domingo, 29 de septiembre de 2024

Una Cuba de Juventudes

¿Qué les queda por probar a las nuevas generaciones en y para el país?...

Mayra García Cardentey en Exclusivo 03/04/2015
0 comentarios

“¿Qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de paciencia y asco? ¿solo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?”, se preguntaba Mario Benedetti en uno de sus leídos poemas. “¿Qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de rutina y ruina? ¿cerveza? ¿barras bravas?”, seguía en su inquietud lírica el poeta.

Benedetti también se respondía: “les queda no dejar que les maten el amor, recuperar el habla y la utopía, ser jóvenes sin prisa y con memoria, situarse en una historia que es la suya, no convertirse en viejos prematuros”.

Pero en este abril de festejos, a las puertas del décimo Congreso de la máxima organización juvenil del país, ¿qué les queda a las nuevas generaciones de cubanos?

Se avecinan derroteros importantes, difíciles, no imposibles; sobre todo, cuando se coloca en los noveles hombros el destino de una nación que se juega más que el futuro, la alternativa posible de un sistema social.

Acordes a las épocas que corren, renovados paradigmas de construcción del socialismo tocará protagonizar a los más bisoños. En ello, enfoques prácticos y teóricos deben acompañar los esfuerzos para perfeccionar y llegar a esa nación mejor, a esa Cuba soñada que todos quieren, especialmente los jóvenes.

Para esto, no se puede acudir a tecnicismo ni retóricas añejas y banales que entorpecen el proceso dinámico y hallan en las renovadas huestes oídos sordos. Porque la juventud, debe promover las lógicas discrepancias existentes entre varias generaciones que confluyen en una sociedad compartida, y que no debe, necesariamente, ser pensada o construida de la misma manera. Porque la juventud, o mejor decir, las juventudes que confluyen en la nación, no pueden ser fotocopia de sus predecesores, aunque ello no niega que el tener sentido de reconocimiento sobre sí mismas, lleve consigo una responsabilidad con el pasado.

Es hora de juventudes. Nadie lo duda. Y hay que pensarlas, pensarnos, desde el amor, comprensión y respeto mutuo a la diferencia, a la diversidad de criterios; desde la eterna posibilidad de construir puentes más que cerrar puertas, promover el diálogo y evitar las censuras desmedidas.

Nos toca en estas arduas jornadas desentrañar los dilemas de marginalidad y pobreza; exigir y llevar a cabo políticas y discursos sociales más inclusivos racial y genéricamente; empujar al país a los cambios necesarios para una mayor y mejor civilidad; concebirnos como ese mundo juvenil heterogéneo, con la cualidad múltiple de ser alegres pero profundos…

La juventud, como defiende el antropólogo Jesús Guanche, no es solo un estado etario efímero; ese sector entre los 15 y 29 años, que establecen los términos socio-psicológicos, e intentan resolver la segmentación comprendida en la sociedad, a la par que unifican las diferencias. Ser joven es una actitud ante la vida, es creerse eje y parte de algo, con el simple y espontáneo sentimiento y/o necesidad de pertenecer.

Pensar Cuba desde sus juventudes, va más allá de un cónclave; resulta desde ese multicolor arcoíris, que acepta también tonos grises, oscuros, en la necesidad constante de vernos plurales, profundos, divertidos, serenos, alegres, polémicos… sin exclusiones al que no es universitario, profesional o no integra una organización política.

Son horas de juntar, hermanar, incluso desde la divergencia, para explotar al máximo la inmensa posibilidad de decidir futuro.

¿Qué les queda a los jóvenes?

Mario Benedetti

¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de paciencia y asco?
¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?
también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor
recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria
situarse en una historia que es la suya
no convertirse en viejos prematuros

¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de rutina y ruina?
cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?
les queda respirar / abrir los ojos
descubrir las raíces del horror
inventar paz así sea a ponchazos
entenderse con la naturaleza
y con la lluvia y los relámpagos
y con el sentimiento y con la muerte
esa loca de atar y desatar

¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de consumo y humo?
¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?
también les queda discutir con Dios
tanto si existe como si no existe
tender manos que ayudan / abrir puertas
entre el corazón propio y el ajeno /
sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines del pasado
y los sabios granujas del presente
.


Compartir

Mayra García Cardentey

Graduada de Periodismo. Profesora de la Universidad de Pinar del Río. Periodista del semanario Guerrillero. Amante de las nuevas tecnologías y del periodismo digital.


Deja tu comentario

Condición de protección de datos