Hay una vinculación entre el sueño y la salud cardiovascular que es multidisciplinaria y manifiesta. En diferentes investigaciones se ha confirmado que la cantidad y calidad del sueño pudieran influenciar en varios elementos que pudieran afectan al corazón y los vasos sanguíneos. Seguidamente, se explica esta relación con todo detalle.
En primer lugar, el sueño es fundamental para la normalización de la presión arterial. Por medio del sueño, principalmente en el período de sueño profundo, el organismo experimenta una normal reducción de la presión arterial y la frecuencia cardíaca. Esta reducción accede a que el sistema cardiovascular se recupere y descanse. La carencia de sueño, de manera opuesta, pudiera conducir a un crónico aumento de la presión arterial, un elemento de riesgo reconocido para enfermedades cardiovasculares.
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Igualmente, la idiosincrasia del sueño se halla vinculada de manera estrecha con la inflamación en el cuerpo. La inflamación crónica es un elemento clave en el auge de enfermedades del corazón. Aquellos que no duermen lo bastante suelen mostrar niveles más elevados de marcadores inflamatorios, lo que pudiera contribuir al peligro de aterosclerosis y otras complicaciones cardiovasculares. Un adecuado sueño, por lo tanto, pudiera auxiliar a disminuir la inflamación y a resguardar la salud del corazón.
El sueño de la misma forma interviene en el equilibrio hormonal y el metabolismo. La carencia de sueño pudiera trastornar la elaboración de hormonas que regularizan el apetito, como la grelina y la leptina. Esto pudiera llevar a un incremento de peso y obesidad, elementos de riesgo significativos para la salud cardiovascular. La obesidad se vincula con un mayor riesgo de diabetes tipo 2 y la resistencia a la insulina, lo que afecta la salud del corazón.
Otro aspecto importante que no puede dejar de tenerse en cuenta es la relación entre la salud mental y el sueño. La falta del sueño puede contribuir a dificultades de salud mental, como la depresión y la ansiedad, que están vinculados con un mayor peligro cardiovascular. Un buen sueño no solamente optimiza el estado de ánimo, sino que además suscita una superior toma de decisiones en correspondencia con el estilo de vida, lo que pudiera influir efectivamente en la salud del corazón.
La apnea del sueño es un trastorno que requiere especial atención. Esta perturbación induce a dificultades en la respiración durante el sueño, lo que puede implicar en aumentos en la presión arterial y un mayor riesgo de accidentes cerebrovasculares e infarto. Manejar la apnea del sueño pudiera tener un significativo impacto en la salud cardiovascular, pues optimiza la oxigenación del cuerpo y disminuye la carga sobre el corazón.
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El sueño apropiado igualmente se encuentra vinculado con la labor física. Los individuos que reposan lo bastante tienden a tener más motivación y mayor energía para hacer ejercicio. La actividad física sistemática es esencial para tener un saludable corazón, optimizar la circulación y disminuir el peligro de enfermedades cardiovasculares. Por lo tanto, perfeccionar la calidad del sueño pudiera conducir a un incremento de la actividad física.
Además, un buen sueño contribuye a normalizar al sistema inmunológico. Durante el sueño, el cuerpo origina citoquinas, proteínas que son fundamentales para enfrentarse a inflamaciones e infecciones. Un sistema inmunológico robusto pudiera resguardar al corazón al disminuir la inflamación y otros elementos de riesgo vinculados con padecimientos cardiovasculares.
Es sustancial estimar que las rutinas de sueño saludable pudieran constituir una efectiva forma de impedir complicaciones cardiovasculares. Instituir una práctica de sueño habitual, establecer un ambiente favorable para el descanso y limitar o eliminar el consumo de estimuladores como el alcohol y la cafeína pudieran enriquecer la calidad del sueño. Esto, asimismo, pudiera favorecer una superior salud cardiovascular a largo plazo.
En resumen, la correlación entre el sueño y la salud cardiovascular es multifacética y profunda. Un adecuado dormitar no solamente ayuda a controlar la presión arterial y disminuir la inflamación, sino que de la misma forma ayuda en la salud mental, el metabolismo y la actividad física. Sembrar costumbres de sueño saludable es, por lo tanto, una táctica clave con el fin de optimizar la salud cardiovascular y reducir el riesgo de enfermedades afines. Porque atender el sueño es cuidar del corazón.
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