Los bodegueros más prósperos de los años 50 y 60 en Cuba solían contratar los servicios de un tenedor de libros para que les llevaran la contabilidad, pero uno de ellos explicó a este periodista en aquellos años que él sacaba sus propios numeritos.
En algún momento de los 70, cuando aquellos pequeños negocios privados ya habían pasado al sector estatal, aquel bodeguero ya próximo a la edad de la jubilación, volvió sobre el tema, como si no hubieran transcurrido casi una década de la primera conversación.
“Muchos papeles, demasiados papeles ahora… así no se puede administrar…”, y a sus palabras le dije: “Tú tenías un tenedor de libros cuando la bodega era tuya…”.
Interrumpió en tono cortante: “Te dije que yo tenía mis numeritos, ahora hay que perder mucho tiempo para controlar por papeles y solo controlas papeles porque el que te quiere robar, te roba”.
Aquel hombre que decía haber nacido detrás del mostrador de la bodega de su familia, y extrañaba no tener que envolver una libra de alguna mercancía en un pliego de papel, decía que en su época, al que no supiera hacerlo, no le daban trabajo.
Si en estos tiempos estuviera vivo, cabe preguntarse qué diría al ver que todo se envasa en jabitas plásticas que, además, el cliente debe pagar, mientras que décadas atrás, nadie haría una compra donde no le dieran gratuitamente en qué llevar la mercancía.
En una ocasión que vio a sus hijos con operaciones matemáticas de quebrados y otras complejidades, dijo: “Todo eso es muy importante, pero si alguien me roba en el negocio donde yo pago un sueldo de 100 pesos, nadie puede gastar 101, y si lo hace, ya sé que tengo que averiguar si me lo robó o no”.
Sin dudas, la operación aritmética es bien sencilla: no se puede restar a 100 una cantidad como 101. No obstante, hay quienes perciben un salario determinado y sus gastos, a la vista de todos y hasta con ostentación y desafío, se pueden multiplicar por decenas de veces.
Estos hechos del pasado vienen a la mente porque hace un par de días, en medio de todo lo que está sucediendo por la pandemia del nuevo coronavirus, dos personas conversaban en una calle santaclareña a propósito de las transmisiones televisivas de los presuntos responsables de hechos delictivos.
Uno decía al otro: “Si no los descubrieron antes fue porque no les dio la gana. Mira, ahora mismo, en las shoppings no hay harina, pero camina y verás que hay gente vendiendo pizzas. ¿Pregunta quién se la llevó? ¿Quién se la dio al que se la llevó? Y preguntando y preguntando llegarás hasta un centro estatal donde hay todo tipo de documentación para controlar esa harina que fue traída de afuera por el único que la puede traer, el Estado”.
Y así, me reencontré con que son muy actuales aquellos procederes de un bodeguero que controlaba todo, como decía él: a punta de lápiz, con simples sumas y restas, aunque tenía un tenedor de libros.
Armando
5/6/20 22:23
Ejemplo de esta política para su desarrollo la aplico Japón después de la 2da guerra mundial ,con la cual quedó devastada su economia,es un país sin grandes recursos ,pero supieron sobreponerse utilizando su gran capital humano,inteligente y capacitado, repito inteligente y capacitado para traer tecnologías que no tenían que comprar y las cuales posteriormente mejoraban,hoy la base de su desarrollo continua en esa senda, la organización y educación de su población en el reciclaje es propio de su indiosincracia. El capital humano en nuestro pais,esta desvirtuando de su desarrollo a pesar de tener un sistema social donde es posible identificar esa fuerza inteligente y capacitada probada por sus aportes al desarrollo del pais,en ellos llevan la modestia ,el desinterés los grandes valores, pero en este país, cuando tu pregunta en muchas entidades o ministerios donde se gastan recursos importados que se pueden reciclar, racionalizar o reciclar ,la mayor debilidad esta en el directivo en muchas ocasiones sin meritos personales en su especialidad.Hoy el mérito al estar secuestrado por estos individuos es imposible que los más capacitados sean aprovechados por la Sociedad,mientras los mediocres continúen ocupando posiciones inmerecidas, el movimiento de la rueda de nuestro desarrollo será cada día más lento.Confiar en los más capacitados y patriotas ,así nos abriremos al mundo.
Mimisma
29/5/20 13:34
Exacto, yo me pregunto de donde salieron las ciento y picos bolsas de cemento del reportaje de ayer de la relevisión, la madera preciosa y todo el arsenal que ese señor tenía en su casa, nada es solo seguir la soga.
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