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domingo, 22 de diciembre de 2024

Sucesión en Corea del Norte

Como un reloj, en Corea del Norte ha funcionado la sucesión presidencial...

Jorge Gómez Barata
en Exclusivo 21/12/2011
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kimjong
Kim Jong-Il junto a Kim Jong-Un.

Como un reloj, con evidencias televisivas de dolor, aunque sin complicaciones políticas visibles, en Corea del Norte ha funcionado la sucesión presidencial. Kin Jong-Il fallecido el pasado sábado y que 17 años atrás había relevado a su padre, Kin Il Sung, ha sido reemplazado por el tercero de sus retoños, Kin Jong Un. Abuelo, hijo y nieto llenan un espacio de 63 años, toda la historia de la República Popular Democrática de Corea proclamada en 1948. 

Debido a la muerte del líder, desde el pasado sábado, el panorama social del país está caracterizado por locutores de televisión que sollozan mientras leen comunicados oficiales, masas anegadas en lagrimas y curtidos oficiales incapaces de contener el llanto. Con el anuncio de la muerte del líder máximo, Kin Jong-Il comienzan las exhortaciones para ser igualmente fieles a su hijo y sucesor, Kim Jong-Un que hereda no sólo los cargos sino el liderazgo que el abuelo había traspasado al padre.

Kin Il Sung (1912-1994), héroe de la lucha anti japonesa, combatió contra el fascismo con las fuerzas armadas soviéticas, país donde había adquirido formación militar y política y en 1948, por meritos históricos legítimos, asumió el gobierno de la República Popular y Democrática proclamada en la parte norte de la península coreana y, desde ese cargo condujo al país durante la Guerra de Corea (1950 y 1953). Creador del estilo "Zuche" que sintetizaba la idea de confiarlo todo a los esfuerzos propios, el abuelo del mandatario designado, encabezó la reconstrucción del país que llegó a ser una de las primeras naciones industrializadas de Asia.

Por alguna extraña razón, a pesar de existir un partido curtido en grandes batallas y un experimentado generalato, Kin Il Sung, utilizó su indiscutible autoridad, emanados de incuestionables meritos históricos y revolucionarios al colocar como sucesor a su hijo, Kin Jong Il que por haber nacido en 1941 contaba cuatro años al concluir la Segunda Guerra Mundial, siete cuando fue proclamada la República Popular Democrática de Corea y 12 en 1953 al concluir la Guerra de Corea.

El evento sucesorio actualmente el progreso, no ha causado sorpresa ni generado tensión dentro o fuera de Corea, debido a que la maniobra sido revelada cuando, hace poco más de un año, desheredando a su primogénito King Jong-Nam y al segundo Kim Jong-Chul, Kin Son Il presentó ante la sociedad coreana al menor de sus retoños del que apenas se sabe el nombre y que tiene más de 20 años y menos de 30. En septiembre de 2010 se conocieron las primeras fotografías del heredero, que sin mayores trámites, accedió al Buró Político y fue ascendido a general de cuatro estrellas.

Con menos de 30 años el ya presidente coreano ha protagonizado la carrera política más vertiginosa de que se tengan noticias, convirtiéndose en el Jefe de Estado más joven del mundo, Comandante en Jefe de uno de los mayores ejércitos del planeta, dotado con armas nucleares y, si fueran ciertos los trascendidos atribuidos a los servicios de inteligencia surcoreanos, en el único mandatario de un país socialista formado en Suiza y que domina el inglés y el alemán.

En cualquier caso, después de la Guerra de Corea ningún líder norcoreano ha tenido que lidiar con una coyuntura internacional tan compleja como la que ahora afronta el benjamín, que ocupa el espacio que un día llenara Kin Il Sung. La crisis económica interna, las tensas relaciones con Corea del Sur, las complejidades de la vecindad y las empatías políticas con China y Rusia y sobre todo el diferendo nuclear con los Estados Unidos con quien la RPDC está técnicamente en guerra, pondrán a prueba las capacidades de un hombre sumamente joven y políticamente inexperto.

Una de las paradojas que comportan las prácticas sucesorias vigentes en el país asiático, es que Corea del Norte no es oficialmente una monarquía sino una república, un país donde existe un partido probado en intensas luchas, que se proclama vanguardia política del pueblo, un parlamento que aunque nominalmente funciona y otras instituciones, entre ellas un alto mando militar que maneja uno de los más grandes y letales ejércitos del mundo.

En cualquier caso, a pesar de los riesgos, la llegada al poder de un nuevo gobernante, sobre todo en un país sometido a enormes tensiones, revela la esperanza que siempre acompaña a la audacia y el talento de la juventud. De ser cierta, su presunta experiencia occidental pudiera servirle para lidiar con la multitud de problemas que forman parte del legado paterno.

Corea del Norte es un país soberano y su pueblo decidirá que es mejor y de momento ha acatado la escogencia: ¡Kim ha muerto! ¡Viva Kim! Allá nos vemos.


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Jorge Gómez Barata

Profesor, investigador y periodista cubano, autor de numerosos estudios sobre EEUU. y especializado en temas de política internacional.


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