Las Cartas

Mucho se han desarrollado las tecnologías de comunicación desde aquellos días del siglo pasado en que los Fórmula V popularizaron en Cuba la melodía “Vuelve a casa” (1968): Una carta voy a escribir y quisiera no llorar,/ pues recuerdo cosas de ti que jamás podré olvidar./ Una cosa quiero de ti, mi amor, oh yeeah, mi amor,/ que regreses a casa junto a mí./ Piensa un poco en el pasado y recuerda todo aquello./ Esas cosas, esos sueños que jamás se irán de mí./ Mire no sé qué motivo tuviste para dejarme./ Quizá yo me haya portado mal/ pero por favor vuelve ahora conmigo/ pues necesito tenerte otra vez junto a mí…

Precisamente cuando esa canción estaba de moda, alguien, cuyo segundo nombres es María, rompía relaciones con su novio (cuya identidad resguardo) que había marchado a estudiar a miles de kilómetros de distancia, becado en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Demoraban tanto las cartas, que una vez enviada la declaración de ruptura del noviazgo, las desactualizadas misivas de respuesta, llenas de expresiones de amor, continuaban llegando desde Moscú a la capital de la Mayor de las Antillas, La Habana, hasta que enterado de la ruptura, las últimas hacían reclamos como en la canción del grupo madrileño de pop español.

Tantas epístolas crearon confusiones en un pretendiente que, atónito, contempló cómo la joven se paseaba con otro novio, mientras él no la cortejó por creer que estaba comprometida con alguien que estudiaba en el extranjero.

Después de los desencuentros, 46 años después, el reencuentro de aquellos jóvenes, ahora sexagenarios, no fue a través de cartas mediante el correo postal, sino que las confesiones mutuas y el cortejo sucedió en el ciberespacio ¡a través del chat de Facebook!

Conectada a la red social desde Venezuela descubrió un día al excondiscípulo ubicado en Cuba, y entonces retornaron los Fórmula V, pero esta vez con fragmentos de “Busca un amor”: La gente cambia, y la ilusión también./ Y los colores, que tiene el nuevo día,/son diferentes, según vivas tu vida./ Palabras blancas y besos olvidados,/ nuevas promesas, labios no quemados./ Yo busco amor. Tú buscas otra vida./ Mis ojos lloran, mis manos te acarician./ Busca un amor, para tu vida./ Vive tu vida, para el amor...

Ella retornó a la Mayor de las Antillas. Se encontraron y juntos viven felices. ¿Quién dijo que las redes sociales no son para los de la tercera edad?