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lunes, 7 de octubre de 2024

¿Qué pasaría si…?

Cuando se trata de irrespeto, de menosprecio, de maltrato, de discriminación, es mejor no callar...

Ana María Domínguez Cruz en Exclusivo 19/03/2018
1 comentarios
marielle franco-lider brasileña asesinada
Marielle Franco firme defensora de los derechos de las mujeres negras y pobres, fue asesinada en Río de Janeiro.

Me molesta lo absurdo, lo inexplicable, lo que puede rayar, incluso, por intolerable. Pudiera poner muchos ejemplos y tal vez usted me encuentre en algún lugar pidiéndole a un muchacho –que ya me tilda de señora- que baje el volumen de su bocina escandalosa o mejor, que la apague, antes de que los oídos de los que intentamos dormir estallen. Tal vez, como pasa con frecuencia, me escuche exigiéndole a un hombre que se levante del asiento en la guagua y se lo ofrezca a la muchacha que lleva el bebé cargado o a la anciana que puede ser su madre o su abuela, como hice yo minutos antes.

No sé, pudiera verme envuelta en cada rollo, como se dice, por mi temperamento abrupto ante lo que considero, se pasa de la raya. Y cuando se trata de irrespeto, de menosprecio, de maltrato, de discriminación, no callo.

Por eso me fue tan difícil adaptarme, durante los cuatro meses que cursé estudios en La India, a esa condición social a la que confinan a las mujeres, por lo general. Una exclusión asumida como natural, y que ya ni molesta, aun cuando ellas en su interior, estoy segura, desean un cambio.

No soporto que en una conversación, aunque sea en broma, o en medio de una agitada discusión, los colores de la piel determinen entonaciones y ofensas. “El negro este dice…”, “Mira lo linda que está la blanconaza esta…” No suena bien, no trasmite otra cosa que no sea diferencia, desigualdad, discriminación.

Que a aquel le gusten los hombres y no, las mujeres como esperaba su familia y que aquella muchacha se arriesgue a que la etiqueten con tal de defender el amor que siente por otra, no es razón alguna para emitir criterios degradantes o enjuiciar su desempeño profesional ni de ningún tipo.

¿Será que eres de otro mundo?, me han preguntado algunos. No, creo que no. Lo que sucede es que vivo en uno, aunque sea en mi cabeza, en el que no valoro a las personas por esos “detalles” y en el que prefiero que todos estemos bien.

Por eso, conocer a más de una persona con VIH-Sida y tratarla sin que ese diagnóstico influya o determine nuestra relación, para mí es algo natural. No se transmite la enfermedad por un abrazo, un buen trato, una amistad honesta. NO me interesa juzgarla ni castigarla con sermones…Todas las vidas no pueden ser iguales, y hay quien tiene que superar, primero, sus propios prejuicios y complejos, para tener que enfrentarse a los de otros.

Que no puedas ver, que no puedas andar en dos pies como yo, que no puedas escuchar, que te falte uno de los dos brazos o que tu mapa genético te haya jugado una mala pasada y tengas cualesquiera de las enfermedades que pueden, por supuesto, transmitirse a tu descendencia, no te hace merecedor, bajo ningún concepto, de una mirada de rechazo, un gesto cruel o una indiferencia atroz.

Cero discriminación…Parece un slogan como otros tantos. De hecho es el precepto de cada 1ro. de marzo. En este 2018, incluso, se provoca el pensamiento. El lema es ¿Qué pasaría si…? Sí, en caso de que pasara. ¿Has pensado si fueras tú el negro, o el blanco, el gay o la lesbiana, el sordo, el ciego, el manco, el cojo, el enfermo con VIH? ¿En qué mundo quisieras vivir?


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Ana María Domínguez Cruz

"Una periodista cubana en mi tercera década de vida, dispuesta a deslizar mis dedos por el teclado".

Se han publicado 1 comentarios


cayo
 19/3/18 17:35

Ojalá podamos clonar sentimientos y estirpar malas conductas. De esa forma pudieramos privar a muchos de los dolores producidos por sus complejos y protegeriamos a quienes sufren por los complejos de otros. La discriminación es oprobiosa y nuestra constitución lo expresa limpiamente. Pero desafortunadamente pocos, muy pocos, asumen su conducta, Ana y les da pena exigir a los demás la conducta justa y decorosa.

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