Aire, el polizón indeseado

El 31 de julio de 2015, en Aire, el otro pasajero dijimos:

“No hace falta disponer de datos estadísticos para saber que en la inmensa mayoría de los vehículos automotores ligeros del mundo viaja, por lo general, el chofer solo o, cuando más, otra persona, mientras que el resto del espacio está ocupado por Aire, lo cual es un verdadero derroche de todo tipo, incluyendo el de combustible.”

“Cuba también está entre los países que se dan el lujo, en este caso, a destiempo, de que sobre todo los autos estatales transiten con el chofer y otro más, mientras que Aire ocupa la mayor cantidad de asientos y mira por las ventanillas a los habitantes que esperan largas horas para llegar a su destino.”

Ese espacio vacío ocupado por el aire era bienvenido como acompañante por la mayoría de los choferes cubanos, pero los llamados actuales que han sido más efectivos que los anteriores, han convertido a ese pasajero en un indeseado polizón.

Por supuesto, no se trata de personas que furtivamente, sin autorización, de manera clandestina logran abordar algún medio de transporte, pero son los espacios vacíos ocupados por el aire, y que la opinión pública está considerando un pecado capital.

No siempre ha sido así y ha ocurrido de todo, pues en 1969, un funcionario de la antigua región del Escambray justificó su llegada tarde a una reunión con la excusa de que no tenía corazón para dejar botada a la gente en la carretera, lo cual es digno de alabanzas.

Sin embargo, cuando ocupaba otro cargo en la provincia de Sancti Spíritus en la década de los años 80 del siglo pasado, recorrió 66 kilómetros sin recoger absolutamente a nadie, aunque venía él solo en un Lada 2107 nuevo. (El testigo fui yo, que recogí a todos los que él no le dio botella. Por supuesto que le recordé la época en que no tenía corazón para dejar a nadie botado.)

Cerca de esa misma ruta, pero pocos años después de la Zafra de los Diez Millones, una campesina me comenta: “ese que va ahí alante, que no me recogió…“ y contó hermosas historias reveladoras del heroísmo de aquel conductor que siendo ella más joven, él iba a su casa en medio de la lucha contra bandidos.

Fueron típicos casos de insensibles y no solidarios.

En una provincia cubana, hace ya cerca de 45 años, hubo una reunión a teatro lleno en la cual se debatió casi una mañana usar los vehículos estatales asignados en funciones del cargo, solamente para uso de trabajo. Acertó el lector que haya pensado que no se llegó a ningún acuerdo.

Si fuera a acopiarse un anecdotario del tema, la faena sería interminable, como también son infinitos los argumentos de los insensibles para justificar por qué no llenar esos espacios vacíos en los vehículos estatales asignados para realizar gestiones:

Les ensucian el carro, se montan por dos cuadras, no dan ni las gracias, tiran las puertas, no se puede hablar nada ni conversar problemas de trabajo porque se pierde la privacidad, te montan sacos sucios y hasta son capaces de llevar animales vivos…

Por cierto, este periodista también padeció un incidente que bien pudiera servirle de excusa a alguien para no montar botelleros: Dos personas abordaron el auto, llevaban productos robados. Fui conducido junto con ellos hasta que pude aclarar que les di botella a los desconocidos que, por cierto, al concluir los trámites policiales que duraron casi dos horas, me volvieron a pedir botella…

De la transportación en Cuba hay mucho que contar. Mientras en la provincia de Villa Clara se sancionaba a los conductores que no se detenían a llevar viajeros en los puntos de recogida donde había inspectores llamados “amarillos”, en Sancti Spíritus aplicaban la modalidad de que los vehículos con capacidad debían ir a las terminales de ómnibus a recoger pasajeros.

Muchos choferes villaclareños daban vueltas para no pasar por esos sitios llamados también punto de embarque, mientras que una buena cantidad de conductores espirituanos sencillamente no pasaban por las terminales.

La actual situación de desabastecimiento de combustible ha sido el escenario más fructífero para que la opinión pública haya movilizado recursos y despertado ideas para que los insensibles y no solidarios rectifiquen su comportamiento.

Importante también es que además de reactivar la sensibilidad y la solidaridad, se nota que la opinión pública reacciona y repudia a los egoístas, aprovechados, interesados, calculadores, oportunistas, ventajistas, abusadores, codiciosos, desaprensivo que cada vez se van sintiendo más acusados por la mirada de los cubanos necesitados de trasladarse y que no encuentran con qué.

A los insensibles y faltos de sentimiento de solidaridad se les puede despertar la conciencia, pero a los otros hay que aplicarles sistemática y permanentemente, no de manera coyuntural, el peso de leyes y resoluciones que exigen dar botella, incluso a los vehículos de uso militar que tienen bien regulado cuáles son los momentos en que no pueden transportar personal ajeno a sus misiones.