Cuando pululaban los filmes norteamericanos en los cines cubanos, hubo uno cuyo título, al cabo de más de medio siglo, no recuerdo, como mismo he olvidado los detalles, salvo el de que había muchos tiroteos, patadas y piñazos que los niños del barrio decían que eran de mulos, una manera de la época para referirse a la fuerza con que se propinaban, aunque los receptores de los golpes no se caían ni a las armas se le agotaban las balas.
Resulta que el malo de la película, antes de darle la paliza al bueno, lo saludó ceremoniosamente, le preguntó cómo estaba y le dijo que no era nada personal. Y cuando lo dejó moribundo en el suelo, antes de darle el tiro de gracia, con los más finos modales, le pidió disculpas porque tenía necesidad de interrumpirle el curso de su vida.
Hoy, avanzados los 15 primeros años del siglo XXI, cuando aquella “caballerosidad” del personaje negativo de la cinta debiera ser práctica cotidiana, no para matar ni robar, sino en el empeño de continuar consiguiendo los descomunales logros que pocos niegan, aunque los tapan con los maltratos que nos propinamos unos a otros en una magnitud tan generalizada que están pareciendo normales en la vida cubana.
Y claro que cualquier éxito queda invisibilizado con el yo maltrato, tu maltratas, él maltrata, nosotros maltratamos, vosotros maltratáis, ellos maltratan, todos nos maltratamos…
Hay muchas formas y vías para maltratar al prójimo, no es sólo la que puede existir dentro de la familia, o el de un género a otro, ni tampoco el de la explotación del hombre por el hombre en la más sutil de sus variantes, ocultas detrás de la plusvalía, cuya comprensión hoy dista de la necesaria en el mundo.
Los que leen este viernes y viven en Cuba, saben a cuáles maltratos se refiere este material, los que están fuera del país, o nacieron en otras naciones, tal vez ni siquiera conciban que un empleado que presta servicio en un establecimiento cualquiera, no atienda una llamada telefónica, o deje a un cliente esperando porque en vez de servirle, se ocupe de arreglarse las uñas o converse con alguna amistad.
La regla es maltratar y ser maltratado, la excepción, desde hace muchos años, es el trato correcto, cordial al paciente que acude a una unidad hospitalaria, o al hijo del médico que quiere comprar caramelos, o al vendedor que acude a ventilar una situación de su nieto en la escuela, o al maestro que necesita reparar un equipo electrodoméstico, o al mecánico que necesita extraerse un diente, o al estomatólogo que desea ser trasladado de su casa al centro de trabajo, o al chofer de ómnibus que…
En fin, se ha desatado una cadena de maltratos cuyos efectos son tan graves que ya pudieran calificarse de problemas de carácter ideológico y que si no reaccionamos y los resolvemos, podrían provocar consecuencias nefastas. ¿Cómo cortar esa cadena de maltratos? Si admitimos su existencia, y por lo menos reconocemos y premiamos a los que ahora son excepción, lo conversamos o debatimos cómo deshacer ese entuerto, ya habremos andado un buen trecho.
Eliodoro
25/11/15 8:03
ok, gracias chino, realmente estás tirando por el centro, creo que aquí se conjugan muchas cosas, además de la falta de ética, que parece esta última está muy cara y muchos que tienen la obligación de informarnos en diferentes servicios que debemos recibir no lo hacen de la mejor manera o no lo hacen, ojalá nunca tengas que ir a coger un turno o ya otorgado por el médico correspondiente tengas que ir a confirmarlo en una inmensa cola, aunque ya se supones está en la lista del mismo, pero nadie te informa cuando te toca entrar, claro el PLAN JABA es extraordinario y aunque pueden haber 30 en la lista esos que esperen y 30 que no están en la lista son los que entran, lamentablemente cada vez que tratan de organizar el Hospital "Arnaldo Milián Castro" generan un caos, te lo digo yo que lo estoy sufriendo muy a menudo.
un abrazo
Capitan Chucho Paniagua
19/11/15 20:17
Chang:
Me doy cuenta de que eres de Santa Clara y quizas esto no te importa, pero te quiero preguntar que crees esto de que los EUA (por lo menos Obama) quiere devolver Guantanamo a Cuba? http://www.tiempo21.cu/2015/11/19/obama-reitera-decision-de-cerrar-carcel-en-base-naval-de-guantanamo/
En mi opinion creo que se debe hacer, pero te aseguro que esto no ocurre hasta la MUERTE de Fidel. Cuando estire la pata, se devuelve el dia siguiente!
Que crees tu?
Capitan Chucho Paniagua
Capitan Chucho Paniagua
19/11/15 9:30
Chang:
Hace DIAS que no vienes por aqui! Te ha afectado el problema con NAUTA o ETECSA? Esperamos que se resuelvan pronto!
Capitan Chucho Paniagua
Nor1
19/11/15 9:29
pienso que es cierta la frase de que "en tiempo de necesidades el ser humano exterioriza lo peor de su naturaleza". esto lo he visto in crescendo a partir de periodo especial en el 90 y los ciclones michel, paloma y gustav que son los que he visto mas de cerca. las personas acumulan presion con las abrumadoras necesidades diarias y cuando el nivel anda siempre por las nubes pues la sociedad en su conjunto se vuelve una caldera a punto de estallar. en la medida que se resuelva esto quizas las cosas vuelvan a la normalidad. de otra manera se puede hacer todo el trabajo politico o de conciencia que solo será catarsis momentanea. muchas gracias.
Presidente
14/11/15 19:40
Profesor Chag, el tema de hoy, tiene muchas aristas por donde cortar, desde mi posición y análisis particular, lo concentro en una cualidad indispensable que debe tener el humano y es el "sentido de la ética", sí mi amigo, sin esta, no podemos lograr actuar con transparencia desde cualquier puesto laboral hasta cualquier responsabilidad de dirección asignada: para ello siempe debe caracterizarnos nuestra responsabilidad y el deber para con el prójimo... en nuestra Cuba de hoy convivimos con tantos males que ya nos parecen comunes y hasta nos cansamos de comentarlos y enfrentarlos: el futuro depende de nosotros para que se generen los cambios para el bien de la sociedad. Te dejo un relato para la reflexión: Un gran maestro y un guardián compartían la administración de un monasterio zen. Cierto día el guardián murió, y había que sustituirlo. El gran maestro reunió a todos sus discípulos para escoger a quien tendría ese honor. “Voy a presentarles un problema —dijo—. Aquel que lo resuelva primero será el nuevo guardián del templo”. Trajo al centro de la sala un banco, puso sobre este un enorme y hermoso florero de porcelana con una hermosa rosa roja y señaló: “Este es el problema”. Los discípulos contemplaban perplejos lo que veían: los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y elegancia de la flor... ¿Qué representaba aquello? ¿Qué hacer? ¿Cuál era el enigma? Todos estaban paralizados. Después de algunos minutos, un alumno se levantó, miró al maestro y a los demás discípulos, caminó hacia el vaso con determinación y lo tiró al suelo. “Usted es el nuevo guardián —le dijo el gran maestro, y explicó—: Yo fui muy claro, les dije que estaban delante de un problema. No importa qué tan bellos y fascinantes sean, los problemas tienen que ser resueltos. Puede tratarse de un vaso de porcelana muy raro, un bello amor que ya no tiene sentido, un camino que debemos abandonar pero que insistimos en recorrer porque nos trae comodidades. Sólo existe una forma de lidiar con los problemas: atacarlos de frente. En esos momentos no podemos tener piedad, ni dejarnos tentar por el lado fascinante que cualquier conflicto lleva consigo”. Los problemas tienen un raro efecto sobre la mayoría de nosotros: nos gusta contemplarlos, analizarlos, darles vuelta, comentarlos... Sucede con frecuencia que comparamos nuestros problemas con los de los demás y decimos: “Su problema no es nada... ¡espere a que le cuente el mío!” Se ha dado en llamar “parálisis por análisis” a este proceso de contemplación e inacción. ¿Y la solución? Si amigo Chang… esto es lo que nos está pasando. saludos
Arístides
14/11/15 10:22
Amigo Arnaldo, como nos decía Consuelito Vidal a poco del triunfo de enero del 59 como parte de una mención comercial, algo que supusimos todos que tenía que ver con la situación que se estaba viviendo en aquellos grises últimos días de la dictadura de aquel fulano que padecimos: HAY QUE TENER FE, QUE TODO LLEGA. Y hay que confiar en que llegará el feliz y tan esperado momento en que las cosas cambien para BIEN, porque alguien, con la manga al codo, le ponga coto de verdad a todo lo que ahora estamos sufriendo de parte de nuestros propios compatriotas.
Cuando nos llegue la primera queja ¡si llegara! de alguna dependencia estatal, de cualquier índole que sea de la que depende el bienestar y la felicidad del pueblo, quejándose que sus usuarios no recogen a tiempo los documentos que solicitan, o los permisos, autorizaciones y patentes, o los equipos que han dejado para reparar, que dejan vencer el tiempo de garantía de lo que con tanto sacrificio han adquirido, o que no recogen el crédito bancario otorgado para construir o reparar la casa que se les está cayendo arriba, y muchos otros etcéteras, entonces será que “al parecer”, todas esas abusivas actitudes que ahora, y desde hace rato, son producto de quejas, sufrimientos, y desencantos, a todo nivel y en cualquier lugar del territorio nacional, han comenzado a dejar de ser. Como si se virara la tortilla que muy buena falta hace.
Arístides
13/11/15 22:09
Concho, amigo Chang, el que alguien resida en el exterior no quiere decir que no conozca de los maltratos a todos los niveles que padece y sufre el noble pueblo cubano. Ese mismo que montado a lomo de caimán, tiene que enfrentar día a día, desde que abre los ojos hasta que pone su cabecita en la almohada deseando descansar, una serie de maltratos que lo frustra y le hace pensar, como pienso yo desde lejos habiendo “disfrutado” 35 años de todo como cualquier hijo de vecino, sabiendo de primera mano o hasta imaginando, la que pasan mis tantos seres muy queridos que comparten ese suelo que creemos pudiera ser el mejor, y donde inconcebiblemente sobreviven imponiéndose a las adversidades, sin muchas esperanzas, pero pensando que “no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista”. Y frustra más el que todo nos hace pensar en que: o no hay forma humana de poner coto a tanto abuso, o los que debían enfrentar esa tan sumamente necesaria tarea, están demasiado ocupados haciendo ni sé qué, o simplemente, les importa un pito.
marlene
13/11/15 14:53
BUENAS, TARDES ARTURO USTED TIENE TODA LA RAZON CON SU COMENTARIO PUES SI HAY MUCHO MALTRATO EN MUCHAS ENTIDADES EN TIENDAS RECAUDADORAS DE DIVISA ES EL PRINCIPAL MALTRATO YA QUE USTED LLEGA AL MOSTRADOR Y NI SE INMUTAN LAS DEPENDIENTAS Y OTRO LUGAR LOS MERCADOS O SEA LAS PLACITAS ESE CARACTER PREPOTENTE DE LAS CAJERAS BUENO EN MUCHOS LUGARES AMIGO CHANG.
Arnaldo
13/11/15 12:30
Eso tiene una explicación. La mayoría de esos maltratos se dan en los servicios, dígase mercados, oficinas de trámites, bancos, farmacias, hospitales, transporte…., el maltrato ha adquirido proporciones tiránicas al extremo de que te sientes aplastado y lo que sí es extraño es que te traten bien.
La raíz de todo eso se puede encerrar en una frase “falta de compromiso con el trabajo” porque el trabajo (valga la redundancia) no es la fuente principal del sustento de esos empleados públicos, dependientes, funcionarios y otros. Por eso ven al cliente como una pesada carga o como una obligación indeseable y lo maltratan.
¿Las causas? Muchas son las causas y se han analizado, pero el maltrato parece que es otro gato para el que no tenemos talla de cascabel.
Ojalá y salga este comentario, porque el que envié al de las Cosas del Orinoco no salió, se ha complicado bastante el mecanismo de los comentarios. ¿No quieren que comente? ¿Será otro maltrato?
Armando
13/11/15 9:52
Buenos días y muchas gracias Arturo por tu comentario. La verdad es que yo realmente no sé cómo va a parar esto, o por lo menos a revertir su tendencia. Y aunque uno realmente no debería preocuparse por nada (mas bien ocuparse) sí tengo muchas reservas sobre qué tipo de sociedad van a enfrentar mis hijos (tengo dos). Es REALMENTE repugnante ver la involución que en la mayoría de sus aspectos ha tomado la sociedad en que vivimos, y no solo me refiero al maltrato. Por lo menos haz hecho algo al escribir sobre el tema. Creo que actuando de diferente manera (correctamente) por lo menos se necesitarían tres generaciones de cubanos para que vuelva a la normalidad este tema del civismo, valores, ética, moral, principios y, en general, todos los aspectos que componen una sociedad civil.
SAPHI
13/11/15 9:41
Tiene toda la razon.
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