Una vida nueva (+Video)

Para el joven de 24 años Andy Ruiz Muñoz, la realización de una obra documental sobre la Misión Cultura Corazón Adentro, en la República Bolivariana de Venezuela, significó una suerte de crecimiento espiritual.

El audiovisual Una vida nueva nació en el año 2010 por iniciativa de Guillermo Artiles Fernández, en aquel entonces presidente del Consejo Nacional de Casas de Cultura (CNCC).

Andy, quien actualmente labora en el Departamento de Comunicación de la Casa del Alba Cultural, tuvo la oportunidad de trasmitir al mundo el testimonio visual del alcance humano de la Misión Cultura Corazón Adentro en Venezuela.

—¿Cómo te involucras en la creación del documental?

—Reinaldo García (productor del documental) y yo trabajábamos en el CNCC, donde existía una relación directa con la Misión Cultura Corazón Adentro. La institución establecía las relaciones de trabajo entre los instructores de arte, los colaboradores cubanos y Venezuela.

“En el año 2010, a Reinaldo y a mí nos dieron la tarea de investigar sobre el tema para retratar la realidad y los resultados de la Misión Cultura en Venezuela. Por ese motivo viajamos allí y pudimos conocer la realidad de varias comunidades luego de la Revolución bolivariana”.

—La realización se enmarcaba en el 50 aniversario de la fundación de la primera escuela para instructores de arte en Cuba. ¿La intención del documental tiene también relación con este hecho?

—El documental también sirvió para homenajear a aquellos primeros instructores, algunos de los cuales ya no están pero otros sí, afortunadamente. Ellos realizaron una importante labor a partir de 1961, en los primeros años de la Revolución Cubana.

“Además, así se podía poner en pantalla otra arista de la colaboración cubana en Venezuela, que tiene características similares a la intervención cultural que desarrollaron los instructores en la década de los 60 en Cuba. Hay muchos puntos de conexión entre ambas historias”.

—Estando en tierra venezolana, ¿cómo te sentiste?, ¿cómo pudiste constatar la labor de la Misión Cultura?

—La estancia en Venezuela fue impresionante desde el punto de vista personal, humano y luego en lo profesional. Nos encontramos con cosas que no esperábamos ver. El resultado fue mucho mayor de lo que habíamos imaginado.

“Había hechos aparentemente simples, pero cuando analizamos el fenómeno a profundidad nos dimos cuenta de que detrás de todo eso se hallaba una infraestructura, solo posible gracias a que muchas personas contribuían y colaboraban para desarrollar la sociedad venezolana desde el ámbito cultural.

”Nos encontramos con muchas más historias de las que aparecen en el documental. Estuvimos allí cerca de 20 días, de los cuales solo pudimos aprovechar una semana para el rodaje.

”Desde el punto de vista del equipo de realización, no contábamos con todas las condiciones necesarias. Por esa razón el documental, desgraciadamente, no pudo ser más ambicioso.

”Pese al poco tiempo de preproducción que tuvimos, logramos narrar al menos tres historias, que son las que se cuentan en el documental, por su gran peso emocional, social y cultural.

”En lo personal hubiera preferido hacer un documental sobre cada una de las historias o, por lo menos, investigar con más profundidad y decidir contar una sola de ellas.

”Entre las anécdotas que recuerdo con agrado está la de la Estación Policial de El Limón, en el estado de Aragua. El jefe de esa estación de policía era un ferviente promotor cultural. Me llamaba la atención verlo trabajando todo el día, y, por las tardes, vestido aún con su traje militar, porque nunca dejaba de cumplir con el deber, convocaba a los niños de la comunidad de El Limón.

”Desarrolla con ellos un proyecto de artes plásticas, porque su hobby es la pintura. Con el tiempo ha logrado superarse y ha alcanzado una categoría más profesional. Sirvió como puente entre la comunidad y los colaboradores cubanos.

”En la misma estación de policía realiza el trabajo sociocultural con los niños de la comunidad, un tanto conflictiva. A la vez, es un trabajo profiláctico con esos muchachos para mantenerlos alejados de la violencia.

”Esa fue la historia que más me enganchó de todas. En ese lugar estuvimos solo una tarde, porque quedaba en un sitio muy apartado. Me hubiera encantado retratar esa historia en mi documental pero no tuvimos tiempo de volver a El Limón”.

—¿Cómo nació el título del documental?

—El título no se lo puse yo. Hacia el final del documental, todos los niños de la Comunidad Independencia de Barinas comienzan a hablar de sus vivencias con los colaboradores cubanos y dicen que no quieren que se vayan de Venezuela.

“Una niña de seis años empezó a llorar. Tuve que apagar la cámara porque se me formó un nudo en la garganta y no pude seguir grabando. Cuando volvimos a encender la cámara otra niña dijo que los colaboradores cubanos y la Misión Cultura le habían dado una vida nueva.

”Las palabras sobran para describir lo que sentimos todos al escuchar a una niña de seis años que casi no ha vivido nada y no tiene un patrón de comparación”.

—¿Tuviste la oportunidad de conocer al presidente Hugo Chávez?

—Desgraciadamente no tuve esa oportunidad, pero creo que sí vio el documental. A través del Ministerio de Cultura Venezolano nos llegaron muchas felicitaciones y nos dijeron que les había gustado mucho.

“Sería muy bueno que se pudiera difundir más, incluso en Venezuela, para que los venezolanos vean lo que realmente está haciendo la Misión Cultura. Han pasado tres años de su realización pero mantiene total vigencia. Los resultados hoy son superiores”.

—¿Durante la realización del audiovisual pudiste constatar la opinión que tenía el pueblo venezolano sobre esta iniciativa del presidente Chávez?

—Queda retratado en el documental. Está muy claro el agradecimiento que sentían los habitantes de las comunidades donde pudimos estar, y estoy seguro de que se manifiesta igual en cualquier lugar donde hay un colaborador cubano, lo mismo médicos, enfermeras, de la educación, la cultura.

“Son proyectos sociales que atacan los males principales de una sociedad que durante años fue víctima del capitalismo. Eso se lo deben totalmente a Chávez. Sí, los venezolanos están muy agradecidos, y los cubanos también, por tener la oportunidad de contribuir a la construcción de una sociedad mejor en Venezuela”.

—¿Cómo te sentiste una vez en Cuba, cuando se estrenó el documental aquí en la Casa del Alba cultural?

—En la Casa del Alba se ha puesto dos veces el documental. La primera fue hace dos años, durante un balance nacional de los instructores de arte que integran la Brigada Nacional José Martí.

“Tuvo gran acogida por parte de eso jóvenes, porque ellos conocen mejor que nadie la labor que desarrollan los instructores de arte en Venezuela y se vieron reflejados en cada uno de los testimonios.

”La última proyección que se hizo del documental fue para un grupo de instructores que acababan de regresar de Venezuela. De hecho, muchos de los colaboradores del Estado de Barinas que salen en el audiovisual estuvieron ese día porque habían terminado ya su misión. Se sintieron muy conmovidos. Los vi llorar, emocionarse con las historias que volvían a recordar, que vivieron allí cada uno de ellos. Fue un momento muy lindo para todos los que hemos sido parte de ese proceso”.

—¿Qué importancia ha tenido para ti trabajar en la Casa del Alba?

—Es la continuidad de lo que comenzamos a hacer en el Consejo Nacional de Casas de Cultura, vinculados más directamente con la Misión Cultura Corazón Adentro, que abarca un diapasón más amplio de todos los procesos culturales que genera el Alba y la integración latinoamericana.

“Desde aquí aportamos nuestros granitos de arena a la construcción de la Patria Grande que soñaron los próceres latinoamericanos”.