Cambié el tema de esta nota cuando me mostraron una filmación en la que un maestro enseña a un niño a conjugar: yo busco, tu buscas, él... ¿y él...? Ante el silencio del alumno, el profesor le pregunta: ¿qué hace él? a lo cual el pequeño responde con toda naturalidad: él se esconde.
Muy bien puesto el título del video: “Paciencia”, que muestra varias situaciones como esas en las que un chiquitín hace perder la paciencia a los adultos con tales respuestas; no obstante, hay situaciones que pueden provocar más exasperaciones: cuando el turno de preguntar le corresponde al de edad infantil.
Si se pregunta cuál o cuáles fueron las causas del rebrote de la COVID-19, cuando las cifras demostraban estar en los mejores momentos del control, el impulso inicial es señalar la irresponsabilidad y las indisciplinas que llevaron a incumplir medidas sanitarias. Ante tal respuesta pudiéramos creer que bastaría con evitar irresponsabilidades e indisciplinas, para lo cual se apela a recursos como usar las fuerzas del orden y aplicar sanciones o métodos persuasivos y educativos.
Innumerable se hace la lista de lo que se nos puede ocurrir para que una minoría de irresponsables e indisciplinados no vuelva a echar por tierra todo lo conseguido por las mayorías a costa de sacrificios y esfuerzos para cambiar hábitos milenarios.
A lo niño, cabría razonar: si la causa de perder terreno en el enfrentamiento a la propagación del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 fue la irresponsabilidad y las indisciplinas, ¿cuál o cuáles son las causas de la irresponsabilidad y las indisciplinas?
Si hallamos las respuestas correctas a la interrogante estaremos avanzando con acierto en el camino de solucionar problemas que no son solo de índole sanitario, sino también de un alcance mayor y han estado provocando otros males desde hace bastante tiempo.
También importa mucho contestar adecuadamente las preguntas, porque la COVID-19 no será la última ni tampoco la peor de las pandemias, pero ser responsables y disciplinados puede evitar enfermedades menores que no por ser de baja magnitud deben desestimarse.
Actuar con responsabilidad y lavarse o desinfectarse las manos impide en buena medida que padezcamos parásitos como las amebas o las giardias, y ser disciplinados y mantener las distancia física, evitará el contacto con algún enfermo y, por ende, el contagio.
Es más frecuente que un niño buscando causas pregunte ¿cuál es la causa de esa causa? Hay que pensar en lo insuficiente de actuar sobre sus efectos o consecuencias, y tampoco se trata de reducir la atención a personas, sino de trabajar sobre cada una de las causas que encontremos, sobre todo las decisivas.
Gilberto
4/9/20 14:34
La causa fundamental ha sido la falta de exigencia, crónica a mi juicio,sobre muchos aspectos de nuestra sociedad.Existe un clima de impunidad ante comportamientos contrarios a las normas profundamente enraizados que no se combaten debidamente y solo se le da prioridad al aspecto político. La ausencia de información sobre estos ,sus consecuencias y penalidades,hace pensar que es normal ,por ejemplo,fumar en una Guagua,en una cola o en una oficina estatal de servicios a la población o la ingestión de bebidas alcohólicas en el transporte .No basta con carteles.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.