Sin dudas los preparativos del curso escolar a nivel ministerial y de toda la sociedad cubana han sido buenos en general, a pesar de las ya habituales estrecheces que unas veces son mayores y otras menores, pero que están siempre presentes como severos maestros dando nuevas lecciones.
Allá por la década de los 60 del siglo pasado no existían, todavía, esos déficit en las magnitudes de los siguientes hasta los actuales momentos. Por eso, incluidos los que matriculamos en primer grado, tuvimos la oportunidad hasta de escoger la marca de lápices y tipo de sacapuntas que utilizaríamos, sin necesidad de que nuestros padres hicieran otra gestión que no fuera darnos algunas moneditas.
En aquellas décadas de los 60 y 70 recibíamos unos centavos e íbamos a comprar los materiales preferidos, incluyendo las libretas que algunos (seguramente fuimos muy pocos) doblábamos y portábamos en uno de los bolsillos traseros del pantalón, para tomar las notas de todas las asignaturas durante el año.
En aquel tiempo los libros de textos llegaban en cantidades sobradas, acabados de imprimir, y rara vez nos entregaban uno de uso, pues todo indicaba que las capacidades editoriales se pusieron plenamente en función del desarrollo educacional, y también de la lectura de las mejores obras de la literatura universal.
En la medida en que fueron transcurriendo los años la bonanza fue mermando y entonces la vida misma fue imponiendo la enseñanza de cómo mantener el ascenso de la educación con recursos que iban disminuyendo de un curso a otro. Y en este empeño, las familias han tenido una importante participación.
Los llamados materiales gastables (lápices, libretas, crayolas, gomas de borrar…) se han garantizado por parte de las instituciones docentes. Los padres no hemos tenido un papel protagónico al no estar obligados a conseguir esos recursos, aunque en alguna medida sí cuando ha sido necesario reemplazarlos antes del tiempo programado, ya sea por pérdidas o deterioros adelantados.
Otra cosa son los libros de texto que se han ido transmitiendo de una generación a otra de estudiantes, quienes tienen el mérito de haberlos cuidado, salvo las excepciones que nunca dejarán de existir, pero lo cierto es que la inmensa mayoría están bien conservados.
Además del cuidado por parte de los alumnos, también está el de abuelitas como Elsa María, recién estrenada en la encuadernación, ese emocionante acto de coser, pegar, presillar o fijar varias hojas sueltas o pliegos, ponerles cubiertas y además forrarlas.
Su nieta Melanie recibió el libro A Leer, requerido de un verdadero arte de prestidigitación para fijar varias páginas y pliegos. Una vez realizado, pareció que lo siguiente sería, como se dice, un paseo, algo de coser y cantar, porque ya lo complejo había terminado. Esa fue razón suficiente para que el último paso le correspondiera al abuelo.
Resulta que en el caso de las libretas, los forros se colocan con un sencillo doblez porque al estar presilladas dejan suficiente espacio. Sin embargo no sucede igual con los libros como el de lectura, requerido de varios cortes que, si no se dan con precisión, echan a perder la sobrecubierta protectora (forro), que en una primera compra costó tres pesos.
Urgidos por el tiempo, en la segunda adquisición el precio fue el doble. Una vez pasados los momentos de tensión y tenerlo todo listo para el curso escolar, los abuelos creyeron que el vendaval había acabado, pero las lecciones no han terminado: a la nieta no le gusta la comida del seminternado, lo cual es una enorme dificultad, pues es imposible estar mañana y tarde en el centro escolar sin ingerir alimentos.
Con nuevos aires, como si estuviera preparado para el siguiente round, el abuelo se rebela: “Mujer, no te preocupes, que si logré forrar el libro, también resolveremos lo de la comida, que es tan importante como la base material de estudio para que la niña pueda estar la doble sesión en la escuela.
Rosita
12/9/16 8:27
Respuesta a SENELIO CEBALLOS
Me parece que no comprendió lo que expresé referente a la base material de estudio para un niño que va a comenzar pre-escolar, sabemos la participación que tienen en sus haberes en la escuela, me refiero que hay cosas que son elementales que lo deben de hacer la maestra y la auxiliar pedagógica que tienen los mismos, okok, la familia puede ayudar a participar, pero no como obligatoriedad como se ha impuesto en estos momentos, además de la compra de pintura entre otras cosas, como bien expresa YAMI, me parece que eso es el criterio de todas las familias que en estos momentyos tienen algún hijo o nieto, sobrino, en las escuelas, de todas formas cada cual tiene su criterio. Gracias por su comentario. Saludos.
senelio ceballos
11/9/16 7:56
Chino...Los padres deben educar a sus hijos..CUIDAR/ AHORRAR y tambien FORRAR sus libros y libretas.....Yo recuerdo que nuestra maestras..Exigia con dedicacion por esa tarea...Ademas los chicos deben trabajar con sus manos..Hacer / crear medios audio-visuales...
Yami
9/9/16 13:55
Mi querido vecino, igual suerte que Elsa he corrido yo encuadernando libros, por cierto en muy mal estado pero al menos los tenemos y eso es importante, para que decir del precio del papel para forrarlos y todo el arte del que tenido que valerme acudiendo a un verdadero ART ATAC y recuerriendo a mi época de estudiante para deshacerme en intensas "manualidades" para confeccionar marcadores y otras tantas tareas, son ricibles ciertamente. Lo preocupante del caso es que no solo la base material de estudio o material gastable corre por el bolsillo y el trabajo de la familia sino la conservación y restauración del salón escolar, me refiero a pinturas, cortinas, adornos y hasta VENTILADOES!!! y yo me pregunto: si el Estado tiene un presupuesto para garantizarle esto a la mayoría de las empresas, unidad presupuestadas y otros centros de trabajo como no hacerlos con los ciudadanos más pequeños? A donde van a parar estos "medios básicos" que no están inventariados ni son de la escuela? cual será su destino final una vez terminado el curso, o desintegrado el grupo como muchas veces suele suceder, y si tengo que cambiar a mi hija de escuela??? en fin las preguntas son interminables. Lo cierto es que los que tenemos un educando en casa vivimos una costante aventura y hasta susto, lo digo porque cada vez que la maestra cita para una reunión lo primero que me viene a la cabeza es: y ahora que me vas a pedir?
Rosita
9/9/16 10:08
Creo que cada día le dan más tareas a los padres y familiares, en este caso soy abuela, pero creo que los profesores también "deben" tener participación en algunas tareas, ya que a una niña de pre-escolar le han mandado a forrar 10 cajitas de fósforos, 10 cajas de pasta dental, las figuras geométricas, entre otras cosas, yo creo que hay cosas que son preparatorias por el personal docente, no que todo lo tenga que resolver la familia, además como es el caso de las cajas de pasta dental, ?quien no sabe que son las que venden en las TRD, porque las otras vienen sin envoltura, entonces podrán imaginarse como estamos todos. por lo demás es normal el tyema del almuerzo que los niños no quieren comerse el del seminternado, pero es verdad que deben de mejorar la calidad del mismo. Gracias por dejar el comentario. Saludos a todos
senelio ceballos
11/9/16 7:58
Rosita....No estoy con su comentario... Desde chiquitos ellos mismos deben ..hacer/ crear/ construir sus propios regalos...Si quieres les puedo hacer una narracion muy ...Buena
marlene
9/9/16 9:58
MUY, BUEN COMENTARIO CHANG,YA QUE MUCHAS ABUELAS COMO ELSA, Y YO SABEMOS HACER TODO LO Q USTED NARRA AL IGUAL Q USTED PERO EL TEMA DEL ALMUERZO NOS ESTA CHOCANDO A MUCHAS FAMILIAS YA QUE , PONGO UN EJ. EN EL DIA DE AYER EN LA ESCUELA DE MI NIETO MAS PEQUEÑO DIERON DE ALMUERZO UN MENU QUE NO CONJUEGA EN NADA. CODITOS,CHICHAROS Y PICADILLO Y COMO LA HISTRIA DE MELANI SU NIETA ASI SE REPITIO LA DE MI NIETO JOSE.
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