Se honra a los padres de muchas maneras. A los que son, biológicamente hablando, y a los que así se sienten. A veces, entre tragos, sorbiendo canciones de su tiempo, porque es su día. Y otras, intentando entre lágrimas sorber su mirada desde los ojos de tus hijos, porque es su ausencia. Porque estuvo y se nos fue o porque nunca estuvo, ni nos levantó del suelo, ni pudo perdonarnos al perdérsenos el camino en que nos querría.
Por la conducta amorosa de muchos padres, existe un día para honrarlos. El tercer domingo de junio se ha vuelto tradición en los EE.UU. y en Canadá, en varios países europeos y en la mayoría de países iberoamericanos. Como en Cuba, donde tuvo lugar la primera celebración el 19 de junio de 1938; por iniciativa de la escritora y artista Dulce María Borrero. Un día de festejos y agasajos para padres, tutores, tíos y abuelos, para reciprocar su cariño y dedicación.
Como su par, el Día de la Madre, surgió por la iniciativa de una hija agradecida. En 1910, mientras asistía a una misa con motivo del día de la madre, la Sra. Sonora Smart Dodd tuvo la iniciativa de homenajear a su padre, un veterano de la guerra civil que al morir su esposa quedó a cargo de cincos pequeños, a los que crió de manera ejemplar. La idea inicial era celebrar la misa el 5 de junio, día del cumpleaños de padre de Sonora, pero se tuvo que correr para dos semanas después. Se celebra oficialmente en todos los Estados Unidos desde 1924, cuando el presidente Calvin Coolidge, lo declaró como celebración nacional.
Lo cierto es que estas celebraciones nunca han tenido la connotación del Día de las Madres; ni las canciones dedicadas a ellos se acercan a las motivadas por el amor materno. A eso alude, el bolero “A mi padre”, de la autoría de Néstor Milí e interpretado por el gran Benny Moré. “Yo tengo tanto derecho/ que en mi conmemoración/ me digan cosas bonitas/ que conmuevan el corazón”- reclama. Para ser más enfáticos en la segunda estrofa: “Si se le canta a la madre/ a una novia, a una esposa/ por qué es que siendo yo padre, no me dedican ni una glosa”. Al final, la canción iguala valores de los buenos padres y las buenas madres: “El corazón se me abre/ al recordar este día/ porque como yo soy padre/ recuerdo a la madre mía”.
Para tenerlos presentes basta una melodía o el longplay preferido de aquellas tardes de domingo. O se crea un disco como él lo hubiese querido; un sueño de muchos y que acaba de hacer realidad la reconocida artista de la plástica Zaida del Río. De la mano del Sello Unicornio de Producciones Abdala, Zaida tejió De mi padre lo aprendí. Un disco con 10 canciones antológicas que siempre escuchó en guateques en voz de su padre José, ahora interpretadas por ella.
Otros, conforman su playlist, con una docena de canciones de las que se encuentran por ahí. No muchas, tal vez lo justo que nos merecemos. Donde el amor de padre se hace versos y melodías, de padres que cantan por el nacimiento de sus hijos, como Stevie Wonder, en “Isn’t she lovely”, y Rubén Blades en “El nacimiento de Ramiro”. O a los que se quiere como tal, cual hizo McCartney en “Hey Jude”, tema dedicado a Julian, el primer hijo de Lennon.
Hay canciones donde se vierte el sentir por reconciliaciones como hizo Bono en su “Sometimes you can’t make it on your own”, interpretado por U2. Para animarlos como hizo Elvis Presley en su “Don’t cry daddy”. En las que se les agradece sus enseñanzas o se rememora, como en “A mi padre” de José Luis Perales, en “La meta de mi viaje” de Laura Pausini y en “Ese que me dio vida” de Alejandro Sanz. "Tu voz dulce y serena, me calma/ y me ofrece refugio, y abrigo/ va calando dentro, de mi alma”, canta Roberto Carlos en –“'Mi querido, mi viejo, mi amigo”.
Tristes son las que honran al papá fallecido, como en “El reloj cucú” de Maná, dedicada al progenitor del líder de la banda, Fher Olvera, quien murió cuando él tenía siete años. Pero, sin dudas, las más grises y desgarradoras, son en las que se llora por la pérdida de un hijo. Como en “Tears in heaven” del músico británico Eric Clapton, escrita en recuerdo de su hijo Conor, el que con solo cuatro años y medio cayó del piso 53 de un rascacielos de Manhattan.
El genial guitarrista es autor de otro canto emblemático. Me refiero a “My Father's Eyes”, el primer sencillo de su álbum de estudio Pilgrim (1998). Estrenada en 1992 en formato acústico e inspirada en el hecho de no haber conocido a su padre Edward Fryer y en la pérdida de su pequeño hijo Conor. “No conocí a mi padre. Lo más cerca que estuve de ello fue cuando observé los ojos de mi hijo. Me ha tocado vivir un ciclo muy extraño, y por eso es algo que quise compartir, fue así como nació la canción”, contó a la revista Guitar World. "En ella traté de describir el paralelismo entre mirar a los ojos de mi hijo y a los ojos del padre al que nunca conocí, a través de la cadena de nuestra sangre", escribió Clapton en su autobiografía.
En otras, junto con el padre se alude a su tiempo, a su contexto sociopolítico. Así los que ha dedicado Marwán su padre. En “Canción a mi padre”, incluida en su disco Trapecista, el compositor nos adentra en la cruda realidad en un campo de refugiados en Palestina. “Papá cuéntame otra vez”, escrito por un veinteañero Ismael Serrano, alude sobre todo a la generación de sus progenitores. A aquellos jóvenes rebeldes de 1968 con minifaldas y pantalones de campana, a los adoquines de París y a la Guerra del Vietnam; Al Vent, la Sorbona y al Che Guevara; a las barricadas y a los puños en alto.
“Esta es una canción que escribí a mi padre, a la generación de mis padres, más bien, desde la arrogancia propia de mis veinte años, ¿no? Hacía un reproche a esa generación por el fracaso del mundo en el que nos tocaba vivir. Me parecía que el relato que habían hecho de su juventud, un relato de épica dorada, pues omitía una parte de renuncia que merecía ser reconocida. Con el paso del tiempo te das cuenta que no puedes cantarla de la misma forma, porque ahora la responsabilidad del mundo que nos toca vivir es nuestra”- comentó el cantautor español.
Las hay donde el homenaje es de cantante a cantante. Es el caso de Alejandro Fernández con su “Cuando yo quería ser grande”, dedicado a ese icono de las rancheras que fue su padre, el de Enrique Iglesias con “Quizás” que conversa con su vijeo Julio, y el de “Ser padre”, interpretado por el hijo de Edesio Alejandro, Cristian Alejandro, junto al autor del tema Ezequiel Villa.
En "Dónde estás amor", compuesta por Tany Yoel y Yusef Díaz, cantan juntos padre e hija, Leo Vera y Carolina Vera. El videoclip, recientemente estrenado, fue realizado bajo la dirección de otro padre y cantante, Mauricio Figueiral.
Hoy mismo, como se ha anunciado por las redes sociales de la EGREM, se estrenará el videoclip de "Son de Papá", tema compuesto por Israel Rojas y defendido con sus bellas voces por el Dúo Iris, Luna Manzanares y Laritza Bacallao.
Todos, regalos musicales para un papá que lo merece.
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