El Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, que se celebra cada 15 de junio, es una oportunidad para reflexionar y definir acciones eficaces de protección y promoción de los derechos de las personas mayores. La vejez es la última etapa de vida de las personas, a la que se le denomina Tercera edad, que inicia a partir de los 65 años. Es aquí donde comienzan las transformaciones mentales y físicas progresivas, propias de este periodo.
En esta etapa del ciclo vital se deteriora la capacidad regenerativa de las células, se produce una pérdida neuronal progresiva y una disminución del volumen cerebral. Asimismo, ocurren cambios físicos como la reducción de la estatura, el deterioro de la agudeza visual y alteraciones auditivas que pueden derivar en sordera. La piel, por su parte, pierde elasticidad. Estos son solo algunos de los múltiples cambios que experimentan las personas durante este periodo, los cuales generan dificultades de adaptación y requieren un proceso de ajuste constante.
La Organización de las Naciones Unidas decretó la creación de esta efeméride, con el propósito de hacer valer los derechos de todas las mujeres y hombres que han llegado a la vejez. Cada vez más las personas llegan a la etapa de la vejez con una calidad de vida bastante insegura, sobre todo en aquellos países con elevados índices de pobreza.
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Muchos de estos ancianos y ancianas terminan abandonados o sufriendo maltratos de toda índole, tanto por parte de sus familiares como en los lugares donde son recogidos cuando sus seres allegados ya no pueden atenderlos en su entorno familiar.
El maltrato puede adoptar diversas formas. Puede ser maltrato físico, psíquico, emocional o sexual. Además también hay discriminación relacionadas con la nacionalidad, raza, capacidad y situación económica, entre otras. Siguiendo los conceptos presentados por las Naciones Unidas, puede definirse como «un acto único o repetido que causa daño o sufrimiento a una persona de edad, o la falta de medidas apropiadas para evitarlo, que se produce en una relación basada en la confianza».
El objetivo de este día es invitar a la sociedad en general a reflexionar sobre los problemas físicos, mentales y de salud que se ocasionan a un adulto mayor al ser víctima de acciones perturbadoras de su confianza y productoras de daño o angustia.
Los adultos mayores son depositarios de sabiduría, historias y experiencias que enriquecen a las familias y a la sociedad. Su cuidado es una forma de honrar su legado y contribución a lo largo de su vida.
Con la edad, aumentan los riesgos de enfermedades, discapacidades y soledad. Brindarles atención médica, compañía y apoyo emocional mejora su calidad de vida y previene problemas como depresión o aislamiento.
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Una población con vejez saludable y bien cuidada reduce la carga en los sistemas de salud y fomenta una sociedad más inclusiva y compasiva.
La convivencia con adultos mayores permite a los más jóvenes aprender sobre paciencia, historia, valores y resiliencia, fortaleciendo los lazos familiares.
Cuidar a aquellos que peinan canas no solo es un acto de justicia y humanidad, sino también una inversión en una sociedad más empática y sostenible. Todos, en algún momento, llegaremos a esa etapa de la vida, por lo que fomentar una cultura de respeto y cuidado hacia ellos beneficia a toda la comunidad.
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