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sábado, 5 de octubre de 2024

¿Recreación sana?

Por una recreación que garantice el esparcimiento pleno y armónico con el medio ambiente, la sociedad y otros seres humanos...

Elizabeth Bello Expósito en Exclusivo 03/07/2016
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“¡¡Qué calor!! ¡¡Qué calor!!”, dice y repite una y otra vez la muchacha, como si con eso se disiparan las altas temperaturas. ¡¡¡¡¡¡Este verano va a ser!!!!!, escucho por otro lado el reclamo. La gente repite y repite la frase, pero no disminuye el calor del eterno verano cubano, que parece ser peor cada vez y de hecho lo es, debido, entre otros factores, al cambio climático.

Azota el calor y la mayoría de los jóvenes cubanos ya imaginan y proyectan como refrescar el tiempo libre de forma divertida y barata. Los más previsores, incluso, ya tienen seguros sus días en el campismo popular, los han trasnochado y luchado desde hace meses, tras días en la lista de espera. Y los que como yo, no tienen vacaciones de verano, fantasean con días de cascadas frías y atardeceres frente al mar, y se esfuerzan por no imaginar cómo será un agosto de intenso trabajo.

Algunos se preocupan por cómo hacer para reunir el dinerito de pasear, otros lo ahorran desde hace tiempo, “pues la situación está malísima” y romperán la alcancía en el momento clave. Por otro lado, los que no tienen que quebrar la alcancía podrán disfrutar a plenitud de las múltiples opciones disponibles en el polo turístico y otros muchos sitios, cuyos precios están muy lejos del bolsillo común.

Los “decididos” y “arrestados” que viajan, para ir de excursión o visitar a la familia, sufren en las colas de las reservaciones para los pasajes de los ómnibus y aviones, ahora más atestadas que nunca. Otros prefieren armar “su verano en casa” y para ello se han preparado con todos los hierros y alistan computadoras y DVD con “el paquete” y además el almacenamiento de videojuegos, series, películas, realitys shows, novelas o cualquier otro producto audiovisual que les asegure el entretenimiento o parezca interesante.

Días en la playa o en el río, sobre todo para los que los tienen cerca, partidos de fútbol, tardes en el parque, pequeñas fiestas o descargas, sobresalen entre las alternativas más comunes; las cuales se complementan con las ideas de aquellos un poco más originales que se lanzan a escalar una montaña para rendir homenaje al Martí y al Che o, sencillamente, por llegar a la cima más alta. Hay quienes deciden ir de excursión a conocer un sitio nuevo, aunque no tengan hospedaje, o acampar para festejar el cumpleaños del líder la Revolución en la tierra que lo vio nacer.

De eso se trata la “recreación sana” de la que tanto se habla en los últimos tiempos, que implica mucho más que simple disfrute, sino aprendizaje desde todas las esferas: cognitiva, física, espiritual, cultural y social; con diversidad y multiplicidad de opciones, para todos los gustos, edades e incluso horarios. Una recreación que garantice el esparcimiento pleno y armónico con el medio ambiente, la sociedad y otros seres humanos.

No confundirse: la recreación sana no exige compromiso, es espontánea, agradable, dinámica e improvisada y también didáctica. Explicación dócil: no hay diferencia entre aprender a nadar o jugar al fútboly relajarse frente a un buen cuadro o una entretenida película.

Cualquiera podría pensar que placer y enseñanza no pegan muy bien, pero aprender es ganar puntos en cualquier dimensión que nos crezca, nos desarrolle, desde el aspecto psicológico e intelectual hasta el físico y social. Dicen que todo el mundo y en cualquier lugar se puede aprender y aprehender algo nuevo, pues así es; solo hay que saber notarlo.

Recreación sana involucra igualmente el aprovechamiento de aquello espacios alternativos hoy subutilizados o abandonados en aras del goce y no es algo que pueda diseñarse “desde arriba”, sino que tendrá que pensarse en cada lugar, de acuerdo a las demandas, gustos, necesidades y a los recursos que se disponen.

A veces un solar yermo que sucumbe a la basura frente a nuestras narices puede convertirse, sin mucho gasto, en rincón a favor de la cultura comunitaria para los niños y jóvenes, que de otra manera pudieran dedicar su tiempo a molestar, beber o alimentar vicios insanos. También pudiera ser para las personas de la tercera edad, que hoy representan el 17,7 % de la población holguinera; lo cual significa que de cada cien personas, 18 son adultos mayores.

Por otro lado, también demanda respeto, orden, responsabilidad, mesura. No porque se esté en verano vamos a andar como locos. Si no pregúntese si alguna vez no se ha visto privado de gozar a plenitud su estancia vacacional en algún sitio porque personas inescrupulosas han perjudicado a todos rompiendo o maltratando la propiedad colectiva o se le ha echado a perder la fiesta porque alguien que bebió demasiado se fue a las manos por cualquier razón.

La diversión, sea individual o colectiva, siempre implica y afecta a otros directa o indirectamente y a nosotros mismos. Por tanto, no contamine la playa con laticas de cerveza y desperdicios que atentan contra la salud de todos; esa es también su playa, de sus hijos, de su familia y si la llena de basura, entonces ¿dónde se refresca el año que viene?

Respete a los demás y cuide su patrimonio y sus calles. No tome si maneja, no asuma riesgos innecesarios y no haga a otros lo que no le gusta que le hagan. Esa pudiera ser una buena divisa. Ser felices y espontáneos no implica destrozar algo o realizar actos que luego puedan afectar a otros.

Ser consecuentes con nuestra manera de pensar, más allá de estereotipos o modas, es el único camino posible para hallar un espacio donde recrearnos, donde liberar la carga y tensiones del diario y canjearlos por la risa, el descanso y la alegría.


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Elizabeth Bello Expósito


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