el campo. Desde el fallecimiento de mi esposo tomé el control de la vega, y a partir de entonces, no paro. Adoro la siembra, el regadío, y el arte de recolectar. Aunque conozco el ensarte, disfruto más dirigir, permanecer cerca de mis colegas en la plantación.

Mientras algunos se aferran a las sábanas, Danis Leyvi Barrera despierta bien temprano y recorre un kilómetro desde su casa hasta el centro laboral. Casi va a cumplir 24 años y ya lleva sobre sus espaldas la responsabilidad tremenda de integrar la administración de una cooperativa.

“Yo empecé aquí con 18 años, recién graduada del técnico medio en Contabilidad, sin ninguna experiencia práctica, me sentía insegura pues es difícil estar pendiente del trabajo de tantas personas. Pero este lugar se ha convertido en una escuela. Nuestro producto fundamental es el tabaco tapado y al sol, además de la contratación de cultivos varios, como el frijol potenciado”.  

Aunque un tanto nerviosa ante la grabadora, habla pausado. Son los efectos de liderar reuniones y asambleas de balance, desde su cargo de económica principal de la CCS fortalecida 26 de julio. “Al principio tenía dudas, sin embargo, poco a poco aprendí, con la colaboración de los ingenieros de la empresa tabacalera, las demás cooperativas y, sobre todo, de la ANAP, la organización de la que recibimos monitores y asesoría en muchos temas. He participado también en varios cursos de superación. Me encanta este oficio y mis familiares me animan en cada jornada”.

Danis acompaña satisfacciones y desvelos de 120 agricultores, entre ellos una mujer. “En este caso, es quizás cuando más se demuestra la importancia del trabajo colectivo como uno de los baluartes socialistas. Por ser una dama, la cortesía se impone, entonces recibe con prioridad los insumos y suministros. A veces, entre los asociados se organizan brigadas de hombres que le dan una mano en la zafra para que obtenga buenos resultados”.

Cada 15 de octubre se celebra el Día Internacional de la Mujer Rural, fecha escogida por muchos movimientos populares para convocar huelgas en busca de reivindicaciones sociales en América Latina y otras regiones. Allí, estas féminas son un número más en las listas de desempleo y analfabetismo.

Sin embargo, en Cuba el Estado protege los derechos y el bienestar, además de brindarles todo el apoyo en el cumplimiento de sus metas en la esfera personal y profesional. No hay quien se niegue a quitarse el sombrero cuando se unen tesón y belleza, los mejores estandartes, cuando, por el veguerío parecen desfilar las princesas.

 


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Iris Leydi Madera Iglesias


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